C a p í t u l o - 2 6.

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Un suave suspiro se escapó de Wei WuXian al observar cómo su bebé bostezaba al despertar de su siesta. Cada vez que miraba al pequeño se sentía a derretir, era como si sólo pudiera verlo a él y lo demás se esfumara. A-Yuan se había convertido en su único consuelo, el cuidar de su hijo era lo que le hacía levantarse cada día e intentar luchar.

Meció con suavidad al bebé mientras tarareaba una canción de cuna, recordaba las canciones que su madre en algún momento le cantó, y ahora había llegado su turno de entonarlas para la frágil figura que sostenía con tanto amor.

Mientras WuXian miraba a su bebé la puerta de la habitación se abrió revelando a Wen Ning, quien tenía una sonrisa en el rostro, era evidente que traía alguna noticia, y por su expresión se especulaba que debía ser positiva.

El gitano le hizo una seña para que hablara y explicara su emoción.

Wen Ning se aclaró la garganta e informó: —Hoy pude hablar con mi hermana.

Wei WuXian reaccionó con sorpresa, después del desmesurado castigo impartido a Lan WangJi no supo nada de los Wen. Se supone que todos quedarían impunes, por algo Lan WangJi había aceptado los latigazos, pero poco supo si habían sido liberados o seguían presos.

La ansiedad se apoderó de WuXian: —¿Están bien? ¿Qué hay de la abuela y el tío cuarto?

—Están bien, ella preguntó por ti y por A-Yuan—dijo Wen Ning tranquilizándole. —XingChen me dijo que pronto los liberarán y serán llevados hasta la frontera de las tierras Wen.

WuXian se sentó en la cama apretando a Lan Yuan contra su pecho, el saber que los Wen serían devueltos hacía que por fin una de sus preocupaciones mermarse un poco.

—Dudo que me dejen verlos—el gitano sabía que su petición sería denegada en cuanto la hiciera, así que ni siquiera intentaría alborotar las aguas, en su lugar dejaría un mensaje. Uno pequeño, pero sincero. —Wen Ning quiero que tú les agradezcas de mi parte, ellos me ayudaron demasiado, jamás los olvidaré y espero poder regresarles todo en un futuro.

Wen Ning sonrió y asintió: —Se los haré saber.

Los omegas estaban por acercarse a la mesa para comer cuando Xiao XingChen apareció. En ese punto era imposible para WuXian no angustiarse cada vez que veía al beta, era como si XingChen sólo cargara con malas noticias.

—Lamento importunar su hora de comida, sólo vengo a dar un anuncio rápido—dijo XingChen de forma tranquila invitando a los omegas a que siguieran con lo suyo a pesar de su presencia.

WuXian se sentó y le miró con curiosidad: —¿Qué anuncio?

—Dentro de cuatro días será el cumpleaños del príncipe Lan WangJi—mencionó el beta yendo directo al punto.

Los ojos grises bajaron hasta el pequeño A-Yuan, no había vuelto a ver a Lan WangJi, pero estaba casi seguro que seguía delicado.

—Ya veo...—murmuró el gitano, casi se sentía irreal: —Así que ya pasó un año...

Tenía un año desde que su vida dio un giro total, los recuerdos de su antigua vida eran vagos y borrosos, ahora sólo pensaba en el niño de sus brazos y el padre convaleciente. Si rebobinaba todo era como si su vida fuera un mal chiste que nadie querría escuchar y sólo sentirían lástima por él.

—El evento es importante, varias personas vendrán a conocer al nuevo príncipe, además de que aprovecharán y se hará público su nombre de cortesía—informó Xiao XingChen al ver que WuXian permanecía bastante sereno.

Pero esa tranquilidad duró poco ya que el gitano le miró de inmediato con incredulidad, su ceño fruncido se profundizó, deseaba haber escuchado mal, pero estaba seguro de que no era así. —¿Evento? ¡Lan Zhan sigue herido!

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora