Rise Up |Larry Stylinson|

Capítulo 15.

Mañana irían a acampar, así que ese día todos prepararían sus cosas para el gran día, Louis estaba un poco indeciso y al ser una persona perfeccionista se había despertado temprano para elegir exáctamente que llevar, quería ir totalmente preparado.

El castaño juraba que era la única persona despierta, eran las 8:20 de la mañana, era casi imposible que alguién estuviera despierto y decía casi porque Harry era obviamente la excepción.

Louis deja la mitad de su pantalón dentro de su mochila cuando siente un motor encenderse, sonaba horribleme fuerte.

Estaba desconcertado, así que se acerca a su ventana para ver que era lo que estaba sucediendo.

El ojiazul ladea su cabeza hacia a un lado cuando ve a Harry sobre el tractor corta cesped, el ojiverde tenía una manzana en una de sus manos, un gorro sobre su cabeza y un chaleco holgado.

El ojiverde muerde la manzana y pisa el acelerador, el ojiazul no puede evitar reír y se olvida por completo de lo que estaba haciendo.

Rápidamente sale de su habitación para ir directamente hacia la puerta principal, realmente le parecía más entretenido ver las locuras de Harry que seguir ordenando su mochila.

Sale hacia el patio y el sonido del tractor sonaba aún más fuerte.

—¡¿Qué haces?! ¡Son cerca de las 8:30 de la mañana!—Harry voltea su cabeza hacia a Louis y saluda a este con la mano en donde traía su manzana.

—¡Hey! ¿Quieres subirte?— Louis lo mira como si fuera la peor idea del mundo, pero de todas formas termina asintiendo, el ojiverde deja de pisar el acelerador y el tractor se detiene.

El ojiazul trota hacia a él con una sonrisa en sus labios, pero esta decae lentamente cuando nota que no tenía exáctamente donde sentarse.

—Tienes dos opciones, mis piernas, pero te debes sentar de lado o no caeremos— Louis espera la opción número dos— o subirte de pie detrás de mi y apoyar tus pies sobre los corta cesped, pero son de plásticos, te puedes lastimar.

Louis no lo piensa dos veces cuando ya estaba rodeando al tractor para poder subirse a las piernas de Harry, quería seguridad ante todo.

El ojiverde apega bien su espalda contra el asiento y Louis se sienta sobre las piernas de Harry, el rizado pasa sus brazos por el costado de Louis y se da cuenta que la manzana le estorbaría.

El castaño al notarlo, toma la manza y le da un mordisco, con su brazo se aferra al torso de Harry y es ahí cuando la diversión empieza.

Harry comienza a avanzar otra vez y giraba lo más rápido posible, de pronto las risas de ambos se escuchaban aún más fuerte que el propio motor del tractor, Louis no podía casi respirar, era tan entretenido hacer algo tan ridículo como cortar el cesped.

No podía culparlo, Harry era genial y convertía las cosas mas aburridas en algo jodidamente divertido.

Louis se permite ver el rostro de Harry, la cercanía era impresionante y gracias a la luz del día podía ver cada lunar que adornaba su piel, sus ojos se veían más brillantes de lo normal y oh vaya, de verdad el color de sus ojos era precioso.

—¡¿Qué miérda están haciendo?!— Harry detiene bruscamente el tractor y apaga el motor, ambos fijan su mirada sobre Niall el cual estaba en ropa de dormir.

Refregaba uno de sus ojos mientras se abrazaba a sí mismo para protegerse del frío.

—Te corté el cesped un “gracias Harry” no está demás— el ojiceleste le da una mala mirada y revisa el reloj que llevaba en su muñeca.

—Joder, son las 09:00 de la mañana, no puede ser— les da una mirada rara a ambos chicos sobre el tractor y vuelve a entrar, no podía creerlo, era jodidamente temprano y ya estaban rompiendo las bolas.

Envidiaba a Zayn por tener el sueño tan profundo, no había escuchado para nada el alboroto que habían causado los otros dos, pero también se equivocaba respecto a eso.

Se topa de frente con el ojimiel, el cual tenía cara de pocos amigos y entre sus manos llevaba un balde con agua.

Niall abre sus ojos ante eso y niega con su cabeza, no podía lanzarle agua al otro par, eso era llegar al límite.

—Déjame lanzarles esto, sólo un día normal pido para poder descansar y salen con sus tonterías, por último déjame mojar a Harry, él jodidamente sabe que odio despertar con sonidos fuertes— Niall niega con su cabeza e intenta quitar el balde de las manos a Zayn.

—Es muy temprano, se pueden enfermar— Zayn arquea una de sus cejas y baja lentamente el balde.

—Es agua caliente, idiota.

—¡Peor aún! Eres más vengativo que yo— el ojimiel rueda sus ojos y se aleja del balde, hace un gesto con sus manos dándole a entender que todo le importaba una miérda.

Niall suelta un suspiro y toma el balde entre sus manos, no desperdiciaría el agua, así que lo usaría para regar las plantas una vez que se enfriara.

Lleva el balde hacia afuera y lo deja a un costado de la puerta, su mirada se pone sobre donde anteriormente estaba el par y nota que solamente estaba Harry ahí, dándole la espalda.

Niall frunce su ceño, preguntándose hacia donde había ido Louis, pero todas sus preguntas son respondidas cuando el castaño aparece detrás de Harry, tenía una sonrisa en sus labios y negaba con su cabeza mientras se alejaba del ojiverde.

El irlandés no puede ocultar su asombro, sabía que entre esos dos pasaba algo, pero miérda, ellos realmente tenían una conexión.

Louis levanta su mirada y se topa con los ojos de su amigo, ambos se quedan quietos en su lugar sin saber que decir.

Habían quedado literalmente sin palabras.

Harry es el que obviamente rompe el hielo.

—¿Y ese balde?

Niall mira hacia donde había apuntado el ojiverde y suelta un suspiro.

—Zayn iba a mojarlos por despertarlo, está furioso, así que si quieres comer algo decente hoy te recomiendo que vayas a pedirle disculpas.

Harry no dice nada más cuando ya estaba pasando por el lado de Niall para ir directamente hacia la habitación de su mejor amigo.

En cambio Niall y Louis volvían a poner sus ojos sobre el contrario.

—Creo que tienes que contarme muchas cosas.

—Sí, definitivamente tengo qué hacerlo.

Quizas si Louis por fin liberaba todos sus pensamientos y contaba como se sentía le serviría de ayuda, Niall podía darle consejos y ayudarlo a aclarar su mente.

Pero el dilema estaba en que ni él sabía que era lo que sentía.