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-Creí que había dejado la mezcla en Sdon.- Comentó.


-Por supuesto que no.- Era increíble lo rápido que sus heridas habían sanado casi por completo, gracias a la medicina dada por Olán.- Debo agradecerle a Olán por esta cosa.

-¿Olán?- Preguntó.- Hichet para ti.

-Eres muy celoso.- Me quejé.

-¿Qué es eso?- Preguntó confundido.

-Nada.- Murmuré apenada.

-Dime.- Insistió.

-Los celos son sentimientos que nacen por la desconfianza o el malestar. Por ejemplo, cuando un hombre ve a su esposa hablando con otro, éste puede llegar a sentir celos. También puede darse en la familia. Un primogénito sintiendo celos de su hermano menor y así. Eso son los celos o al menos lo que pude explicarte.- Esperaba que pudiese haber entendido el caos de palabras que le había dicho.

-Mm.- Emitió.- Entonces, ¿eso sentí cuando te veías con tu pretendiente?

-Eso no lo sé.- Murmuré colorada.- Tú deberías saber si eran celos o un ataque de falta de atención.

-Eran celos.- Respondió.- Según tus palabras, mis sentimientos en aquellos momentos eran celos.

-Entonces, confirmamos que eres un celoso.- Besé su hombro mientras rodeaba su torso con los vendajes.

-Solo contigo.- Susurró, devolviéndome el gesto.

-Ya está.- Susurré.

-Estaré reunido con el rey, ¿de acuerdo?- Sostuvo mi rostro con sus cálidas manos.- Si me necesitas ahí estaré.

-De acuerdo.- Recibí gustosa el beso en los labios que se veía venir hacía años luz.

No tenía pensado salir una vez que él salió de la habitación pero al final si lo había hecho. Quería hablar con la reina para aclarar una serie de dudas que tenía y que Reli no podría responderme.

-Reina.- Hice una corta reverencia.

-Dalila, acérquese.- Había dejado de sentirme intimidada a su lado.

-Reina, no pretendo molestarla pero necesito de su ayuda.- La miré directo a aquellos ojos azules que parecían observar mi alma.

-El conde.- Aseguró.

-Así es.- Le di la razón.- Como es de su conocimiento, el conde me ha pedido ser su esposa pero estoy indecisa o más bien, confundida.

-¿Puedo saber la razón?- Preguntó, prestándome toda su atención.

-Los distintos romances del pasado.- Me sinceré.

-Le preocupa que vuelva a los mismos hábitos.- Volví a asentir.- Dalila, le seré sincera. Conozco al conde desde que era un niño y puedo decirle que jamás lo había visto actuar con una mujer como lo hace con usted. Si no está segura, tómese su tiempo y piénselo.

-¿Qué pasará si se cansa de mí?- Ella negó sonriente.

-Yo misma lo ejecutaría.- Su comentario, aunque fuese algo tétrico, logró hacerme reír.- Le diré un secreto. Mi esposo, así como lo ve también fue como el conde. En un comienzo no le creí pero al final resultó decir la verdad y llevamos yendo de la mano por mucho tiempo.

La Flor del Conde© EE #3 [BORRADOR]Where stories live. Discover now