46. La verdad

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CAPÍTULO 46


ATHENEA


Cerré mis manos alrededor de la manija de mi maleta con fuerza al ver a mis padres, era el momento de irme, de volver a California y enfrentar aquello que decidí ignorar durante todo este tiempo que pasé con mi familia.

Tal y como sabía, ellos se encargaron de mantener mi mente en otras cosas, siendo una gran distracción para mi, a pesar de que no lo sepan.

Pero después de tantos días, llego el momento de irme, Hebe se fue ayer y mi hermano se irá esta noche, por lo que ahora el abrazar a mis padres para luego subir al auto lo alargue lo máximo posible.

No quería irme, por que sabia lo que me esperaba al volver, más no podía huir de ello por siempre, y al ver el aeropuerto frente a mi cuando mi hermano detiene el auto, se que debo continuar.

Me despido de Artor quien me desea un buen viaje y yo le deseo lo mismo en el suyo esta noche. Paso por el proceso de revisión antes de subir al avión, y una vez arribó, mi mente comienza a rememorarlo todo, todo aquello que e ignorado estos días.

No sé cómo lo había logrado, pero en estos días fue como si hubiera puesto en pausa mi tristeza, como si mi mente decidiera simplemente ignorarlo, y lo agradecía, así pude disfrutar de la compañía de mi familia de nuevo.

Más ahora sabía que ya no podría, lo debería enfrentar así no quiera, pues huir no es la solución de los problemas.

Apenas había salido de viaje aquella noche, apagué mi móvil y no volví a entenderlo hasta ahora, y ciertamente no planeo hacerlo hasta estar en California, en el  departamento.

Simplemente quería seguir haciendo lo que hice estos días, solo por un tiempo más.

Irónico realmente, acabo de decir que huir de los problemas no es la solución y que debía enfrentarlos, y a la vez me niego a simplemente prender el móvil, pero eso no es huir, pues planeo hacerlo, quizás no en el preciso momento pero cuando me encuentre en el lugar, lo haré.

En otro intento de no pensar en ello y alargar solo un poco más lo inevitable, es decir el hecho de pensar en ello, cierro mis ojos quedando dormida por el resto del trayecto que queda hasta llegar a California.

— Señorita, señorita – cuando intento conectar con la vida, mi vista recae primero en una de las azafatas que se encuentra parada a mi lado con una sonrisa amable – siento despertarla, pero ya estamos por aterrizar, por favor colóquese el cinturón de nuevo y prepárese para el aterrizaje.

Asiento a sus instrucciones antes de enderezar la espalda haciendo que algunos huesos me crujan, definitivamente quede dormida varias horas.

En cuanto nos acercamos cada vez más al suelo, mi ansiedad no hace más que aumentar al igual que mis ganas de tomar el próximo avión y volver a España.

Más desisto de la idea mientras bajo del avión yendo en busca de mis maletas con toda la lentitud posible, ciertamente no quería volver, prefería y prefiero quedarme con mis padres a hacerle frente a todo, pero era algo que en algún momento debía hacer, y no había vuelta atrás así que por más que intente retenerlo más tiempo, ya no pude fingir no ver mi maleta aunque ya había visto claramente como pasaba frente a mi tres veces por la cinta transportadora, así que la tomé y me dirigí a la salida subiendo al cuarto taxi que se me apareció, pues los otros tres se los cedi a otras personas que parecían más apresuradas por irse que yo.

Golpee mi cabeza con el asiento frente  a mi cuando noté que ya estaba por llegar al departamento, no quería hablar con las chicas y explicarles todo, pues sabía que no lo dejarían pasar puesto que no me despedí debidamente, y desaparecí de la nada

A pesar de que el taxista se veía bastante cómodo y no parecía molestarle en lo absoluto esperar a que se me ocurra bajar, decidí bajarme de todos modos y él me ayudó a bajar mi maleta y luego retirarse con su pago.

Suspirando subí perezosamente hasta mi piso, y una vez frente a la puerta solo pensaba en irme a pasar la noche en un hotel.

Aún así abrí la puerta y ingresé sintiendo el absoluto silencio en la estancia, lo que me hace creer que no hay nadie, más desisto de mi buena suerte cuando casi se me sale el corazón del susto mientras pasaba hasta mi habitación perro en el camino tuve que pasar frente al umbral de la cocina y me encuentro a mis amigas sentadas como si fuesen asesinos en serie en la cocina mientras yo intentaba que el alma me vuelva al cuerpo.

— Hasta que al fin llegas – recrimina Missy y yo dejo mi maleta mientras avanzo con la mano en el pecho.

— Pues casi me voy pero para siempre con ese susto – intento bromear pero al parecer a ninguna le hace gracia mientras me siento en uno de los taburetes, pues lo que sus rostros me dejan ver, no creo que sea momento para un abrazo de bienvenida – feliz navidad- intento crear una conversación que tape el incómodo silencio.

— Hubiese sido más emotivo que lo dijeras en la fecha.

— Me quedé sin móvil.

— Pues podías habernos ahorrado el susto llamándonos desde el móvil de tu madre, Hebe o Artor.

