C a p í t u l o - 1 1.

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Los ojos grises veían con deteniendo cada prenda, esta vez sus ropas eran un tanto diferentes a lo que solía usar. Las túnicas no eran largas y ridículamente finas, ya que las telas parecían ser un poco más gruesas y resistentes, aunque seguían manteniendo esa apariencia de ser altamente costosas. Pero lo que más llamaba la atención del gitano era la gran capa que XingChen le colocaba.

—¿Para qué es esto?—preguntó con duda el menor.

—Seguridad—XingChen le miró de arriba a abajo para cerciorarse que todo estuviera en orden.

WuXian se sentía inquieto, de por sí no solía ser alguien tan tranquilo, ahora con la idea de encontrarse con Lan WangJi para recibir una sorpresa sólo lo inquietaba más.

—¿Qué clase de seguridad?—volvió a preguntar al sentir que debía distraer su mente en algo o le daría un ataque de ansiedad.

—Nadie puede verte—declaró el beta sonriendo al notar que todo estaba listo y justo a tiempo. —Es hora.

Con esa última frase Wei WuXian tuvo la necesidad de querer correr, controlándose lo mejor que pudo siguió muy de cerca cada paso que daba Xiao XingChen.

El joven gitano fue guiado a una nueva parte del palacio, en la cual nunca había estado. Esta parte pertenecía a los establos; grandes y amplios corrales donde reposaban algunos corceles. Incluso con la lejanía WuXian podía distinguir con claridad la alta figura de ropas blancas: era Lan WangJi.

El alfa estaba acompañado de otros dos guardias y junto a ellos un imponente semental blanco. Mientras más se acercaban más grande le parecía el animal al omega, no recordaba que los caballos fueran así de altos.

XingChen hizo una inclinación cuando estuvo delante de Lan WangJi, WuXian también bajó su cabeza, aunque él no solía hacer eso cuando estaba a solas con el alfa, pero la mano del beta en su espalda le indicaba de forma discreta que lo hiciera.

—Mi príncipe, aquí está WuXian—indicó Xiao XingChen dando unos leves empujones al omega para que se acercara al alfa.

WuXian levantó su rostro y miró los claros ojos ambarinos, la sensación de cosquilleo en su estómago y el sudor en la palma de sus manos no se hizo esperar, pero el omega actuó con naturalidad y sonrió.

—Príncipe Lan WangJi—dijo con diversión WuXian, no solía llamarlo con tanto formalismo, pero hacerlo de vez en cuando para ver las reacciones del alfa era entretenido. Los ojos del omega se desviaron hasta el bello caballo que estaba a unos cuantos pasos. —¿Será acaso éste su noble corcel?

Lan WangJi asintió—Mn.

El Lan extendió su mano para acercar a WuXian al animal, el menor se aproximó algo dudoso, parecía que el alfa había captado su inseguridad, ya que tomó la pequeña mano del gitano para colocarla sobre la frente del caballo, animándolo a acariciarlo más.

Wei WuXian sonrió al ver que el animal en realidad era muy tranquilo. —Es lindo—afirmó con más confianza. —Usualmente los animales me huyen, pero este amigo parece que no lo hace.

Efectivamente, el caballo incluso parecía acercar más su hocico en dirección del omega, como si buscara más caricias por parte de este.

—Le agradas—informó el alfa satisfecho con la relación entre ambos. —Te dejará montarlo.

WuXian miró enseguida al Lan. —¿Montarlo?—antes de poder decir otra cosa el alfa ya lo había tomado de la cintura para levantarlo en el aire. —¡Espera!

La sorpresa en Wei WuXian sólo provocó que este se aferrara al caballo de forma instintiva una vez que fue colocado en la montura.

—Sujétate bien—indicó Lan WangJi mirándolo desde abajo.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora