¿Qué pasaría si al salir de comprar un juego de realidad virtual, terminas despertando siendo uno de los personajes? Y para volver todo más extraño y difícil, resultas ser la villana de la trama.
Esto le paso a Chloe Portman, quien después de comp...
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"-Deja de seguirme, Haruki. -demandó el niño frente a mi.
-Pero...mamá dijo que jugáramos juntos.-apreté contra mi pecho al oso de felpa que cargaba entre los brazos.
-Pero yo no quiero jugar contigo. -se cruzó de brazos y miró hacia otro lado. -Eres aburrida.
Mis ojos se nublaron y sentí algo cálido recorrer mis mejillas. El oso sirvió como pañuelo para las recientes lagrimas, no le respondí y me fui hacia donde estaban mis padres."
Abrí los ojos cuando el despertador sonó. Lo apague y me levanté arrastrando los pies hasta el baño, me miré al espejo con la esperanza de volver a ver mi cabello color caca y mis ojos comunes, pero me encontré con el mismo rostro de hace tres semanas. El rostro de Haruki Ishikawa.
-Mierda...-susurré y abrí el grifo dispuesta a lavarme la cara.
Hacía un frío que quemaba afuera, por lo que no me bañaría esta mañana. Me cepille los dientes y salí del baño a cambiarme. Minutos después de haberme despertado, la señora Ishikawa abrió suavemente la puerta, al verme ya levantada y vestida sonrió ligeramente. Seguramente estaba acostumbrada a despertarla.
-El desayuno ya esta listo. -habló suavemente.
-En seguida bajo. -le sonreí algo incomoda.
Todavía no me acostumbro a estar con ella.
Miré el celular, tenia dos mensajes de diferentes chats. Uno era de Mikaela, esta me decía que tuviera un hermoso día y que este fin de semana no me escapaba de salir con ella y Luan a beber y bailar. El otro mensaje era de Luan, diciendo lo mismo, pero agregando que pasaría a verme por la librería.
Realmente no quiero salir...
Me había negado los últimos tres fines de semana a salir con ellos, alegando que estaba cansada por el trabajo o que tenía el mes -aunque no fuera así-. La primeras veces no les importó mucho, pero ahora parece que no me dejaran escaparme esta vez.
Bajé las escaleras y me encontré con otro esplendido desayuno. Lo que más amaba desde que llegue, era este momento, el exquisito desayuno de la señora Ishikawa. En una de las sillas de la redonda mesa, se encontraba el esposo de esta, leyendo un periódico mientras bebía algo de café, al verme parada frente a la mesa, sonrió ampliamente como lo hacía cada mañana.
-Cielito. -me saludo sin perder la sonrisa. -Buenos días.
-Hola...-intenté sonreír.
Convivir con ellos no era difícil, lo era no saber como responder a sus diarias palabras de cariño. Ni siquiera me había atrevido a llamarlos "mamá" o "papá", después de todo no eran mis verdaderos padres y ellos solo me querían así porque era su hija a la cual ven.
