"Quémalo todo, que todo arda. Libérate de esa jaula y vuela lejos junto conmigo. Olvida la ley de Dios, olvida lo impuesto, que yo pondré, mi Tiempo en Ti..."
~*⚠️ A D V E R T E N C I A S ⚠️*~
Escrito con contenido +18. Escenas sexuales explícitas y...
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Las palabras que emitía el padre Félix las oía por allá muy lejos y distorsionadamente.
Su mente flotaba en un mar de incertidumbre y preguntas sin respuesta. Jin lo había zoqueteado un par de veces por no poner atención y daba mil gracias a Dios porque hoy no cantó el coro en la misa, sino hubiese desafinado como globo al desinflarse.
Estaba perdido. Muy, muy perdido. Solo pensando en la hora de regresar al auto y ver la extraña pertenencia ajena que lo esperaba ahí. Todo eso le revolvía el estómago como huracán haciendo que moviese su pie contra la cerámica del piso incesantemente, llamando la atención de varios en muchas ocasiones. Jin verdaderamente creía que tenía algo, tal vez estaba enfermo del estómago o tenía lombrices o, en el peor de los casos, se estaba volviendo terminantemente loco.
TaeHyung maquinaba en su mente muchas cosas sobre él mismo, a parte de todo lo que estaba pasando, cosas del pasado que sin duda le afectaron y que traía como consecuencia las palabras de Jeon a flote, esas que decían: "Has vivido en una jaulita de oro" y era verdad. Aún recordaba vívidamente, cuando ilusionado, le pidió permiso a sus padres para tintarse el cabello platinado. Había esperado hasta su cumpleaños con la promesa errónea de que no se lo negarían pues lo estaba pidiendo en un día muy especial, no solo para él, sino para sus padres, pues al ser hijo único casi que no le negaban nada. Hablando literalmente, claro.
Aquel día fue el peor cumpleaños de todos sus cumpleaños hasta la fecha. ¿Su error? Haber hablado indiscretamente durante la reunión que habían organizado sus padres para celebrar con una torta y aperitivos su cumpleaños número 18. Fue tan espontáneo que tomó a todos por sorpresa causando la risa de todos, incluso de los padres de Jin presentes. Su padre escupió el té y su madre se llevó asombrada la palma a los labios de la impresión.
Todo mundo enmudeció mientras poco a poco se le iba borrando esa bonita y cuadrada sonrisa del rostro, de tan solo mirar como los ojos de su padre ensombrecían como eclipses. Tae tragó indudablemente y luego de que su padre lo mirara furtivo, le sonrió causando escalofríos en el pobre castañito.
"Hablaremos de ello luego, hijo mío" Tae viró a ver a Jin y este lo miró con pena. El castaño de bonitos ojos cobalto juntó sus manitos y así se hizo de un sillón alejado de todos, cuando la plática se reanudó y demás. Se sintió extrañamente dolido y miserable. Estaba siendo ingenuo y lo sabía. Con tan solo ver los ojos de su padre sabía cuál era la respuesta, así como la admiración de su madre que gritaba mil veces no. Tal vez debían ahorrarse el discurso de ese día que le dieron después, pues bien sabía la negativa que le darían. Sin embargo, vino el sermón aunado con miles de críticas hacia su gusto personal " ¿Peliplata?" Preguntó su padre cuando estuvieron a solas y hablando de aquella inadecuada interrupción que su hijo había hecho en la reunión para sacar un tema nefasto como ese, según ellos. "¿Acaso no estás conforme con el color de cabello con el que Dios te honró?" TaeHyung había quedado estupefacto, "Esas son cosas del demonio, TaeHyung, querer cambiar tu imagen es tapar quien eres, subestimar tu autenticidad. Dios no quiere eso. Además, solo los gays hacen ese tipo de cosas como lo es tintarse el cabello. Así que la respuesta es NO".
