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Silencio.

En eso se resume el viaje de vuelta a casa.

Ben no habla, Ivy no habla, Alec no habla y definitivamente yo tampoco hablo.

Todavía sigo sin palabras y es que no termino de asimilar lo que ha pasado hace menos de diez minutos.

Porque sí. Alec y yo nos habíamos besado.

Y no cualquier tipo de beso, no. Había sido un beso de verdad, de los que no te permiten dormir a la noche porque no puedes parar de recordarlos.

—¿Te llevo a casa, Eira?—pregunta Ben, rompiendo el silencio y el rumbo de mis pensamientos.

Me ruborizo al instante cuando él alza las cejas, recalcando la doble intención en su pregunta. Siento la mirada de Alec posarse en mí a través del retrovisor y le devuelvo la mirada.

Nos quedamos mirando por unos segundos hasta que Ben carraspea en busca de una respuesta.

—A mi casa, sí—termino respondiendo sin romper el contacto de miradas.

—¿Dónde vives?—pregunta otra vez Ben. Alec aparta la mirada y no me queda otra que centrarme en otra cosa.

Le doy la dirección de mi casa y nos volvemos a quedar todos en silencio. Ivy desliza su mano por el asiento y la posa encima de la mía para darme un apretón.

—Tenemos mucho de qué hablar—vocaliza pero sin producir ningún sonido para que los dos de delante no nos escuchen.

Asiento con la cabeza y esboza una sonrisa divertida antes de señalar con la cabeza disimuladamente, o eso intenta, a Alec.

Sé en lo que está pensando y sé que no puede parar de pensar en lo que ha visto antes. Porque no, no nos han pillado besándonos. Pero por poco.

Estábamos el uno frente al otro, con las respiraciones agitadas y nuestras frentes unidas. Cualquiera hubiera adivinado lo que acababa de suceder.

Por suerte, o no tanta, la interrupción de Ivy y Ben me había evitado la conversación incómoda que venía después. Una conversación que voy a tener que mantener y de la cual no sé qué esperarme.

Porque no tengo ni idea de lo que pasa ahora mismo por la cabeza de Alec. No sé si se arrepiente, si lo quiere repetir, si cree que ha sido un error...

La incertidumbre me está matando.

Ben conduce hasta la puerta de mi casa y cuando le digo que hemos llegado, aparca justo en la acera.

—Nos vemos mañana, ¿vale?—me despido de Ivy. Ella asiente con la cabeza y me acerco para darle un abrazo rápido antes de salir del coche.

Escucho otra puerta cerrarse y veo como Alec rodea el coche hasta llegar a mi lado.

—No creo que nadie me rapte hasta la puerta de mi casa, ¿sabes?

—Nunca se sabe.

Sonrío divertida mientras él sigue sin mirarme.

—Entonces será mejor que me acompañes.

Caminamos, los cinco metros que hay hasta el porche de mi casa. Él me sigue en silencio y yo juego con las llaves en mis manos sin saber cómo actuar.

Cuando llego a la puerta me giro para quedar frente a frente con él.

—Ha sido una buena tarde.

Él levanta la cabeza y esta vez sí mantiene mi mirada.

—Sí que lo ha sido.

Bajo la mirada a mis manos antes de carraspear incómodamente.

—Esto... Creo que deberíamos hablar sobre lo que ha pasado antes.

Somos historiaWhere stories live. Discover now