ʜᴇᴀʀᴛʙᴇᴀᴛs ᴏғ ᴀɴ ᴀɴɢᴇʟ; ʜᴡᴀɴɢ ʜʏᴜɴᴊɪɴ

ᴏɴᴄᴇ

ᴀɴɢᴇʟ

ᴄᴏʀᴇᴀ ᴅᴇʟ sᴜʀ.

Era fin de semana ya. Los chicos tenían entrenamientos porque tenían planeado una nueva presentación a finales de este mes.
Mis abuelos vinieron hace unas horas a visitarme y a darme comida recién hecha. Vimos la televisión un rato hasta que al final tuvieron que regresarse otra vez.

El clima era agradable. No era caluroso ni fresco, era perfecto como para salir a dar un paseo, pero no sabía a dónde ir, no quería interrumpir a los chicos y sus juegos de skate. Incluso Minho ya está devuelta porque su tobillo se recuperó después de todo.

Al poco rato de estar acostada en mi cama boca arriba y en ropa interior solamente, escuché el timbre de la casa sonar.
Me levanté enseguida de un brinco y grité cuando iba por el pasillo principal, un escandaloso y agudo ¡voy!

Miré antes de abrir. Me sorprendí al ver la rubia cabellera del chico ahí, este estaba viendo sus pies como si estuviera desesperado por verme, por lo que corrí devuelta a mi cuarto y como pude me vestí.

— ¡Hola!— sonreí al instante en que abrí la puerta y lo notaba ahí aún parado, con sus manos en los bolsillos de su gran sudadera color gris — Pa-Pasa.— me hice a un lado y este solo asintió para caminar muy despacio por mi lado.

— Lamento venir tan de repente, solo que-— giró a verme — No tengo tu número y no sabía tampoco el de los chicos.— susurró avergonzado. Tal vez pensó que era tonto no tener contacto cuando ya llevamos días conviviendo entre sí.

Negué con una sonrisa pequeña y agitando mis manos para despreocuparlo un poco — No te preocupes, no estaba haciendo nada en realidad— me acerqué solo un par de pasos — Pero exactamente ¿a qué viniste?— ladeé mi cabeza esperando su respuesta.

Hyunjin se quedó un momento callado, después comenzó a desviar su mirada por cada rincón de la sala, como sino supiera que responder, hasta que por fin asintió entusiasmado — ¡Quería preguntarte algunas cosas!— sonrió haciendo que yo solo me confundiera más que por su visita repentina — ¿Tienes tiempo de hablar? Podemos salir a comer algo o-

— No digas más— alcé mis manos para después tomar las llaves de mi casa y las metí en el bolsillo del pantalón — Llevo rato queriendo salir pero no sabía a donde ni con quien.— caminé hacia la salida y pronto escuché los adorables pasos rápidos del rubio por detrás de mí.

La verdad es que ni siquiera sabíamos a donde íbamos. Al final solo nos quedamos caminando por las calles de manera tranquila, uno al lado del otro.

— ¿Qué era lo que querías preguntar?— miré a mi costado y noté que estaba viendo a todos puntos posibles de la zona en donde estábamos — ¿Hyunjin?— toqué dos veces su hombro con mi dedo y entonces este se sobresaltó un poco, para terminar viéndome.

Asintió enseguida para tomarme de la muñeca y jalarme hacia una pequeña banca en medio de las aceras. Nos sentamos y nos miramos, esperando a que este mismo continuara hablando.

— Quería preguntarte-— aclaró su voz — ¿Minho y tú ya son novios?— sonrió de lado — Ayer se veían muy unidos— negó rápidamente con su cabeza — No lo malentiendas, eso es bueno, muchos dicen que tener a alguien de esa manera, te llena por un tiempo de mucha felicidad. Eso puede ayudarte demasiado, Min.

Negué lentamente con mi cabeza — No somos más que amigos.— bajé el tono de mi voz al pensar en que el pelinegro ayer me dejó en claro eso y dudo que algún día me vea de otra manera.

— Pero...— desvió por unos segundos su mirada — Ambos irradian mucha química— me miró devuelta — ¿Tú no lo sientes? Pensé que sí, por tu manera de mirarlo, sonríes cuando lo miras, sé nota dema-

Reí bajito — Minho jamás me vería de esa manera ¿comprendes?— dejé caer mis hombros junto a un suspiro pesado — Soy idiota, no entiendo cuando sucedió. Solo somos amigos, solamente amigos— cerré mis ojos fuertemente.

Sentí su cálido tacto sobre mi mano derecha, por lo que lentamente abrí los ojos para mirar su expresión. Él tenía la vista gacha pero una sonrisa muy ligera y de pronto me miró.

— Minseo— tomó mi mano para alzarla a la par de la suya. Las puso juntas, las miramos unos segundos más, hasta que desvié mi mirada hacia su rostro, pero este estaba concentrado en ver nuestras palmas unidas — No te sientas presionada— su mirada chocó con la mía y entonces entrelazó nuestros dedos aún en la misma posición — Minho notará la gran chica que eres y cuanto amor tienes por dar.

Me sonrojé un poco — ¿Tengo amor por dar?— reí nerviosa y entonces Hyunjin bajó nuestras manos, pero aún siendo entrelazadas — ¿Cómo sabes eso? Ni siquiera yo lo sé, eso es imposible.

— ¿Piensas negarlo? Puedo notarlo en tus ojos. Quieres tener a alguien como él a tu lado— una sonrisa burlona se asomó por sus labios — Además... en una repisa de tu casa, hay muchos mangas románticos ¿jamás te has imaginado tener una historia parecida?— alzó su ceja haciendo que tratara de recordar sino los había guardado en mi habitación antes.

— Ay no— me quejé al recordar que los había puesto ahí para limpiar el escritorio de mi cuarto unos días antes y olvidé devolverlos a su lugar original — Pe-Pero no tiene nada que ver, solo los leo porque son interesantes— sonreí forzadamente y también un poco avergonzada por la manera en la que el rubio observaba con detenimiento.

Hyunjin no dijo nada, pero su sonrisa seguía ahí. Soltó un suspiro y decidí mirarlo esperando a que dijera algo más, pero solo estaba incomodándome un poco — Te invito a comer entonces— se levantó soltando como si nada mi mano y yo copié su acción unos segundos después — ¿Te gustan las hamburguesas? Creo que quiero comer una ¿Qué tal tú?— ladeó su cabeza un poco hacia la derecha y yo asentí encantada. Obvio que amaba las hamburguesas.

Mientras caminábamos hacia un lugar donde las vendieran, ya que obvio yo lo guiaba, sentí como si los dedos del rubio buscaran mi mano, pero simplemente me hice la tonta. Era gracioso como Hyunjin intentaba expresar su afecto, pero sabía que solo lo hacía porque era su trabajo hacerlo.
No era que no se lo agradeciera, pero nadie me había tratado antes igual y sentía que actuar de la misma forma, nos pondría en un punto crítico a ambos.

— Cuéntame ¿has tenido novia?— solté de la nada, pero ni siquiera me digné a verlo por lo sorpresiva que había sido aquella pregunta. Sentí como si en mi tono de antes se sintiera una pizca de celos, pero en realidad solo tenía pura curiosidad.

— No— susurró mientras miraba al frente. Tal vez no notó mi tono en la voz y mucho mejor, no quería pasar un momento incómodo otra vez por mi culpa — ¿Y tú?— me miró sonriendo tiernamente — ¿Has tenido pareja?— siguió viéndome por unos segundos más hasta que llegamos a aquel restaurante, pero yo solo negué con la cabeza y una sonrisa tímida también.