Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

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Lethe

Todo era negro, hasta que aquel escenario empezó a tomar forma. Los árboles aparecieron en mi campo visual, al igual que el césped húmedo por la lluvia que estaba cayendo en ese momento. El cielo estaba gris, parecía que se iba a romper e iba a caer sobre mi.

—¿Te puedo contar algo?

Al escuchar aquella voz, la cual conocía a la perfección, me di la vuelta y me encontré con Draco, que estaba junto a una chica de pelo azabache.

Era yo...

—Claro —le contestó ella.

Antes de que Draco pudiese decir nada, un trueno resonó, haciéndome estremecer. Me daban miedo y, por lo que veo, siempre ha sido así. Ella se había agarrado de su brazo. Sus miradas se encontraron y, por alguna extraña razón, sentí las mariposas en mi estómago, como si de verdad lo estuviese viviendo. Se acercaron y unieron sus labios. Mi cuerpo entero se estremeció y rápidamente llevé mi mano a los labios. Lo había sentido. Sentí aquel beso.

—Hacía tiempo que quería hacer eso, Aura.

Ese nombre... No podía encajar todo lo que conllevaba ese nombre.

Una niebla negra empezó a cubrirlos, hasta el punto de taparlos por completos. En ese momento, supe que el pensamiento estaba cambiando.

Una mazmorra fría y oscura. Me acerqué un poco más, pero paré en seco.

—Aura, siento tener que hacer esto, pero no hay otra opción. —La voz de Draco temblaba.

—Te Amo —susurró—. Muchísimo.

Te amo.

Inconscientemente me llevé la mano a la boca, intentando silenciar el sollozo que acababa de salir de mi.

Draco me tenía casi inconsciente entre sus brazos. Mi pelo estaba revuelto y la ropa hecha un desastre. Él se incorporó y sacó su varita. En ese momento me imaginaba lo que venía.

—Obliviate. —Todo su cuerpo temblaba.

Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. La verdad había estado delante de mi todo este tiempo y no lo supe ver.

De repente todo se empezó a poner distorsionado, por lo que supe que Draco estaba intentado sacarme de su mente. Me quedaba poco tiempo.

Ahora estaba en un salón. Era grande y tenía una mesa muy larga. Habían varias personas sentadas, una de ellas era Draco. Me fijé en la cara de cada uno de los presentes, pero me estremecí al encontrarme con una en concreto: Voldemort.

—Draco, ahora eres un mortífago y tendrás que acatar cada una de las misi...

Todo se volvió negro de golpe. Él había conseguido ocluir. Caí al suelo jadeando. Abrí los ojos y me encontré con los de Draco.

—Lethe —dijo, mientras se acercaba a mi—, te lo puedo explicar.

Me eché hacia detrás, alzando mis manos para que no se atreviera a seguir avanzando.

—No me toques —dije.

Me levanté de suelo y lo miré. Tenía muchas dudas. Muchísimas. Pero ahora solo necesitaba saber una cosa.