-Pero si aún faltaban 2 semanas.-dijo Aimee.
-Se adelantó.-respondió Clarisse.
-Ire a avisar a mis padres.-dijo Aimee y salió de la habitación.
Nina gritaba fuertemente de dolor mientras los reyes subían las
escaleras y le decían a Philip que avisara a los criados que tenían el día
libre.
-Vamos Nina, tu puedes.-decía Clarisse.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaa!-gritaba Nina mientras sudaba y
agarraba la mano de Clarisse.
-¿Crees que pase lo mismo que la última vez?-pregunto la
reina a su esposo.
-No lo sé.-dijo este mientras recordaba años atrás la muerte
de Lucia al dar a luz a Nina.
-Pero...le diremos a todos que ese hijo es mío.-dijo la reina.
-Los criados no lo creerán.-dijo el rey.
-Pero recuerda que ellos piensan que Nina solo está enferma
y a mí solo me han visto unos cuatro criados.-dijo la reina.-Los amenazaremos
para que no digan nada.
-Está bien.-dijo el rey.
De pronto se escuchó el llanto de un bebe.
-Es una niña.-dijo Clarisse sonriendo mientras sostenía a la
bebe en brazos.
Nina también sonrió pero de pronto cerró los ojos.
-Nina, despierta.-dijo la reina acercándose a ella.-Nina,
por favor no. Otra vez no.
-Querida, cálmate.-dijo el rey.-Iré a buscar al médico
-Eso debiste hacerlo antes.-dijo la reina.
-Está viva.-dijo Clarisse.-Solo se desmayó.
-¿Acaso quieres ser médico?-dijo la reina.
-Señora yo...-dijo Clarisse.
-No importa. Igual siempre serás una criada.
Clarisse no respondió nada y salió de la habitación.
-Espera...-dijo la reina.-Me avisas si llega mi esposo y el médico.
-Sí, señora.-dijo Clarisse y se fue.
Cuando Clarisse iba a bajar las escaleras, unas manos la
sujetaron por ambos brazos y la llevaron al pasillo.
-¿Niño o niña?-dijo Rebecca.
-Primero suéltenme.-dijo Clarisse.
Rebecca y Ginna la soltaron.
-Ahora dinos.-exigió Rebecca.
-Niña.-respondió Clarisse.
-¿Está muerta?-pregunto Ginna.
-No.-dijo Clarisse.
-¿Y Nina?-dijo Rebecca.
-Tampoco. Solo se desmayó, y el medico ya viene.
-Bueno, ya puedes irte.-dijo Rebecca.
Al rato llego el rey y el médico. Nina despertó al poco
tiempo pero no le permitieron ver a la bebe.
-¿Por qué?-pregunto Nina.
-Es mi hija.-dijo la reina.
-Es tu bisnieta.-dijo Nina.-No te engañes.
-No importa.-dijo la reina.
-Por favor...-suplico Nina.
-Lo siento Nina. Quizás mañana.-dijo la reina y se fue.
Al día siguiente.
-Le presentaremos nuestra hija al pueblo.-dijo la reina a su esposo.
-Al menos déjenme ponerle el nombre.-dijo Nina.
-¿Cómo le llamaras?-pregunto el rey.
-Cristina.-dijo Nina.
-Está bien.-dijo el rey.
-Atención todos.-dijo Philip.-He aquí la nueva hija de los
reyes, la princesa Cristina.
El pueblo reunido comenzó a aplaudir sin ganas. Cuando la
noticia llego a Aumesbery el padre de Enrique le dijo a su esposa:-Tienen otra
hija.
-No creo que sea su hija.-dijo la reina.
-¿Por qué no?-dijo el rey.
-Están un poco viejos para ser padres. -respondió ella.
-Entonces...¿Qué es?-pregunto el rey.
-No sé porque pero...algo me dice que esa niña es nuestra
nieta.-dijo ella.
-No puede ser.-dijo el rey negándose a creerlo.
La Reina de Aumesbery había caído en una depresión terrible
desde que supo lo de Enrique y la noticia de que probablemente tuviera una
nieta la lleno de esperanza. Lo que jamás se espero fue ver a la persona que
estaba en la puerta de su habitación.
-Madre.-dijo Enrique.