C a p í t u l o - 5.

10.5K 1.5K 691
                                    

El omega caminaba de un lado a otro, su túnica de dormir había sido cambiada por ropas más refinadas de colores claros pero bordados algo vistosos en plata. QingYang intentaba arreglar el tocado de su cabello pero el movimiento del menor se lo impedía.

—¡Deja de moverte!—pidió sentándolo a la fuerza para terminar con su trabajo.

WuXian mordía sus uñas al no saber qué sucedería esa noche. En cuanto XingChen abriera la puerta de la habitación sería el fin.

—¡MianMian dijiste que sólo regresaría a ese lugar cuando mi celo llegara! ¡Jamás hablaste de esto!—se quejó de su situación con la única persona que podía hacerlo en ese momento.

—¡Es que nunca lo consideré!—MianMian jamás pensó que el príncipe llegaría a pedir exclusivamente a WuXian. No después de todo lo que había ocurrido y el comportamiento del omega.

—¿Qué hago?—preguntó WuXian exasperado.

—Tranquilizare para empezar—respondió tirando de las largas hebras de cabello para poner los últimos accesorios.

WuXian hizo una pequeña mueca pero eso no le importó, en cambio se giró para ver a la chica. —¿Tomaré esa cosa otra vez?

MianMian suspiró con pesar, negó sutilmente y acarició la cabeza como si le consolara.

—No, no lo harás—la beta saco se una pequeña caja el collar grueso que le había puesto la vez pasada. Automáticamente el omega palideció y antes de que entrara en pánico MianMian habló: —WuXian escucha, ya pudiste entrar ahí una vez, puedes una segunda, estoy segura.

La beta le tomó el rostro con sus dos manos para que le mirara, trataba de hacer gestos que detonaran valentía y seguridad. Wei Ying pareció relajarse y asintió.

Una vez que XingChen llegó el omega supo que su tiempo se había terminado. Con una última mirada se despidió de la beta mientras se alejaba. Tal como esperaba en la salida del harén había varios guardias esperando, era obvio que estaban ahí por si el omega ponía resistencia.

WuXian sabía que aunque luchara sería arrastrado a aquella habitación, por lo que decidió conservar algo de dignidad y caminó en silencio. A pesar de que su cuerpo le suplicaba correr se mantuvo firme y siguió de cerca a XingChen.

Sólo cuando estuvieron frente a esas enormes puertas color caoba sintió que su valor acumulado se esfumaba, dejándolo sólo con un terror casi palpable. Una vez que la habitación fue abierta el omega por fin se rindió ante sus instintos y dio media vuelta para huir, apenas pudo dar un paso antes de que los guardias le detuvieron.

XingChen suspiró. —Íbamos tan bien, pero era demasiado bueno para ser verdad.

WuXian le tomó de la ropa antes de que lo arrojaran a la habitación. —¡¿Estás seguro que me pidió a mi?! ¡Pudo ser un error!

—No hay error alguno, entra de una vez por favor, el príncipe no debe tardar en llegar.

WuXian miró el interior, la iluminación de varias velas podía apreciarse aún de fuera, el ambiente lucía cálido, pero para él omega era sofocante el simple hecho de volver a poner un pie dentro.

—Entra WuXian—repitió XingChen.

El menor tragó duro y con pasos temblorosos por fin entró, el sonar de las puertas cerrándose sólo acentuó el hecho de que estaba acabado.

Sus manos sudaban, incluso las abría y cerraba varias veces para calmar sus nervios. Quiso recordar las palabras de la reina, ella había dicho que Lan WangJi no le haría nada. Pero creerlo era como si le pidiera dar un salto de fe con ojos vendados por un acantilado asegurándole que en el fondo había una cama de plumas. Realmente arriesgado.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora