Eira tiene la costumbre de subir a la azotea del edificio frente al hospital para conseguir inspiración. Lo que no espera es subir un día y encontrar a un chico de su edad, al otro lado de la cornisa. Alec no es un chico hablador, siempre le ha gustado el silencio y la oscuridad. Y entonces conoce a la chica morena de ojos verdes que no puede parar de hablar. Porque de vez en cuando, la vida te demuestra que todavía merece la pena vivirla.