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Draco

Empecé a deslizar las tirar de su sujetador por los brazos, sin separar la mirada de la suya.

—Eres demasiado preciosa —le susurré, y ella sonrió mientras que llevaba sus manos hacia el dobladillo de mi camisa y la levantaba.

—¿Estás segura de querer hacer esto ahora? —pregunté, y ella asintió, quitándome la prenda por completo y dejándome con el torso desnudo.

—Aunque el mundo se esté yendo a la mierda, siempre te necesitaré de todas las maneras posibles. —Acarició mi torso y me rodeó el cuello con sus brazos.

Estaba seguro de que, en ese momento, en ese mismo instante... ella sentía lo mismo que yo: nos queríamos y, aunque no nos lo dijésemos, lo sabíamos.

—Y pase lo que pase, nunca —recalcó esa última palabra—, volverás a ser mi oblivion.

Mi olvido...

Todo eso, de alguna extraña manera, me sonaba a una despedida.

—Tú tampoco serás el mío —contesté, juntando desesperadamente mis labios a los de ella. 

La llevé a la cama y la extendí sobre las sábanas negras. Su piel contrastaba perfectamente con ellas, mientras que su pelo se fundía en la seda oscura.

Eliminamos toda la ropa que quedaba en nosotros y acabamos totalmente expuestos frente al otro. Acaricié cada curva de su cuerpo desnudo, como si fuese la primera y última vez.

Besé su vientre plano, pero sin definir. Bajé por sus muslos, trazando con mi lengua las estrías que dibujaban enredaderas en su piel. Amaba el cuerpo de esa mujer. Metí la cabeza entre sus piernas, y me dediqué a complacerla solo a ella.

—Draco... —jadeó, y agarró mi cabeza con urgencia para hacerme para.

Me besó con necesitad, enredando su lengua húmeda y caliente con la mía. Mordió, chupó y besó mis labios como si la vida le dependiese de ello. Entrelazamos nuestras manos y entré en ella. Apretó más su agarre, mientras soltaba un gemido, el cual fue música para mis oídos. Callé cada sonido que salía de sus suaves labios con mis besos.

La miré a los ojos y no lo vi. No vi una vida juntos y sé que ella tampoco la veía. Lethe y yo habíamos tenido una relación complicada. Llena de obstáculos e inconvenientes. Siempre se nos puso todo en contra y esta vez no sería diferente. O sí, quien sabe...

—Draco —gimió ella casi sin aliento.

Noté que estábamos a punto, por lo que aceleré el paso. Nuestros gemidos se funcionaron y eso era lo único que se escuchaba en aquella habitación.

Lethe arqueó la espalda, y yo me quedé embobado con la mujer que tenía debajo mío. Sus mejillas se tornaron a un tono rojizo, mientras que la fina capa de sudor hacía brillar su precioso cuerpo.

Lethe

La manera en la que él admiraba mi cuerpo, me hacía sentir especial y única.

Mi visión se empezó a nublar, por lo que supe que estaba cerca. Separé mis manos de las de él y la llevé a su espalda, clavando las uñas en ella. Draco y yo soltamos los últimos gemido y acabamos. Él se desplomó encima mío y yo acaricié su pelo, mientras ambos intentábamos tranquilizar nuestra agitada respiración.

Me coloqué sobre su pecho, besándolo repetidas veces y, de vez en cuando, pasando mi lengua para poder saborear su piel.

—Somos unos insensatos —rompió el silencio.

Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓Where stories live. Discover now