25-Promiscuo.

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-Le digo que estoy bien, tía. -sonreí tratando de calmar a la madre de Haruka. 

-Pero apenas saliste del hospital, no es necesario que trabajes. -insistió preocupada.

-Tiene razón hija. -la apoyo Hiroko la cual se encontraba en la parada frente a la puerta de entrada de la casa. 

Esta mañana cuando me levante dispuesta a irme a trabajar, la señora Ishikawa se paro frente a la puerta impidiéndome salir. Al ver que hacia caso omiso a sus intentos por hacerme "entrar en razón" llamo a la señora Natsuki y entre ambas insistían en que me quedara en casa. 

-Por favor, estoy bien. -dije e hice movimientos bruscos para intentar convencerlas. 

-No, me niego. -se cruzo de brazos Hiroko y miro a otro lado, negándose totalmente a ceder. 

-Ya déjenla ir mujeres. -apareció Yamato ya listo para ir a trabajar. -Ella prometió avisarme si no se sentía bien, y quiere hacer algo, déjenla salir. 

-Pero es que solo pasaron tres días desde que salió del hospital, yo creo que debería reposar. -insistió nerviosa Natsuki. 

-¿Reposar? -chasqueo la lengua negando con la cabeza. -Ni que fuera comida. 

-¡Yamato! -reprocho la asiática parada frente a la puerta. -¿No ves que es por el bien de nuestra hija?

-Ella dice que esta bien, mantenerla encerrada no sirve para nada. -se acerco a su esposa y beso su frente mientras acariciaba sus brazos. -Cariño, déjala salir. ¿No confías en tu hija?

La señora Ishikawa pareció pensárselo unos segundos y termino suspirando mientras dejaba libre la entrada. Al ver que había terminando cediendo sonreí ampliamente, bese su mejilla y salí junto a Yamato para que me llevara como siempre al trabajo. 

-Gracias papá. -le agradecí una vez estuve sentada en el asiento de copiloto. 

-Pero debes llamarme. -advirtió a lo que asentí. 

 

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Reencarne en un juego de realidad virtual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora