Mis piernas dolían por la fuerza con la que estaba corriendo para llegar a tiempo. Tuve la mala suerte de quedarme dormida después de que sonara el despertador y he perdido el único bus que dejaba cerca. Podría pedir un taxi pero para eso necesitaría pedirle dinero a mi madre y lidiar con su ira no es algo que me apetezca hacer hoy.Alcanzo a llegar cuando los últimos estudiantes están entrando. Corro por los pasillos buscando la clase que me indicó ayer mi madre pero no la encuentro por ningún lado.
- ¿Qué clase buscas? - me pregunta una chica, inspeccionándome. Lleva unas gafas que hacen resaltar el azul pálido de sus ojos. Es menuda y viste con un llamativo vestido negro de flores. Pero sin lugar a duda, lo más destacable de ella es su pelo rojizo, que se encuentra enredado en un desordenado moño a lo alto de su cabeza.
- Derecho administrativo.
Abre más los ojos, si es posible.
- Voy a la misma clase, puedes acompañarme. Eres de primero, ¿no?
- ¿Tanto se nota? - pregunto y ella suelta una pequeña risa. - Me llamo Eira Haven.
- Un nombre curioso - me guía por los pasillos, todavía hay estudiantes fuera de las clases por lo que asumo que no llegamos tan tarde. - Soy Ivy Rossi.
- ¿Eres italiana? - pregunto sorprendida, haciendo mencion a su apellido.
- Descendencia italiana. La familia de mi padre era de allí, pero por desgracia no he tenido el placer de estar nunca.
- Estuve una vez hace un par de años. Es sin lugar a duda hermoso.
- Ya me contarás en otro momento las bellezas de Italia - me guiña un ojo. Hemos parado frente a la puerta del salón de clases. - Ahora es hora de entrar.
Me preparo mentalmente para lo que será una larga introducción de la universidad y la presentación de mis clases en este primer año. Suspiro cuando miro mi horario y doy un rápido vistazo a mi reloj para comprobar que es mi hora de comer. La cafetería está en el pabellón contrario al que me encuentro y tengo que cruzar el aparcamiento de la parte posterior al edificio para llegar. La calle está abarrotada de gente, los estudiantes pasean en grupos y parejas; es obvio que muchos de ellos ya se conocían de antes.
Abro la puerta que me habían indicado anteriormente como la de la cafetería y la algazara de los estudiantes que se encuentran dentro me saluda. Entro algo intimidada por el gentío y me pongo en la cola para coger mi comida. He avanzado bastante cuando una mano toca mi hombro.
- Hola, Eira.
Ivy me saluda con una sonrisa en la cara y una bandeja en la mano. Un chico y una chica la esperan detrás conversando entre ellos.
- Hola, Ivy - resalto su nombre, dejando en claro que me acuerdo.
- He pensado que al ser tu primer día, quizás querías sentarte conmigo y mis amigos - señala con su cabeza a la pareja de atrás - Son un poco pesados pero podemos ser una agradable compañía.
Suelto una pequeña risa agradecida.
- Me encantaría - Ivy sonríe complacida.
- ¡Genial! Te esperamos en la segunda mesa a la derecha. Es donde siempre nos sentamos - aclara.
Dicho esto se aleja y se junta con sus amigos que me saludan con la mano. Me quedo sorprendida con la rapidez que me han aceptado. No soy una persona sociable y no tengo amigos salvo Hazel, mi vecina, y Aideen que realmente no cuenta ya que tiene 11 años. Cojo rápidamente lo primero que veo para comer y camino hasta la mesa que se encuentran suplicando no caerme en el camino.
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Somos historia
RomanceEira tiene la costumbre de subir a la azotea del edificio frente al hospital para conseguir inspiración. Lo que no espera es subir un día y encontrar a un chico de su edad, al otro lado de la cornisa. Alec no es un chico hablador, siempre le ha gus...