Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

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Lethe

—En este equipo solo quiero a los mejores. Si no estáis a la altura, no quiero que volváis a pisar el campo de quidditch. A mi señal empezáis —dijo Urquhart.

Él era el capitán del equipo de quidditch de Slytherin. Había hablado poco con él, pero lo veía casi todos los días en la sala común.

Draco voló y se puso junto a mi. —Suerte, la vas a necesitar. —Me miró burlón y se alejó a su posición.

Solo pedía que todo saliera bien. Quería entrar en el equipo, y perder esa oportunidad no era una opción.

Urquhart dio la señal y comenzamos. La prueba no me estaba yendo nada mal, incluso me gustaba la sensación que me causaba cada vez que tenía la Quaffle en mis manos y marcaba. Era una adrenalina inexplicable.

Me llevé un par de golpes bruscos, pero al rato pasó el dolor y solo quise seguir jugado.

A medida que me familiarizaba con el entorno y mi escoba, todo fluía mejor y el miedo a caerme o a fallar, había disminuido considerablemente. Estaba más segura de mi misma.

—¡Lethe, patéales el culo! —gritó Ava desde las gradas, mientras yo me aproximaba hacia el aro.

El guardián se puso en posición, pero no le sirvió de mucho, porque desde que lancé la quaffle, entró, arrancándole un grito de celebración a los presentes.

Llevé la mirada hacia Draco, para poder darle una sonrisa satisfecha y ver su cara de idiota al ver que sus burlas eran erróneas; pero me sorprendí al verlo con una sonrisa torcida, casi serio, pero ahí estaba la sombra de ese pequeño gesto.

Draco

Al verla jugar así, me quedé literalmente sin palabras. Era muy buena, pero no pensaba aceptarlo delante de ella. Se le subiría el ego y eso es lo último que quería.

Terminamos las pruebas y nos fuimos a los vestuarios.

—Draco ¿viste a Lethe? es una pasada —dijo Blaise

—Zabini, te impresionas por cualquier cosa. No es mala, pero tampoco es para tanto —me encogí de hombros, limpiando el sudo de mi frente con la capa.

—Sabes perfectamente que esa chica se lució como nadie ahí afuera.

Puse los ojos en blanco y recogí mis cosas, dirigiéndome a las ducha.

No tardé mucho bajo el agua. No me gustaban mucho las duchas de los vestuarios, pero odiaba mucho más el hecho de caminar sudado hasta la sala común.

Me puse el uniforme, y peiné mi pelo con las manos, dejándolo algo desordenado y aún húmedo.

—¿Nos vamos? —pregunté, y Blaise asintió.

Al salir, Lethe estaba recargada en la pared esperándonos. —Hola, chicos

Nos acercamos a ella, Blaise le pasó el brazo por encima y empezamos a caminar.

—Lethe, tengo que confesar que fue muy brutal lo que hiciste en la prueba, no sabía que podías ser tan buena cazadora —le dijo.