Suspiré al saber que no importará que excusas me inventara, no las satisfaría, ellas parecían oler la verdad.

— ¿Por qué no nos dices la verdad?, ¿por qué te fuiste tan de repente? – pide Gaby al ver como me dejo de bromas y simplemente guardo silencio.

— Quería estar sola, quería largarme y tome el vuelo más próximo, fin - hablé con la verdad aunque mi voz salió  tan cortante que yo misma me sorprendí, y por sus rostros a ellas también les sorprendió mi tono.

— Oye, solo queremos ayudar, sabes que no te jugaremos Ath, solo queremos ayudar – Missy me observa con más calma cuando ven que me cierro.

— Pues ya no la necesito, estoy bien así.

— No, no es verdad, sabes que puedes contarnos.

— Estábamos preocupadas, todos en la fiesta te buscamos como locos cuando notamos tu ausencia y no supimos nada hasta mucho después, y no por ti precisamente.

— Pues lo siento, me quedé sin batería cuando subí al avión.

— Sabemos que no te fuiste por que si, ¿qué te molesto tanto?

— Que fui idiota y no quería arruinarle la noche a ustedes ni a los demás, así que simplemente me fui, no tenían por qué preocuparse tanto – hablé algo exasperado por la situación, no quería hablar de ello, solo quería algo de espacio, no les pedía nada  tan difícil.

— Claro que si Ath, nos importas, por eso queremos saber que te sucedió, solo para ayudar.

— ¿Te hicieron daño, Ath? – habla algo más cautelosa Missy, con una mirada preocupada al pensar otras cosas

— Simplemente que malinterprete todo con el maldito chico que me gusta, y no quiero hablar, ni ver ni saber nada de él, ¿contentas?

— ¿De Eros? – ambas hablan sorprendidas y yo solo quiero ir y encerrarme

— Pero si.. Eros era quien te busco con más desesperación que todos nosotros – la confesión de Missy me incomoda, de alguna manera

— Pues quizás era solo por que Temía que me fuera con otro y él se quedara sin su diversión de la noche – ambas me miran confundidas por mis palabras, luego Gaby abre los ojos con sorpresa.

— ¿Tú los escuchaste cuando ibas al baño, verdad? – su voz sonaba más a una afirmación que una pregunta aún así, asentí  ahora siendo yo la confundida

— Si, y no quiero hablar más del asunto – a pesar de que me causaba curiosidad la intuición de Gaby y como llego a esa conclusión, solo quería terminar con aquella conversación.

Cuando vieron que me levantaba para irme, Gaby se apresuró a detenerme.

— ¡no Ath espera! – la miré con confusión cuando saco rápidamente su móvil – mira esto y luego habla.

Quise refutar más calle cuando puso un video frente a mis ojos del día de la fiesta, era de Eros y los chicos, y sentí mi corazón apretarse, y aún más después de las palabras e imágenes reproducidas.

Cada palabra salida de los labios  de Eros dolía, más mi corazón se  aceleró ante los últimos segundos de clip.

Oye bro estás bien ? – preguntó Alex con algo de arrepentimiento.

- No me gusta - todos sueltan un bufido ante la negativa de Eros- La amo –

Mi corazón se acelera ante la confesión dada, mi garganta se seca al ver los demás segundos donde lo reafirma, y mi mente se vuelve un caos en cuestión de segundos.
No.. él, él fijo que no, el dijo que solo era un polvo, él no..

— ¿Ves?, está enamorado de ti Ath – niego con la cabeza al no encontrar mi voz cuando la voz de Gaby suena a lo lejano.

— No, él.. él no me..

— Oye Ath – siento las manos de Gaby sostenerme los hombros y mis ojos conectan con los suyos que me miran cálidos – yo lo presencié, él confesó que te ama, no se que dijo en tu presencia, pero te puedo jurar por que me llamo Gabriela, que él lo dijo con la mayor sinceridad del mundo.

Me senté de nuevo intentando buscar concentración, mi mente parecía negarse a lo que acababa de oír, y mi corazón se encontraba alocado, parecía estar en  shock, simplemente parecía que no terminaba de procesar aquella información.

Las chicas se mantuvieron a mi lado esperando que reaccione, y cuando ya me sentía al menos con la saliva suficiente para formular algunas cosas, comencé a hablarles de lo que yo  oí, de lo que hice, de todo.

Explicándoles la razón de mi huida repentina, pues intentaba que alguien me dijera algo, pues mi cerebro no parecía terminar de procesarlo.

El resto del tiempo, ambos se dispusieron a reafirmarse que era real, mientras yo como último método, me fui a acostar temprano tras comer algo, intentando buscar concentración, y ellas no re fufaron.

No dormí hasta que fue muy de noche, pues ya había dormido en el avión además de que mi mente era aún todo un lío como para permitirme dormir..

Las cosas cambiaban de un momento a otro tan repentino que daba miedo, y mi mente no parecía estar lista para ello..


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NOTE

* se va de nuevo a california *

Mentira, no

Nos leemos, literalmente en unos instantes.

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Chao.

Código 87! ©️✔Where stories live. Discover now