C a p í t u l o - 2 7.

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Los días fueron transcurriendo de forma lenta, Wei WuXian la pasaba mayormente encerrado, un par de veces contadas visitó a Lan WangJi, siempre procurando hacerlo cuando este dormía. El alfa poco a poco mostraba mejoría, incluso comenzó a levantarse y hacer pequeñas actividades como leer, escribir o tocar el guqin, aunque estaba por lejos el regresar a sus deberes en su totalidad. No podía entrenar o caminar demasiado, lo ideal era que estuviera en reposo y sin ejecutar movimientos bruscos, las heridas en su espalda comenzaban a sanar, por lo que sería muy malo que alguna se abriera y tuviera que comenzar desde cero su recuperación.

Wei WuXian se sentía aliviado de ver su progreso, aunque en ocasiones no sabía qué hacer cuando lo tenía de frente, justo como en ese instante. Todos los días trabaja en su sentimiento de culpa y pensaba en que hacer para ayudar. Sin embargo, no era tan sencillo, su conciencia le hacía malas pasadas, quizás sólo debía resignarse y vivir con ello.

Mientras mecía a su bebé sintió esa penetrante mirada sobre él. Ese día Lan WangJi había tenido el permiso médico para salir de sus aposentos y empezar a reanudar parte de sus tareas, y lo primero que había hecho el alfa fue ir a la habitación de Wei WuXian, donde se dedicó únicamente a mirar al omega y a su hijo. WuXian se preguntaba si no se aburría de sólo verle, igual no es como si pudiera hacer más en su estado.

A pesar de estar bastante tiempo en silencio el gitano jamás se sintió incómodo y supuso que Lan WangJi tampoco, aunque el alfa parecía querer decir algo, lo cual era raro, más nunca salió palabra alguna de su boca, a menos que WuXian preguntara alguna cosa.

—¿Quieres sostenerlo?—inquirió de la nada WuXian. El alfa sólo les miraba, no había pedido cargar ni siquiera una vez a SiZhui, a lo mucho había tocado una de las manos del bebé cuando este estaba en la cuna.

El omega notó como el alfa dudó en su respuesta, algo cansado bufó e insistió una vez más: —Vamos, no hay nadie mirando, A-Yuan no te va a morder.

Recordaba que la educación del palacio era un tanto estricta e incluso irracional, según sabía los alfa no solían cargar a sus hijos, quizás por eso Lan WangJi dudaba en si tomarlo o no, pero desde lejos podía ver la emoción en los ojos dorados por agarrar al niño.

Wei WuXian sonrió mientras le tendía al pequeño bulto, al final Lan WangJi no tuvo más remedio que sostenerlo.

—Tómalo así—indicó el omega acomodando a SiZhui en los brazos del Lan.

Sonrió enormemente cuando divisó como padre e hijo se observaban mutuamente, como si se analizaran y procesaran lo que estaba pasando en se momento. Quizás SiZhui también estaba sorprendido de que su padre le cargara.

—¿Cómo se siente?—WuXian quería saber lo que estaba experimentado Lan WangJi al tomar a su hijo por primera vez.

El alfa le miró de reojo y respondió: —Ligero.

WuXian contuvo una mueca por la respuesta, obvio que Lan WangJi diría algo como eso.

—Claro que es ligero, sólo es un bebé—el omega se acercó y sonrió mirando a su hijo. —Pero crecerá grande y fuerte...—los ojos grises se despegaron de SiZhui y se posaron en Lan WangJi—, como su padre.

Lan WangJi observó fijamente a Wei WuXian, de nuevo cayeron en un profundo silencio, este en particular era tan denso que lograban escuchar sus corazones palpitar acompañados por su respiración.

El ambiente fue interrumpido por una ligera risa. Lan SiZhui reía mientras el alegre sonido llamó la atención de sus progenitores.

WuXian sonrió enormemente emocionado, tomó una de las pequeñas manos de SiZhui e intentó hacerlo reír de nuevo, obteniendo por segunda vez el agradable sonido.

Omega en el HarénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora