Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

011

Draco

—¿Tanto te cuesta no relacionarte con esa gente?

Ella me miró molesta por lo que había estaba diciendo, pero no paré.

—Ya te dije que esa gente traiciona a su propia sangre, y tú harás lo mismo si te comienzas a regodear con ellos.

—Pero yo también te dije que dejaras de discriminar a las personas solo por su estatus —contraatacó, acercándose más a mi—. Solo consigues quedarte solo.

—Mejor solo que con esa compañía.

—Bueno, ya está —interrumpió Ava—. Pásatelo bien con Fred, Lethe.

—Gracias —murmuró, aún mirándome rabiosa.

—Bueno, pues entonces sólo quedamos Ava y yo —dijo Blaise, y yo lo miré con la ceja encarnada—. ¿Qué? Si no va Lethe, es mejor que no vayas tú con nosotros, para que no te sientas incómodo, ya sabes.

—Sí sé. —Me encogí de hombros, pasando los dedos por mi pelo—. Igualmente tengo otras cosas que hacer.

—Seguro —se burló Ava.

—Pues sí —bufé, mirándolo con mala cara.

—Vale, vale. —Levantó las manos en son de paz—. Perdóneme, señor ocupado.

—Sois idiotas. —Me levanté sin despedirme de ninguno.

—¡Nosotros también te queremos! —gritó Blaise, duplicándome el mal humor, pero haciendo que, tanto Lethe como Ava, comenzaran a reír.

Llegué a mi habitación, azotando la puerta y tirándome sobre la cama.

Aflojé la corbata y la túnica, aliviado de dejar de sentir esa presión.

Lethe

—Tendrás que ir acostumbrándote a que trate así a los que tienes diferente estatus al de él —me explicó Ava, colocando las piernas sobre el regazo de Blaise.

—Lo criaron así, Lethe, no puedes hacer nada contra eso —añadió Blaise, parando sus manos por las canillas de Ava.

—Lo sé, pero tiene la suficiente edad para ver lo que está bien y lo que no. Y lo que hace y dice, no está bien.

—Lo sé, princesita, pero no lo quiere ver.

—O a lo mejor actuó así porque está terriblemente celoso de tu cita con el pelirrojo. —Llevó una mano al pecho y la otra a la frente, creando un suspiro dramático que me hizo reír.

—¿Y por qué iba a estar celoso? —dijo Blaise—. Conoce a Lethe desde hace nada y además, si quisiera a la princesita, solo sería para acostarse con ella y luego tirarla como una colilla. —Me miró—. No te ofendas.

Levanté las manos quitándole importancia a lo que acababa de decir y dije: —No lo hago.

🥀

—¡Fred! —grité al pelirrojo que estaba al final del pasillo.

Me acerqué más a él y quedamos uno frente a el otro.