24

12.3K 1.5K 345
                                    

Los días y las horas pasaban volando, en un abrir y cerrar de ojos. El invierno estaba acabando, la nieve derritiendose pero el clima no cambiaba mucho, el viento frío era lo primero que te recibía al salir a las calles. Los locales cambiaban los motivos de las tiendas preparándose para recibir la primavera, la estación más esperada para algunos, pero la menos deseada por otros.

Taehyung era el claro ejemplo, no le gustaba para nada la primavera ni muchos menos el verano, si por el fuera, haría que cada día del año se mantuviera en su tan amado invierno. El castaño caminaba entre la poca gente que se encontraban en la calles, sus botas siendo empapadas por el agua de la nieve derretida, una bufanda cubriendole la nariz y boca, un largo saco junto con unos pantalones de vestir negro cubrían su delgado cuerpo abrigandolo un poco del frío. Su mirada divagando de vidriera en vidriera en busca de su objetivo, pero resultaba aún más frustrante de lo que pensaba al no hallarlo.

Se comenzó a deprimir sin darse cuenta, las esperanza iban cayendo a medida que avanzaba sus pasos e incluso tenía planeado dar por terminada la búsqueda, pero no, él no volvería a casa hasta conseguirlo.









La semana del azabache transcurrió normal, todos los días entre papeleos de la empresa y aunque eso consumiera la mayor parte de su tiempo, se consolaba sabiendo la otra pequeña parte la disfrutaba con el pequeño Omega y su hija. Últimamente se habían vuelto muy, demasiado, cercanos y era algo de ambos gozaban.

Para Jungkook no había nada mejor que salir del trabajo y llamar inmediatamente al castaño para organizar algo, ya sea juntarse a cenar, almorzar, ir a pasear e incluso quedarse en la casa del mismo solamente para ver alguna serie o simplemente para hablar, aquéllo se había vuelto una rutina. Antes su día a día se basaba en ir a trabajar y luego volver a su departamento, era algo demasiado aburrido.

Se había acostumbrado a Taehyung, a sentir su dulce aroma que lo embriagaba, a oír angelical risa y su melodiosa voz, a sus deliciosas comidas, a que éste lo estreche entre sus brazos y lo oyera cuando le cuenta el transcurso de su día. También se acostumbró a Ailee, aquélla pequeña que notoriamente le hacía la guerra cada que lo veía, pero que otras veces se encontraba más tranquila y se dejaba mimar, porque detrás de aquélla fachada que la pequeña cargaba, no podía negar que disfrutaba de que le hicieran mimos o que adoraba ser cargada por el alfa. Ella también había dado por costumbre ver al mayor todos los días, y esperaba ansiosa a la llegada de éste ya sea para pelearle o para jugar con éste.

- ¿En que tanto piensas?

La voz de Namjoon resonó en toda la sala, el mismo que traía consigo dos botellas de cerveza para beber junto al azabache.

- En algo.- Respondió, aceptando la bebida que le ofrecía.

- Ese algo tiene nombre, cuenta.

Jungkook medio sonrió, no podía creer que era demasiado obvio, o quizás también se debía a que el mayor lo conocía demasiado bien como para ocultarle algo.

- Taehyung, ese es su nombre.

Namjoon lo observa sorprendido, hace tiempo no habían sacado un tema de conversación que involucrara al menor. Ahora que lo pensaba, ni siquiera recuerda haberlo mencionado en el trayecto del tiempo.

- ¿Qué pasó ahora? - Preguntó con intriga.

- Lo he estado viendo.- Le cuenta. El peligris se le queda viendo con una ceja arqueda mientras se recuesta en el sofá.- Hemos salido y la mayoría de mi tiempo libre lo he estado pasando junto a él.

- ¿Y me lo cuentas hasta ahora?

El azabache ladea un poco la cabeza y toma un trago de cerveza, luego su mirada solo se mantiene en la botella posada en su mano, admirandola como si fuese la cosa más interesante del mundo.

My sweet Omega  •  KookTaeWhere stories live. Discover now