Capítulo 3. El concierto.

5.4K 407 54
                                    

Le doy el último retoque de maquillaje a Martina. Debo admitir que el curso de maquillaje que ella me hizo tomar no fue tan inútil como creí.

—Tienes que estar perfecta —digo arreglando su cabello.

—En el fondo te estás vengando por lo que tardé arreglándote.

—Me diste un calambre en la nalga y no, no es mi venganza —digo poniéndome los tacones— Es porque después del concierto, cuando tu novio te recoja, vas a tener que agradecerle a Ulises por el par de entradas que consiguió, y bueno...

—No soy un objeto sexual, idiota.

—Claro que no lo eres, Martina —digo con obviedad— Al menos no hasta después del concierto.

—¿Qué dices, Sabrina? ¿Que estás loca e inapropiadamente enamorada de tu jefa?, lo sé Sabrina...

—Eres una idiota —sigo riendo.

Tomo mi bolso, nos despedimos de los padres de Martina y nos subimos al auto. Martina va manejando, por primera vez no enciendo el radio. No sé porqué. Tengo miedo de que suene alguna canción de Ela. Nunca he escuchado alguna canción de ella, y prefiero escucharla en el concierto para no esperar algo en el concierto.

—Martina, ¿crees que tres años de diferencia son muchos?

—¿Tu jefa tiene 23? Wow, es la primer pista que me das de ella. A ver —Martina se muerde el labio y entrecierra loa ojos— Es demasiado joven para ser tu jefa y demasiado vieja para ser tu novia.

—Oh —susurro desanimada.

—No es cierto. No creo que para el amor haya edad. Si la amas ya está.

—No la amo —la corrijo en seguida— Solo, me gusta.

—Ok. Si te gusta ¿por qué te importa su edad?

—Porque es ilegal.

Martina frena en seco y hace que me incline bruscamente hacia adelante. El auto de atrás toca el claxon por un largo tiempo. Sumando tensión a la atmósfera.

—¡Martina!

—¡Sabrina! No puedes meterte con una menor de edad.

—Avanza —le pido viendo que se aproximan autos por atrás.

—¡Podrías terminar en la cárcel! Es lo más estúpido que podrías hacer. De todas las estupideces que puedes intentar, Sabrina. ¡Esto es peor que lo del auto! ¿por qué siempre quieres ir contra la ley?

—Ya, relájate. Igual, no creo que vayamos a tener algo.

—¡Ni siquiera lo consideres! —Martina se detiene en un semáforo y me mira— ¡Promételo!

—Te lo prometo —digo volviendo mi mirada al frente.

Es momento de darse por vencida. Debo dejar de pensar en ella.

Saco mi celular y juego un juego que trata de pintar los cuadros de una imagen de diferentes colores. Puede sonar estúpido pero me distrae. Recibo un mensaje de un número desconocido que dice.

Número desconocido.
¿Qué clase de música te gusta?
Ayer olvidé preguntarte.

16:38

Entro a WhatsApp. Debe ser Ela. Veo la foto de perfil, es un simple fondo gris.

Siento el revoloteo en mi estómago. ¡Joder! Tiene mi número. No puedo controlar mis emociones. Y aún con todo el estrés que debe tener estando a minutos de su concierto, se tomó el tiempo de escribirme.

Grítalo en silencioWhere stories live. Discover now