Capítulo 12. La forma en que ellos te ven

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—Mimi, Mimi, despierta...

Aquella voz se escuchaba tan distante, era como un eco que se acompañaba de un suave pero insistente movimiento sobre su brazo, fue este el que le hizo despertar tras una campal batalla entre su fuerza de voluntad y las muy cómodas sábanas que lo envolvían. —Ya estoy despierto... —Las últimas sílabas de aquella frase fueron interrumpidas por un bostezo que le hizo lagrimear un poco; todavía medio dormido, reunió las fuerzas para sentarse en la orilla de la cama y tratar de regresar en sí mientras tallaba sus ojos.

—¿Dormiste bien? —cuestionó Ariel mientras se sentaba a su lado y ponía sobre sus piernas un conjunto nuevo de ropa de trabajo. —Hoy es tu primer día aquí, así que termina de despertarte y ve a asearte, lamento tener que despertarte tan pronto, pero sino nos alistamos ahora, llegaremos tarde, cuando termines ven a comer un poco, ¿de acuerdo?

Miguel se limitó a asentir y no tardó en obedecer mientras el otro arcángel se quedaba preparando algunas bolsas y un par de cajas que amontonó justo en la entrada, asegurándose con ello en no olvidar nada. Al rubio le sorprendió lo organizado y preciso que era Ariel, él parecía haberse despertado mucho antes e incluso ya se había aseado y no sólo ya tenía listo el baño para él, sino también un ligero desayuno esperando por ambos sobre la mesa. No pasó mucho tiempo antes de que ambos estuvieren listos para salir, ya estaban aseados y cambiados, comieron un poco y tras repartirse las cajas y bolsas, salieron en dirección a su zona de trabajo.

El camino fue tranquilo, la plática entre los arcángeles surgió desde que cruzaron la puerta de salida, aunque hubo algo que llamó la atención del más alto. —Oye Ariel, ¿por qué este lugar luce tan vacío?, ayer no vi mucho, pero estaba repleto, tanto los campos como el cielo, había arcángeles por todos lados, ¿qué pasa?, ¿hoy es día de reposo?

—Ah, eso es porque todavía es muy temprano para los demás —respondió mientras le prestaba más atención a la caja que llevaba en sus brazos, era demasiado pesada para él, por lo que se resbalaba de sus manos, incluso se ayudó con su rodilla para detenerla y no dejar que cayera.

—¿A qué te refieres? —Aunque Miguel iba atento a su alrededor, volteó a verlo justo en el momento indicado y al ver que tenía problemas con esa caja, puso la suya en el suelo y le quitó a Ariel la que él llevaba; acomodó una sobre la otra y a diferencia del otro, con facilidad cargó ambas. —¿Temprano?

Ariel sólo observó las acciones de Miguel, no se opuso a ellas y a cambio le quitó la bolsa que llevaba para que no fuera demasiado para el rubio, aprovechó el tener libre una de sus manos y sacó del bolsillo de su delantal unas semillas que comenzó a comer, turnando una él y otra para Miguel. —Como fui exiliado tan lejos y debido a que no tengo mis alas, debo despertar más temprano que el resto para poder llegar a tiempo, sé que para ti puede ser un fastidio, no quiero molestarte, pero descuida, es sólo esta vez, quería enseñarte el camino de casa a nuestra sección y de regreso, ya que lo aprendas podrás despertar a la hora necesaria y no tendrás que madrugar, tranquilo.

Miguel tenía ambas manos ocupadas, así Ariel le acercaba a su boca la semilla que le tocaba. Las palabras del más bajo le retorcieron el corazón, incluso tardó en comer lo que le era ofrecido porque le fue inevitable imaginar todo lo que el arcángel había estado haciendo para conseguir realizar su trabajo. —Pero Ariel...

—De hecho, venimos más temprano que de costumbre —No lo dejó continuar, trató de mantenerse sereno y hablar con naturalidad para que su nuevo compañero no se preocupase. —Debido a que ahora falta Jofiel es seguro que se hará un caos en el sector, así que hay mucho por hacer, pero lo repito, sólo esta vez te traeré conmigo, después puedes ir y venir al tiempo de todos —Esa característica sonrisa en el rostro del arcángel volvió a aparecer, hasta hace un momento Miguel estaba seguro de la honestidad de este gesto, pero ahora comenzaba a dudar del estado de Ariel.

La luz que se extingue al albaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon