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—por favor abre Tom—golpeo la puerta sin hacer mucho escándalo.

—¿Que quieres Adrián? No voy a salir cuando el imbécil de Alan está abajo cogiendose a alguien—se escuchó decir detrás de la puerta.

—Eiden se va a quedar despierto en su habitación y él necesita dormir, ¿Podrías solo abrir la puerta con algo?

—solo por Eiden lo voy a hacer— dijo Tom abriendo la puerta y saliendo en silencio, no quería encontrarse con Alan.

—gracias, en serio, te debo una—empezo a seguir a Tom con el mismo sigilo.

— Eiden, abre la puerta, por favor—pidio amablemente Tom.

—no lo haré, necesito concentrarme— dijo lo suficientemente alto como para que escucharan los dos.

—son las ocho, necesitas concentrarte en dormir, no en hacer droga para alguien que está cogiendose a una puta en la entrada de la casa—dijo enojado Tom.

—la abriré, pero no pueden entrar— se escuchaba la voz de Eiden y sus pasos acercarse hasta que sonó un pequeño click que indicaba que ya la puerta había sido abierta, después asomó la cabeza y salió para luego cerrarla detrás de él.

—¿Por qué no podemos entrar?—pregunto Adrián.

—porqué no pueden—dijo jalandolo del brazo para que se movieran de ahí.

— Tom, entra a la habitación de Eiden y dime qué hay adentro, por favor

—¡No! Tom, no hay nada—grito desesperado Eiden para luego ponerse enfrente de la puerta impidiendo que alguien entrara.

—enseñanos lo que hay dentro y no te diremos nada, no nos vamos a enojar ¿Verdad que no, Adrian?

—no, claro que no— respondió Adrián.

—¿lo prometen?— pregunto Eiden.

—lo prometemos—dijeron ambos.

—esta bien...—se separó de la puerta para abrirla y dejarla abierta.

—al parecer no hay nada—dijo Tom.

—si, no hay nada—aseguro Adrián, mientras que Eiden sudaba frío y soltaba un pequeño suspiro.

—muy bien, vamos a dormirnos—dijo Adrián cargando a Eiden.

—si, oye, necesito el chupón de Eiden, tienes uno aquí en tu cuarto ¿No?— le pregunto mientras entraba a la habitación y revisaba el buró.

—supongo—dijo Eiden.

—no está en el buró ni encima de la cama, tal ves se cayó debajo—dijo Tom para después agacharse y levantar las sábanas que tapaban la parte de abajo.—oh dios, estás en graves problemas ¿lo sabes Eiden?—se levantó rápidamente Tom y cambio su rostro a uno muy enojado.

—¿p-perdón?— Eiden empezó a sudar frío de nuevo y a escuchar su corazón palpitar demasiado rápido, tal vez producto de la anfetamina que se tomó para no dormirse.

—tienes lleno de drogas debajo de la puta cama y dices "¿perdón?"— Tom se acercó cada ves más.

—¡Ayy!—chillo Eiden al sentir la mano de Adrián palmear su trasero.

—¿Estás drogado, tienes lleno de droga debajo de la cama y me desobediste cuando te dije que íbamos a dormir? ¿No crees que ya es suficiente?—alzo la voz Adrián.

—¿C-como sabes que lo estoy?—pregunto Eiden empezando a sollozar.

—las drogas te mantienen despierto, te ponen rojo y bajaste de peso estas últimas semanas, todo eso lo puede hacer la anfetamina y además ¡siempre hueles a ella!

Drogas, armas y un bebé Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora