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Adrián se quedó con la duda de lo que quería decirle, pero continuo caminando al baño, donde dejó a Eiden en la tapa del inodoro y empezó a llenar la tina, y a regular el agua para que no fuera demasiado fría o caliente, cuando ya el agua estuvo lista para él, desvistió a Eiden, quién al parecer no le dio nada de vergüenza pues estaba jugando con una esponja, se la había dado Adrián cuando Eiden estaba desesperado por entrar.

Adrián tomo al bebé de la cintura y con cuidado lo metió en la bañera.

Se acerco a un lugar del baño y agarró una canasta con varios jabones y esponjas, saco un pequeño shampoo y se colocó una generosa cantidad en la mano, tomo un poco de agua para hacer burbujas y después lo esparció por todo el pelo del niño, algunos segundos después, burbujas empezaron a formarse en el agua y Eiden emocionado empezó a intentar agarrarlas.

Cuando Adrián termino con el pelo, está ves tomó un jabón de la canasta que estaba de un lado de él, mojo un poco el jabón y empezó a lavar la espalda de Eiden, pero al primer tacto del jabón con la piel, este dio un pequeño brinco y cerró los ojos fuertemente, al igual que sus puños, Adrián inmediatamente alejo su mano.

—¿Que tienes? ¿Por qué cierras tus ojos?—pregunto Adrián.

—tengo miedo

—oh, esta bien, bebé, nadie te va a hacer nada— dijo abrazándolo, sin importarle si se mojaba o no.

—si los abro...me prometes que no lo veré...que no estoy soñando...— había empezado a sollozar y le fue más difícil hablar sin que la voz se le quebrara.

—lo prometo, te lo juro— dijo deshaciendo el abrazo.

Eiden abrió los ojos lentamente y miro a Adrián quien seguía a su lado, el niño lo abrazo rápidamente de nuevo hasta que hablo el mayor.

—¿Quieres decirme por qué tenías miedo?

—solo si me prometes que no se lo dirás a nadie más

—lo prometo

—¿Prometes prometer lo prometido?

—prometo prometer lo prometido—repitió lo que había dicho el niño

Eiden suspiro y sin separarse del abrazo que aún seguía, empezó a hablar — él me tocaba todos los días...me decía cosas asquerosas...me golpeaba si no hacía lo que quería...el fue malo conmigo desde siempre... él... él nunca fue bueno y amable, me usaba, me manipulaba, me lastimaba— empezó a llorar desconsoladamente en el hombro de Adrián.

— ¿Podría saber cuál era el nombre de él?

—Era mi papá...— se había calmado un poco aunque seguía llorando.

—¿Tu papá? Pensé que habías dicho que el estaba...

—muerto...lo sé pero no quería recordarlo, quería que estuviera muerto en mi vida, que nunca hubiera pasado eso, solo quiero olvidarlo...—dijo en un susurro.

—deberíamos seguir con el baño, el agua se va a enfriar.— hablo después de que se formará un silencio, no era incómodo, más bien era tranquilo, pero tenían que terminar con lo que empezaron.

Durante lo que resto del baño, transcurrió normal, Eiden no se quejo de nada, pues Adrián dejo que se limpiará si él lo quería, no quería que el niño recordara lo que le había pasado antes.

Después de que sacará al niño del agua y de dejar que el agua se fuera vaciando, cubrió a Eiden con una toalla, y salieron del baño para entrar al cuarto y dejarlo en la cama. Se tardó poco en sacar lo necesario para hacer un cambio al niño. Levanto las piernas y las caderas del niño con cuidado de no lastimarlo y coloco el pañal abajo de él, esparció con mucho cuidado talco en las partes íntimas del pequeño y puso un poco de crema en las partes que era más probable que se roce, cerró el pañal y lo dejo sentado en la cama.

Saco de su armario un enterizo de bebé lo bastante grande como para que le quede bien a Eiden, y se acercó para ponérselo, pero el bebé no le ayudaba mucho, así que pensó en darle el chupón para que se calmara, pero no sabía dónde se había quedado, hasta que recordó que la última ves que lo había visto era en el baño, seguramente se le había caído a Eiden al hablar. Fue por el chupete al baño y lo lavo bien, ya que lo había encontrado en el piso. Regreso a la habitación pero el menor había desaparecido de su lugar.

Adrián comenzó a desesperarse, no lo encontraba en la habitación y estaba desnudo, las temperaturas de afuera no estaban ayudando, aunque adentro de la casa había una temperatura casi perfecta, pero para el mayor hacía demasiado frío para un niño como Eiden y probablemente se iba a morir de hipotermia para él, se inventó una exagerada forma en la que el niño se enfermaba y moría.

Espantado salió de la habitación y corrió hacia abajo gritando.

—¡¿Dónde está Eiden?!

—relajate, está aquí—dijo Tom mientras cargaba al pequeño niño travieso que se había escabullido.

—¡Me diste un susto! Eso no se le hace a nadie— dijo por fin respirando por haberlo encontrado.— tenemos que cambiarte, para que no te enfermes, toma tu chupón— se lo entrego para luego ver cómo se lo metía a la boca y empezaba a succionarlo.

Tom le entrego al niño y Adrián lo cargo subiéndolo al segundo piso donde estaba la habitación, lo cambio con cuidado y lo cargo mientras él se sentaba en la cama.

—¿Por qué te fuiste de la habitación?— pregunto Adrián mirando al bebé que tenía enfrente.

—porqué escuché a papi Alan hablar con alguien, se escuchaba molesto y desesperado, solo quería ir a ver con quién hablaba, pero papi Tom me encontró antes— respondió explicando todo lo sucedido.

—bueno tu te quedarás aquí para tomar una siesta, porqué te pondrás de mal humor después, y yo iré a ver qué es lo que pasa con papi Alan ¿Esta bien?

—si, papi— dijo el niño en un tono muy infantil, se separó de Adrián y gateo hasta las cobijas de la cama, después se acostó y se tapó.

—¿No quieres tu biberón?— pregunto Adrián pero el pequeño niño ya se había dormido.

No tomo mucho tiempo para que Adrián le diera un beso en la mejilla, apagará la luz y saliera de la habitación con cuidado de no hacer mucho ruido. Se dirigió al balcón donde Alan le había dicho que debían hablar y se acercó a él.

—¿De que querías hablar? Escuché de Eiden que te enojaste con quién estabas hablando hace unos momentos ¿Con quién hablabas?

—te lo explicaré desde el principio mejor. Ayer salí de la casa para después dirigirme a un bar, aunque eso ya es obvio, pero en el bar me encontré con Andrew, dijo que no necesitaba más drogas, le insiste de todo, incluso dinero, pero no quería nada, solo quería algo

—¿Qué quería el patán de Andrew?

—dijo que quería a un niño

—¿Un niño? ¿Por qué un niño?

—¡él imbécil quiere a Eiden!

—¡¿Qué?! ¿Por qué lo quiere a él? ¿Cómo lo conoce?

—¡porqué no lo sé! No sé cómo sabe quién es él, ni porque lo quiere.

—¿Con él estabas hablando por teléfono?

—si, él dijo que quería al niño en menos de una semana

—¿Y porqué no simplemente le decimos que no conocemos a Eiden y que no lo pudimos encontrar?

—¿Crees que funcione?

—tal vez

—¿me estás diciendo que vas a engañar al líder de una de las mafias más peligrosas de aquí?

—si

—vaya quieres morir de verdad

—relajate no vamos a morir, bueno si todo sale bien tal vez no.

—¡¿Tal vez no?!

—si no te agrada la idea ¿Por qué no simplemente vamos a decirle a Tom?, y después tal vez el organize algo mejor ¿No lo crees?

—vamos con él a explicarle todo entonces.

Drogas, armas y un bebé Where stories live. Discover now