Capítulo 2. Uno de siete

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Haber visto la forma real de Gabriel le dejó sorprendido, la divinidad de su apariencia consoló su abatido corazón y le llenó de seguridad para cruzar la puerta, sin miedo a lo que encontraría al entrar.

La cegadora luz blanca envolvía todo dentro de la habitación, su brillo era el suficiente para poder confundir a cualquiera que no la conociese, destellaba como si hubiera vida en ella, era una luz celestial, un resplandor divino, un fulgor empíreo; en definitiva, no cualquier ser sería capaz de estar frente a ella y soportar la sobrenaturalidad de su existencia.

El camino hacia el altar era marcado por una amplia alfombra roja, a los extremos de esta se alineaban sillas talladas en madera, todas desocupadas, parecía una especie de corte y, aunque él no lo sabía, era justamente eso, había entrado a la corte celestial. Al fondo de la habitación, sobre unas gradas, se podían apreciar la silueta de tres tronos que resaltaban entre los demás asientos, además los tres estaban lujosamente decorados, el del centro considerablemente más grande que el otro par y justo a los pies de estos se encontraba una mesa de mármol que exhibía accesorios de armadura, piedras preciosas, además de un cetro y espada

—Acércate —dijo una poderosa, pero gentil, voz.

Su cuerpo reaccionó al instante, sus pasos, a diferencia de hace un rato, eran firmes y confiados, desfiló con la frente en alto hasta llegar frente a aquellos tres seres sentados sobre sus solios. En cuanto llegó se arrodilló en reverencia, agachando su cabeza y llevando su diestra hasta posarla en su pecho justo en el corazón. Gabriel tenía razón, su cuerpo sabía qué hacer. Al ponerse de pie, su mirada se centró en un punto medio entre el techo y los tronos, por alguna razón sentía que observarlos directamente sería descortés.

—Bienaventurado eres, creación del altísimo. —comentó el que estaba sentado a la derecha del trono principal, era la misma voz que le ordenó avanzar —El día de tu despertar ha llegado y serás bendecido con los dones celestiales que desde el principio de la creación han sido apartados para ti.

Los dos seres sentados a los extremos se pusieron de pie, sus rostros eran todavía desconocidos, pues la deslumbrante luz que provenía del centro los hacía ver como nada más que unas sombras. El de la izquierda comenzó a descender las escaleras que los separaban, mientras que el de la derecha se acercó al centro, inclinándose hacía el que se encontraba todavía sentado, parecía que le decía algo al oído.

La imagen del ser a la izquierda era cada vez más clara, el rubio se sorprendió al verlo frente suyo, era notablemente más alto que él y lo que más le llamó la atención fue que tenía tres pares de alas que cubrían la totalidad de su cuerpo, aunque sus alas superiores sólo dejaban ver un par de misteriosos y hermosos ojos era, sin duda, un ser magnífico. Ambos se miraron directamente a los ojos por algunos segundos, se perdió en aquel par y sintió cómo dentro suyo se evocaban muchas emociones. Comenzó a ponerse nervioso, por lo que rápidamente bajó la mirada, sintiendo un calor en su rostro que lo llevó a tener las mejillas sonrojadas.

Se había detenido sólo un momento, pues después de aquel primer encuentro caminó hasta colocarse a un lado de la mesa de mármol, volteando para tener la mirada puesta sobre los dos seres que se habían quedado sobre las gradas.

El ser a la derecha se puso de pie justo en el centro, su rostro era deslumbrante como el sol y sus pies como columnas de fuego, tenía en su mano derecha un libro abierto y sobre la izquierda siete estrellas, alrededor de él aparecieron siete candelabros encendidos. Sonaron de repente las trompetas que anunciaron la llegada de las bendiciones de Creador, por lo que aquel coro de voces celestiales guardó silencio.

—Eres el cuarto en despertar, pero serás el primero entre los siete guardianes del paraíso. —Cuando hubo clamado siete truenos emitieron sus voces y detrás de él apareció la visión de siete tronos, de los cuales tres ya estaban ocupados.

La luz que se extingue al albaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora