014

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Draco

Abrí los ojos sintiendo un horrible dolor de cabeza. Tenía un pitido contante en mis oído, perforándome el tímpano.

—Mierda —murmuré llevándome la mano a las sienes para apretarlas con fuerza.

Me fui a levantar de la cama, pero cuando mis pies tocaron el suelo y mi mirada se quedó fija en el frente, fruncí el ceño extrañado por lo que estaba viendo.

—¿Aura?

Ella abrió sus ojos, ya que al parecer que había quedado dormida sobre mi escritorio.

—No, soy Lethe —contestó tímidamente.

Mierda.

—¿Qué haces aquí? —preguntó dirigiéndome al baño.

—¿No te acuerdas de lo que te pasó hace unas horas?

Abrí el grifo, pero esta vez no hacia el agua fría, sino que la abrí lo más caliente que pude. Necesitaba sentir algo que me hiciera despertar del estúpido trance en el que me había metido el ataque de antes.

Metí las manos en el agua hirviendo, siseando del dolor.

—Sí que me acuerdo —contesté con la voz entrecortada —; pero eso no responde a mi pregunta, ¿por qué diablos sigues aquí?

—Bueno, no quería que te pasara nada mientras dormías. Ya sabes, ahogarte en tu propio vomito y esas cosas.

Saqué las manos del agua y las envolví rápidamente en la toalla. Presioné la tela contra mi piel, cecando la humedad y aliviando el dolor.

—Pues hiciste mal tu trabajo. —Salí del baño y ella me miró con el ceño fruncido—. Te dormiste, ahora podría estar ahogado en mi propio vomito y tú ni enterada.

—La comedia no es lo tuyo. —Entrecerró los ojos, dando a entender que no le había hecho gracia mi comentario.

—Nunca dije que lo fuera. —Chasqueé la lengua contra mi paladar y me dejé caer sobre la cama.

—Seguro. —Rodó los ojos y dijo: —Supongo que no me contarás nada sobre porqué te pasó eso.

—Supones bien.

Estaba parada frente a mi, mirándome como si así fuese a conseguir que le contase algo.

—¿Qué? —Me apoyé sobre mis codos y le devolví la mirada.

—¿Quieres que me quede o me que vaya?

Me dolía mucho la cabeza como para tener este tipo de conversación.

—Como tú quieras. —Me encogí de hombros.

Ella me miró extrañada, como si algo no le cuadrase. Empezó a caminar hacia mi y, antes de que pudiera reaccionar, plantó la palma de su mano en mi frente.

—Lo sabía.

—¿El qué?

—Que tienes fiebre, por eso estás tan calmado, se podría decir que es agradable hablar contigo en estos momentos.

—Claro, porque el dolor de cabeza no me deja mandarte a la mierda.

—Seguro... —Rió, caminado hacia el baño—. Te podré una toalla moja- Ay, joder, el agua está hirviendo.

Salió del baño con una toalla húmeda y me ordenó que me acostara. Mi dolor de cabeza y el zumbido en los oídos era tan grande, que preferí no contradecir.

—Deberías ponerte malo más veces —colocó la toalla en mi frente—, eres menos insoportable.

—Mhm —murmuré dejando que se divirtiese haciendo de enfermera.

Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora