"Quémalo todo, que todo arda. Libérate de esa jaula y vuela lejos junto conmigo. Olvida la ley de Dios, olvida lo impuesto, que yo pondré, mi Tiempo en Ti..."
~*⚠️ A D V E R T E N C I A S ⚠️*~
Escrito con contenido +18. Escenas sexuales explícitas y...
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TaeHyung no era un experto en el tema del sexo, o el deseo; sin embargo, no se necesitaba mucho de la lógica para denotar lo que había pasado ahí, sino; ¿Por qué Jeon lucía tan desaliñado? ¿Por qué su camisa estaba más abierta de lo normal, sus mejillas que normalmente son pálidas, ahora portaban un ligero rubor? ¿Por qué poseía una ligera capa de sudor en la frente y pecho y los labios rojos e hinchados?
La directora Lennox... Ni hablar, las lentillas le habían quedado todas chuecas incluso. Y por si no se había dado cuenta, las medias largas que solía usar junto con su vestido, las traía rotas de algunas partes y eso era visible por debajo del escritorio. Ese labial, ligeramente rosa, o camel, no pasaba desapercibido en la piel de Jeon.
TaeHyung suspiró con asco y se sentó junto al demonio que parecía... Asquerosamente saciado y relajado.
"Cerdo traicionero..." Pensó Tae realmente cabreado, hastiado. No podía creerlo, pero al parecer sí era cierto lo que el alumnado decía sobre la directora y Jeon, después de todo. Y le daba repugnancia, pues la mujer era mucho mayor que él. Claro que, no era una anciana noventera, pero no era una señorita de 19 tampoco.
Y era casada y con un par de hijos. Por lo que sabía el de ojos cobalto.
—TaeHyung, lamento sacarte de clases, pero es un tema muy importante a tratar y no puede pasar más tiempo —Habló la señora, mientras desviaba su mirada y la posaba sobre Jeon, Tae apretó el reposabrazos con fuerza ante eso, Jeon le sonrió a la mujer de vuelta. El estómago de Tae se revolvía cada vez más al percibir el aroma a ¿Sexo?
Un aroma raro a almizcle.
Y no lo dudaba, habían tenido sexo ahí tal vez sobre el escritorio, tal vez contra una de las paredes o el bonito librero.
—No importa, señora directora, ¿Qué desea? —Dijo Tae conteniendo las arcadas que le venían a millar. Escondiendo su terrible pesar bajo una tímida sonrisa. Los verdes ojos de la mujer se posaron en su persona haciéndolo sentir diminuto y temeroso de lo que pudiese salir de entre aquellos magullados y bien mordidos labios.
¿Jeon se lo había hecho?
Tae se lamió los labios inconscientemente, pues de alguna manera aquello le pareció excitante. ¿Se sentiría bien que te mordieran los labios entre un beso desenfrenado?
—Serás el tutor de Jeon...—Un disco rayado resonó en su cabeza al escuchar aquello. Seguro que había oído muy, pero muy mal. Más no era así. Volviendo lentamente su rostro, su azulada mirada encajó con la sombría de Jeon quien le sonreía con evidente diversión al ver su cara estupefacta.
