Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

07

Lethe

—¡Shafiq! —una voz ruda y cargada de ira, pronunció mi nombre a mis espaldas.

Todos paramos de reír, para poner nuestros ojos en el dueño del grito.

¿Malfoy?

Me levanté rápidamente y, cuando el estuvo lo suficientemente cerca, se paró frente a mi, con el ceño.

—Hola —murmuré desconcertada.

—Ven conmigo.

—¿Qué? —No dejó que dijera nada más, ya que agarró mi mano y tiró suavemente de mi para que lo siguiera.

Seguí sus pasos porque estaban tan desubicada que no procesé a tiempo lo que pasaba y, cuando lo hice, ya era tarde, porque ahora mi espalda estaba apoyada contra la fría pared del pasillo y él estaba frente a mi.

—¿Pero a ti qué te pasa?

—¿Qué hacías fraternizando con sangre sucias y traidores de sangre? —Colocó las manos a cada lado de mi cabeza, pero mantuvo distancia entre nuestros rostros.

—Creo que lo que haga o deje de hacer, no le incumben a nadie. —Me acerqué un poco más a el de forma desafiante—. Y menos a ti, Malfoy.

—Shafiq, no me desafíes.

—¿Y qué vas a hacer si lo hago? —Encarné la ceja—¿Pegarme? —Reí sarcásticamente—. Porque créeme, la próxima vez que me vuelvas a poner una mano encima, acabarás a seis pies bajo tierra. —Puse mis manos en su pecho y lo empujé lejos de mi.

Empecé a caminar, dejándolo con la palabra en la boca.

Miré hacia detrás, volviéndome a encontrar con su mirada. Seguía ahí: con la mirada fija en mi, los dientes apretados y sus manos hechas un puño a los costados de su alta figura.

Seguí mi camino hacia la sala común, indignada con que aquella persona me hubiese quebrado mi buen humor.

Draco

Caminé en dirección al despacho de Snape, ya que me había dicho que nos viéramos allá. Llamé a la puerta, recibiendo el permiso para entrar.

—Malfoy, no me voy a andar con rodeos. Sabes lo que tiene que hacer. Se te han dado las instrucciones de las misiones, por lo que espero que no falles -dijo, mientras caminaba de un lado al otro.

—Y no lo haré —mi voz era firme.

—No quiero tus palabras, quiero verlo con hechos. — Se empezó a acercar a mi—. El armario, ¿Cómo vas con eso?.

Me quedé en completo silencio. No sabía que responder, ya que no he podido encontrar la manera de arreglarlo.

—Lo que imaginaba —dijo con superioridad—. Hay otra cosa que te quiero comentar.

Fruncí el ceño, expectante a lo que me mandaría a hacer esta vez.

—La señorita Shafiq será prefecta, por lo que quiero que la ayudes a familiarizarse con ese cargo.