36. El momento

484 63 8
                                    

CAPÍTULO 36

ATHENEA

Una semana y media después del accidente de Alex ya le habían dado de alta, Missy, Gaby y yo vamos todos los días después de clases a su casa a hacerle compañía y ayudar en lo que podamos, la enfermera que los padres de Alex contrataron era muy eficiente, se llamaba Yia  y siempre estaba atenta, por las noches ella se iba y algunos de nuestros amigos venían a quedarse con Alex, a veces nosotras también.

Artor había aparecido dos días después del accidente de Alex, había pasado dos semanas en una playa nudista y por eso no lo habíamos visto, mañana sería su último día aquí y luego volvería a su universidad, él también fue por las mañanas a casa de Alex a pasar algo de tiempo con él, al parecer se han llevado muy bien.

Ahora mismo Gaby, Missy y yo nos encontrábamos en la cocina de la casa de Alex, Artor está en el departamento probablemente invernando, y Alex estaba en su habitación leyendo.

‐ Oye Ath, ¿aún no hablas con Eros? – la pregunta de Gaby me toma por sorpresa haciéndome levantar la vista de mi móvil.

Les había contado a las chicas sobre mi aceptación a mis sentimientos por Eros hace unos días, pero no volvimos a tocar el tema luego de eso, después de todo habían otros temas que tratar.

‐ Eh.. no, ¿sobre qué? –

‐ Sobre la oferta en papel sanitario, obviamente de tus sentimientos Ath, ¿de qué más? –

‐ Ah, pues no, no se ha presentado la oportunidad.

‐ Si quieres hacerlo, tú misma buscarás la oportunidad, tú harás que pase si eso quieres – interviene Missy.

‐ ¿Y por qué debo decírselo?, ni siquiera se si compartimos el sentimiento y lo que menos quiero es que sea incómodo vernos.

‐ Pues si no se lo dices no lo sabrás.

‐ Se nota a quilómetros que ambos se gustan, si eso es lo que te detiene, despreocúpate es obvio que también  siente lo mismo – opina Gaby y la miro aún desconfiada – es más, ve ahora

‐ ¿Ahora? – cuestioné alarmada, ¿por qué tan pronto?, no había ningún apuro.

‐ No hay por que dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, anda, Alex te presta su auto y de seguro Eros esta en su casa, no busques excusas y hazlo- insiste Gaby y al mirar a Missy sé que ella también está de acuerdo.

Solté un suspiro antes de levantarme, ellas tenían razón, después de todo ¿que es lo peor que puede pasar?.

Mejor no pienso en eso, hay muchas opciones.

Con las chicas alentándome a mi espalda, voy a pedirle a Alex su auto prestado y el acepta antes de fundirse en su lectura de nuevo, así que voy hasta la cochera a sacar el auto y conducir hasta la casa de Eros, estaba nerviosa, e incómoda, pero supongo que no gano nada solo escondiendo esto, así que luego de estar unos veinte minutos frente a la casa de Eros, tomo una última bocanada de aire antes de armarme de valor bajando del auto dirigiéndome a la entrada.

Siento las manos algo sudada cuando voy a tocar el timbre, pero justo antes de hacerlo un sonido me detiene dejándome congelada en mi lugar.

Era un gemido, un gemido de mujer.

Tragando saliva y sintiendo como mi corazón pendía de un hilo, acerque mi oído a la madera de la puerta donde los gemidos se hicieron más contundentes. Al girar mis ojo fueron directamente al vehículo rosa que hasta ahora me había dado cuenta estaba estacionado a solo unos metros del auto de Alex, no sabía que hacer, pero lo que tenía planeado hacer hace unos tres minutos, definitivamente no.

Código 87! ©️✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora