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Draco

La miré y la vi concentrada en su caldero, frunciendo el ceño mientras leía el libro de pociones.

—¿Qué pone ahí? —Achinó los ojos.

—Déjame ver. —Ava le arrebató el libro—. Huevos de doxy —contestó, entregándoselo de nuevo y volviendo a atender su poción.

—Huevos de doxy. —Mordió sus carnosos labios, leyendo las etiquetas de los frascos—. No tengo eso —murmuró.

—Yo sí —le dije y ella giró rápidamente la cabeza hacia mi.

Hice un esfuerzo muy grande por no sonreír al ver sus pintas. Llevaba su pelo recogido en un moño mal hecho, con mil pelos fuera de este. Su cara tenía parches negros a causa de todas las veces que la poción le había explotado en la cara.

—Gracias —dijo, alargando su brazo hacia el frasco que estaba sosteniéndole delante.

—¿Y yo que recibo a cambio? si ni siquiera me lo pides
por favor... —La miré divertido.

—¿Por favor...? —dijo con una dulce sonrisa fingida.

—No, eso ya no me sirve. —Me encogí de hombros apartando la poción del alcance de sus manos.

—¿Y qué quieres? —Encarnó la ceja.

Yo tenía claro lo que quería, pero también sabía cual sería su respuesta...

—Un beso.

Ella me miró con los ojos muy abiertos y, cuando pensé que se negaría, dijo:

—¿Aquí? —Ladeó la cabeza—. ¿Delante de todos los que están en este aula?

Me puse tenso, muy tenso. Ella me miraba los labios mientras esperaba una respuesta.

«Es una trampa», me dije a mí mismo.

—Fuera —contesté finalmente.

—Entonces no —sentenció y volvió a remover su poción.

—¿No?

—No.

—¿Y aquí sí me lo darías? —pregunté.

—Sí.

—¿Por?

—Porque así me demostrarías que se te quitó esa fobia de que nos vean juntos. —Me regaló una sonrisa amarga.

—No tengo ninguna fobia a que nos vean juntos. —Fruncí el ceño.

—Pues bésame. Aquí. Ahora. —Cruzó los brazos sobre su pecho y sonrió.

Miré en varias direcciones, esperando no ver ojos curiosos sobre nosotros, pero Lethe no pasó ese acto por alto, y bufó.

—Bien, como quieras, tú te lo pierdes...

Alongué mi mano hacia ella, agarrando su mandíbula y atrayéndola hacia mi. Estrellé mis labios sobre los de Lethe y un jadeó de satisfacción salió de mi boca. Noté su cuerpo tembloroso como una hoja. Sus manos cerraron la tela de mi túnica en un puño, jalándome para estar más pegado a ella, como si quisiera unirnos en cuerpo y alma.

Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora