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Pasó una larga semana donde Aideen tuvo la primera sesión de quimioterapia y pude admirar de nuevo lo fuerte que es. Ella sonreía a los médicos pero sabía por la fuerza con la que apretaba mi mano el miedo que tenía. Fue bien, como estaba esperado. No pude verla mucho más después de eso pero me he asegurado de llamarla cada noche para que me cuente cómo se encuentra.

En cuanto a mi madre,sigue estando todo el rato encima de mí. No para de comprobar a todas horas si estoy estudiando y esta semana solo me ha dejado salir para la sesión de Aideen. Mi padre no interfiere en sus decisiones y mi abuela sólo puede escabullirse para pasar algo de tiempo conmigo. Últimamente, vivir a través de mi abuela es lo único que me ayuda a pasar el tiempo. Y sí, sé cuan triste suena eso. Ayer, por ejemplo, se escabulló a las doce de la noche con uno de sus novios y no volvió hasta las cuatro de la madrugada - medio borracha cabe destacar - escalando por mi ventana.

Por otro lado, Alec me ha llevado a casa en coche todos los días durante la última semana. El chico no hablará pero cuando quiere puede llegar a ser muy insistente.

Y te gusta.

Es mentira.

A partir del tercer día ya no sabía que más podía contarle. Le hablaba de mis clases, de los libros que leía e incluso de anécdotas de mi pasado que encontraba divertidas. Pero sobre todo, le contaba datos insignificantes sobre historia. Que él no hablará tampoco ayudaba a la hora de intentar mantener una conversación. No sólo eso, el chico ni siquiera parecía tener una reacción, es como si no me estuviera escuchando. Cuando suelto alguna broma o chiste su expresión sigue siendo igual de indiferente que si le hubiera contado que mi madre ha muerto. Eso sí, cuando me despedía de él siempre respondía con un "Buenas noches, Eira".

Llaman a la puerta de la habitación y levanto la cabeza de los libros que se suponía que tendría que estar estudiando. Deduzco que es mi abuela ya que es la única de la casa que se molesta en llamar a la puerta y esperar por una respuesta.

- Pasa.

Efectivamente, mi abuela entra con una sonrisa en la cara y un sombrero de paja. Cuando ve que lo estoy observando con curiosidad, pone su mano en la cadera y camina por mi habitación como si estuviera desfilando.

- ¿Te gusta? Me lo regaló ayer Charlie.

- Muy bonito, abuela. La próxima vez dile que me compre a mi también uno.

- Lo haré - promete. -No quería molestarte en tu estudio. Solo venia a avisarte que tus padres se han ido por un viaje de trabajo durante dos semanas.

- ¿Se han ido ya?

- Sí. Tampoco se han molestado en avisarme a mí. He tenido que enterarme porque tu madre me ha llamado para que vaya a tu habitación y vea si estas estudiando.

- Cada día se supera más- murmuro.

- Tranquila, ya sabes que no le diré nada. Tienes estas dos semanas para liberarte de esa mierda que estas estudiando. Puedes aprovechar este tiempo para pasarlo con tus amigas, o con Aideen... o con algún novio - me mira alzando y bajando sus cejas repetidas veces.

- No hay ningún novio.

- Pues puedes aprovechar estas dos semanas para echarte uno. Eres joven y guapa, seguro que tienes a muchos candidatos.

- No especialmente -suspiro.

- Eso es porque sólo ves lo que te interesa ver. Hazme caso.

Pongo los ojos en blanco.

- Gracias, abu.

- De nada - se acerca para darme un beso en el pelo. - También puedes dormir si quieres, sé lo poco que te han dejado descansar estos días. Aprovecha que hoy no tienes clases.

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