"Quémalo todo, que todo arda. Libérate de esa jaula y vuela lejos junto conmigo. Olvida la ley de Dios, olvida lo impuesto, que yo pondré, mi Tiempo en Ti..."
~*⚠️ A D V E R T E N C I A S ⚠️*~
Escrito con contenido +18. Escenas sexuales explícitas y...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
❂⊱• ════ ❦ ❦ ════ •⊰❂
—No puedo creer que esté saliendo contigo de compras, TaeHyung — Comentó emocionado Jimin mientras ambos eran llevados por las escaleras eléctricas al segundo piso de aquel centro comercial repleto de gente. Jimin no podía creer aquello, TaeHyung era como otra persona ahora; más liberal, menos retraído, más platicador y no le importaba usar una o varias malas palabras entre sus pláticas, cosa nunca antes hecha.
Se había teñido el cabello en plata y ahora estaba dispuesto a cambiar su imagen al dejar atrás sus holgados atuendos diarios y comenzar a usar uno que otro jean ajustado y camisas a la moda. Todo ello con su segundo sueldo del mes.
—Yo tampoco me la creo Jiminnie — Contestó emocionado también. Había adquirido lentes más a la moda que los anticuados que portaba siempre y también lentillas de contacto al natural para no tener que usar siempre lentes y eso daba un cambio radical a ese bello rostro que no merecía ser ocultado más. JungKook estaba fascinado con sus nuevos looks más no estaba seguro de querer dejar ir al TaeHyung que conoció y eso se lo había hecho saber, cosa que le pareció tierna al menor. Pero estaba decidido, no estaba dispuesto a aferrarse al pasado y ahora se aferraría en ser todo lo que quiso ser siempre y nunca pudo, gracias a sus padres.
Había dicho a Jimin que lo acompañase ya que el rubio no tenía malos gustos en la moda y él quería un estilo fresco y único, casi como JungKook. Podría haberle pedido que lo acompañase pero aún se sentía algo cohibido con él, por eso abordó a Jimin.
La noche anterior se había despedido de toda su ropa holgada y parchada de años, esa que creció con él; de sus zapatos viejos y chatos y corbatas por doquier. Les había prendido fuego. Sintió remordimiento de repente porque recordó a su padre como según él "se había partido la espalda" solo para comprarle un par de pantalones dados a la mierda o un chaleco "nuevo" que muy seguramente había comprado en una barata por ahí. Atar cabos le hacía costreñir el estómago a creces. Odiaba sentirse tan mediocre y aplastado todo por culpa de sus padres.
Pero ahora, iba a hacer todo cuanto pudiera por ser todo lo que ellos aborrecían en un chico de su edad. Se convertiría en ello hasta hacer que lo odiasen. Porque él, ya lo hacía con ellos, los odiaba.
Dos meses habían transcurrido demasiado rápido, su vida estaba dando tantos giros que simplemente los estaba aceptando porque le gustaban las nuevas sensaciones de todo aquello que se le prohibió. Había hecho de todo en ese tiempo, cosas que jamás imaginó hacer, a veces estúpidas pero, ¡Que emoción le habían dado en ese momento!
Cómo por ejemplo; saltarse clases en la escuela, romper el cristal de una casa, ver una porno con Nam y Suga, usar malas palabras a diestra y siniestra, complacerse a sí mismo, dejar la biblia para luego, maldecir por la calle a los malos conductores aún si era él quien manejaba mal. Esas y más cosas...
