13. Una confesión de amor

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Enrique estaba teniendo otra de sus comunes pesadillas, así que se levantó y miró por la ventana. Se sorprendió de ver a Ginna en el jardín, sobre todo porque era de noche y estaba lloviendo. Mientras bajaba las escaleras pensó que era muy extraño que justo cuando llegó al castillo comenzaron sus pesadillas. No las había tenido desde antes que su tía Enriqueta muriera. Cuando llegó al jardín Ginna lo miraba como si estuviera enfadada. Enrique se dió cuenta de que el brazo de Ginna estaba sangrando mucho por un profundo corte que tenía.

-Puedo ayudarte.-dijo Enrique

-No necesito tu ayuda. Lo arruinaste todo.-dijo Ginna

-¿Arruinar?¿Qué arruine?

-Tienes que casarte conmigo, por favor.-dijo Ginna de pronto arrodillándose.

-Me estas rogando que me case contigo.-dijo Enrique sorprendido.

-Si no estas enamorado de mí, no importa. Solo cásate conmigo. Nada te cuesta.

-Claro que importa. Estaré atado a tí de por vida y no quiero eso.

-Entonces tendrás que pagar las consecuencias.-dijo Ginna haciendo una extraña imagen en la tierra con su sangre.

-Definitivamente jamás me casaré contigo.-dijo Enrique regresando al castillo.

Al amanecer después del desayuno, Anastacia se fue al pueblo en su caballo. Las demás princesas estaban tomando el té mientras Philip vigilaba. Asi que Enrique fue a la cocina a hablar con las criadas. Quizás ellas podrían decirle mas sobre la verdadera historia de la familia real. Pero ninguna quizo decirle nada. En ese momento llegó Clarisse, la criada con la que estaba hablando la vez anterior.

-Buenos días su alteza.¿Busca algo?

-No, nada. Solo estaba haciendo unas preguntas.

-Yo podría ayudarle.-dijo la criada sonriendo.

-Vamos a otro lugar¿Le parece?

-Me parece bien.-dijo ella.

La criada lo llevó a la misma habitación en la que una vez Enrique habló con Anastacia.

-Aquí esta bien. Ahora pregunte.-dijo Clarisse.

-Pues...no se si usted sabe algo del pasado de esta familia o algo asi.

-No. No puedo decirle nada a excepción de que...si va a averiguar algo mejor pregunte en el pueblo. Aquí jamás le darán respuestas.

En eso se abre la puerta y aparece Nina.

-Ustedes dos que hacen aquí, solos.-dijo Nina al borde del llanto.

-Nina, no es lo que parece.-dijo Enrique

-No necesito explicaciones. Solo...iba a decirte algo pero ya no importa.

-Nina, por favor.-dijo Enrique siguiéndola y dejando a Clarisse sola.

-Suéltame.-dijo Nina cuando Enrique agarró firmemente su brazo.

-Solo escúchame.-dijo Enrique con ojos suplicantes.

-Me duele tanto que engañes así a Aimeé.

-Yo no estoy engañando a nadie porque no hice nada.Y aparte no tengo nada con Aimeé.

-Entonces, no entiendo tu cercanía con ella.

-Somos amigos.-dijo Enrique-Ella es la primera, única y verdadera amiga que he tenido. La quiero, pero como una hermana. Y ella también me quiere de la misma manera. Entre nosotros no hay más nada que una gran amistad.

-En ese caso, no sé que decir.

-Ibas a decirme algo importante cuando me encontraste con Clarisse.

-No. Ya no importa.-dijo Nina.

-Si importa.-dijo Enrique acercándola.

-Sé que me voy a arrepentir de esto pero ya tomé una decisión.

-No entiendo.-dijo Enrique confundido.

-Lo que iba a decirte es que...Estoy absoluta e irremediablemente enamorada de ti.

1 Príncipe, 5 Princesas. [Editando]Where stories live. Discover now