Capítulo 20. Obstáculos Del Camino.

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Ela reacciona con rapidez y toma mi cabello para evitar que se ensucie, escucho las quejas de Camila mientras yo no me preocupo por dejar de ensuciarla, se merece eso y más.

—¿Estás bien, Sabrina? ¿Qué hacen ustedes acá afuera? —Martina llegó a nuestro lado preocupada cuando había terminado de vomitar.

—No estoy bien, tu supuesta amiga es una perra loca —le digo con dificultad, me costaba mantenerme de pie porqué todo a mi al rededor estaba dando vueltas así que me agarré de Martina. Ella saca un pañuelo de la nada y me limpia el rostro.

—¿Qué hiciste, Camila? —le reclama mi amiga que me cree de buenas a primeras como si no estuviera borracha.

Volteo para ver a Ela, está viendo a Camila con odio, sus manos están en forma de puños y toda ella me dice que quiere matar a Camila.

—Deberíamos matarla y solucionar todo este rollo —intento calmar la tensión, pero la mirada fulminante que me da Ela de reojo me dice que no estoy ayudando.

—¿Estás sobria, Martina? —el tono de voz de Ela me puso los pelos de punta.

—Eh..., ¿Yo? —los nervios de Martina le jugaron una mala pasada— No, digo, sí, solo me he tomado una cerveza y estoy algo prendida...

—Ok —la cortó Ela que no dejaba de mirar a Camila— Por favor quédate con Sabrina.

—Yo la cuidaré, no te preocupes.

Ela le susurra algo a Camila que no logro entender y empiezan a caminar hacia el lado contrario, Martina me mira confundida, y yo no sé qué hacer. Ela está furiosa y le va mejor meditando sus sentimientos por su cuenta. Pero esa chica acaba de poner a Ela sobre la espada y la pared, y también ha puesto toda muestra relación en una cuerda floja.

—¡Ey! —le gritó cuando se está subiendo al auto de Teo— ¡Oye!

Es demasiado tarde, se ha subido al auto junto a Camila, ella me da una última mirada antes de que el auto desaparezca de mi vista.

—¿Qué pasó? —pregunta Martina abrazándome.

—Es una completa zorra.

(...)

No tengo ni la menor idea de cómo he terminado en mi cama con un desorden desproporcionado, me levanto de inmediato a ver mi celular a la espera de un mensaje de Ela, no hay absolutamente nada. Escribo un simple "Hola" y no soy capaz de enviarlo, no estoy lista para saber lo que ha decidido. Me levanto de la cama sin ganas para ver a Ulises y a Martina terminado de limpiar el desorden de anoche.

—Buenos días, dormilona —me saluda Ulises— Tu mejor amiga me ha obligado a limpiar tu casa, deberías amarla.

—Ya lo hago —respondo sin ánimos.

—Bebé, deberías limpiar afuera —Martina le lanza su indirecta muy directa y Ulises levanta las manos al aire.

—Entiendo. Voy a comprar el desayuno y esperaré hasta que me avisen que han terminados su charla para traerlo —Ulises se despide de Martina y me besa la mejilla antes de irse, en la puerta se encuentra con nada más y nada menos que Scarlett.

—Disculpa, guapo —dice Scar pasándolo— ¡He regresado! Los seguidores de Scabri están ansiosos por... —Scar se calla al ver muestras caras de pocos amigos— ¿Es un mal momento?

—Buena suerte, chicas —se despide Ulises y yo suelto un gruñido.

—Me voy a morir —dramaticé tirándome al suelo.

(...)

Cuando termino de contarle todo lo que pasó a Scar y a Martina, y después de que ambas soltaran insultos hacia Camila, me dieron un par de consejos.

Grítalo en silencioOnde histórias criam vida. Descubra agora