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Decidimos que iríamos en tres días más, Alan estuvo fuera todo el tiempo, intentando engañar y estafar a las personas, para intentar ganar cosas de gran valor o dinero que nos sirva. Adrián se había encerrado en su habitación por horas, tal vez checando papeles de deudas y contratos que tenía que supervisar. Yo me quedé con Eiden, había estado insoportable estos días, solo llora o se enoja, y no le entendemos ninguno de los tres cuando empieza a enojarse y hablar en japonés.

—欲しくない、アイスが欲しい、アイスが欲しい、野菜が欲しくない、パパお願い [no lo quiero, quiero helado, quiero helado, no quiero verduras, papi porfavor]— se quejo Eiden justo cuando una cucharada de verduras iba a llegar a su boca, pero se volteó y la cuchara dio en su mejilla, manchando la cara de Eiden.

—¡No te entiendo, Eiden! No sé lo que quieres, pero debes comer las verduras, son nutritivas para ti.— suspiro Tom del cansancio de intentar hacer que Eiden comiera todo lo que le había servido.

—Noooo....— empezó a llorar y hacer el milésimo berrinche esa semana y  apenas iban en martes.

—¡Escucha! ¡Si no comes no habrá nada de postre! Y sus sigues negando abra un castigo.— Eiden paro por un momento mirando sorprendido a Tom, el llanto volvió peor y más fuerte, salió corriendo de la cocina para correr a la oficina de Adrián.

Tom salió corriendo detrás de él. Ya estaba harto de los berrinches de Eiden, se había comportado muy mal esa semana.

Llegó a la oficina encontrándose con Eiden en los brazos de Adrián, quién le palmeaba la espalda para calmarlo un poco y que empezará a hablar diciendo lo que había sucedido.

—papi Tom...me va a castigar— se escuchó decir a Eiden.

—¿Y por qué te va a castigar?— pregunto Adrián mientras dejaba un beso en su frente.

—porque no quiero comer las asquerosas verduras— explicó.

—oh, ya entiendo, ¿te digo un secreto, pequeñín?—susurro Adrián en el oído de Eiden para que Tom no escuchará.

—¡Oye! ¡No soy pequeñín!— dijo Eiden fingiendo estar enojado, pero eso solo lo hacía verse más adorable, con su mameluco, su chupete colgado al cuello y sus mejillas regordetas infladas intentando hacer una cara de enojo.

—entonces te diré mi secreto, ¿Sabes porque yo soy muy alto y tú no?— un movimiento de cabeza le verifico que no sabía —porque yo sí me cómo mis verduras y no hago berrinches.— los ojos de Eiden se abrieron a más no poder y su boca hizo una perfecta "O", su cara de asombro no tenía precio, era adorable. Adrián soltó una risita y le entrego el bebé a Tom, quién estaba a un lado de ambos.

Tom cargó a Eiden y lo llevo hasta abajo, mientras Adrián cerraba la oficina para seguir haciendo sus "cosas aburridas" como le llamaba el pequeño Eiden.

—¿Ahora comerás tus verduras?— preguntó Tom al sentarlo en una silla y ponerle un babero que había comprado hace pocos días.

—¡Si!— contesto Eiden emocionado por crecer rápido, lástima que nadie le había contado que tal vez ya no iba a crecer mucho, pues ya casi era un adulto aunque seguía siendo un niño, y para sus papis seguía siendo un pequeño bebé, que al primer momento que lo dejarán solo se lastimaría.

—¡Muy bien, bebé! A ver abre grande— lo ánimo Tom intentando que comiera la cucharada llena de verduras que sostenía.

Eiden al terminar todo su plato, se puso a ver caricaturas, aunque dijo que esperaría a crecer mientras las veía, para Tom seguía siendo un niño inocente que lo habían engañado para que comiera, como cualquier niño pequeño.

Alan entro a la casa, saludo a Tom y se sentó al lado de Eiden a ver caricaturas, momentos después cambio el canal a otro programa y al ver qué Eiden no se quejo, dejo el canal al que había cambiado. Paso una media hora y Adrián acababa de terminar con los papeles. Los tres chicos entraron a una habitación para hablar sobre el plan y con quién dejarían a Eiden.

—¿Lo dejaremos con una niñera?— pregunto Alan.

—no tarado, lo dejaremos solo.— hablo con sarcasmo Adrián.

—conseguí a una niñera. Se veía amable, asi que la llamé para que viniera aquí el jueves a cuidar al niño.— explico Tom.

—¿Y es bonita?— pregunto Alan con una mirada pícara.

— no te la vas a coger, Alan, ¿Entiendes?

—¿qué hay de malo en querer hacerlo?

—dije que no y se acabó.

—¿Seguro que estará en buenas manos?— pregunto Adrián.

—si, le hice algunas preguntas a la chica, me respondió todo y parecía normal, se vía amable y atenta. El bebé va a estar bien.

—esta bien, como digas.

—cambiando de tema...¿Ya tenemos todo listo para ir?— pregunto Alan.

—si, ya está todo lo necesario, ya conseguí armas— contesto Tom.

— ¿Y si sale mal? ¿Y si nos matan? ¿Y si matan a el pequeño?— preguntó asustado Adrián.

—relajate, Adrián, eso no pasará, y si todo sale bien, podemos tener todo el tiempo que queramos con Eiden.

—si...es verdad, espero que todo salga bien.

Los tres salieron de la habitación y al ver cómo corría Eiden al sillón, se voltearon a ver confundidos, no le tomaron mucha importancia y todos se fueron a diferentes sitios de la casa mientras dejaban al niño solo en la sala donde podía ver caricaturas.

Al parecer a nadie se le ocurrió que Eiden tal vez hubiera escuchado toda la plática, todo sobre la niñera, sobre el plan de ir a un lugar y armas para poder defenderse. Todo eso preocupo aún más a él pequeñín, y él transmitía su estrés a través de enojo y berrinches, tal y como había pasado en toda esa semana. Nadie se había dado cuenta de que el pequeño niño, había escuchado todo desde la primera plática que tuvieron del plan.

No era la culpa de niño haber llorado y ser caprichoso esa semana, no había dejado de pensar en lo que habían platicado sus tres papis en la cocina. Tampoco debían darse cuánta de que él había espiado sus conversaciones, porque si lo descubrían probablemente lo castigarían.

Debía guardar el secreto, y esperar a que llegara el jueves y una niñera lo cuidara, una mentira dirían sus papis y luego se irían a un lugar peligroso donde él fue lastimado.

Iban a ser difíciles los dos días que le faltaban, pues aún estaba comenzando el martes. Intentaría no hacer demasiado berrinche o enojarse tanto porque no quería un castigo, quería que sus papis estuvieran bien y que no fueran a ese horrible y tenebroso lugar. No quería que sus papis salieran lastimados por su culpa.

Drogas, armas y un bebé Where stories live. Discover now