¿Qué pasaría si al salir de comprar un juego de realidad virtual, terminas despertando siendo uno de los personajes? Y para volver todo más extraño y difícil, resultas ser la villana de la trama.
Esto le paso a Chloe Portman, quien después de comp...
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Me mire al espejo y me sentí totalmente un idiota. Mi labio estaba partido, tenía roja la mejilla izquierda y estaba totalmente fuera de mi imagen de "chico tranquilo", había insultado e incluso golpee a una mujer.
Si es que le podemos llamar mujer a esa perra.
Ella acosaba desde hace ya un mes a mi hermana pequeña ¿Qué esperaba que hiciera? ¿Qué la tratara como si nada? estaba loca si pensaba que la gente actuaba así cuando lastiman a su familia. No voy a justificarme, pero no esperaba que lo que le dije la hicieran saltar sobre mi, más bien ni siquiera esperaba que alguien tan pequeño tuviera la fuerza suficiente como para derribarme y propinarme unos buenos puñetazos a la cara.
Y si que fueron buenos...
Me lavé la cara y salí del baño, para mañana estas heridas habrán sanado un poco, la mejilla dejaría de estar roja en unas horas y mi labio sanaría en unos tres más o menos. No podía dejar que mis padres o mi hermana me vieran así, por lo que tendría que pasar la noche afuera, pero debía avisar para que no se preocuparan.
Tomé una chaqueta de mi armario y salí de mi habitación, para después de agarrar algo de dinero, salir de la casa. Tome mi celular y le envié un mensaje a mi madre diciendo. "Me quedo en lo de un amigo. Vuelvo mañana, después del trabajo", su respuesta no tardo en llegar, fue un simple "Ok".
Mientras caminaba sin dirección alguna, pensé en esa pelea. Estaba seguro de que nunca antes había oído hablar de Haruki peleando a puños, la conocía desde hace ya unos tres años, íbamos a la misma secundaría. Después de todo una asiática de ojos celeste no pasaba para nada desapercibida, nunca hable con ella, pero si la observaba cuando caminábamos por el mismo pasillo, ella siempre se veía tranquila con una ligera sonrisa en el rostro, no parecía ser de las que te pueden partir el labio de un solo golpe.
Al final no hay que juzgar un libro por su portada...
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Mi cabeza era un lío. No quería morir, pero tampoco quería que el protagonista muriera y lo peor de todo es que no recuerdo quien fue la persona que apretó el gatillo en la novela. No importaba que tanto forzara mi mente, cuanto reparase mi libreta, esa era la única parte de toda la novela que no recordaba bien, sabía a que hora era, pero no en dónde ni cómo y mucho menos quien.
