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El envejecido rostro de mi amado esposo me mirada con amor desde su cama. Le costaba moverse y ambos sabíamos que él ya no resistiría más.

-Eres la flor más hermosa que he visto.- Susurró débilmente.

-Y tú el conde más atractivo y amoroso.- Hablé mientras acariciaba su mejilla.- No me dejes sola, Reli.

-Es momento mi pequeña flor, he vivido para amarte y ver a nuestros hijos crecer y tener una familia. Soy el anciano que recibe su destino con los brazos abiertos.- Respiró con dificultad y cerró los ojos por unos momentos.- Te amo.

-También te amo.- Sollocé.

Tomé su arrugada mano entre las mías y la coloqué en mi pecho y la mía en el suyo. Él se fue de mi lado sonriente, dio su último suspiro sintiendo el corazón que latía por él mientras yo sentía cómo el suyo se apagaba bajo mi tacto.

Me mantuve a su lado unos largos minutos antes de ponerme en pie y salir. No estaba lista para eso, nunca me había preparado para el momento en que nos tuviéramos que separar.

-¿Mamá?- Preguntó mi hijo mayor.

-Se ha ido.- Susurré.

Los llantos no se hicieron esperar. Reli había sido un gran hombre y todos lo amábamos. Yo no podía seguir allí si mi esposo no estaba a mi lado, estaba decidido y lo único que me faltaba era hablar con mis hijos. Esperé unos días para comunicarles mi decisión, días en los que no había salido de la habitación de mi amado mientras estaba de luto.

-¿Mami? ¿Cómo estás?- Preguntó Irina al verme. Ella al igual que yo lo había estado pasando muy mal, era muy unida a mi amado Reli.

-Estoy bien mi niña, ¿y tú?- Asintió. Ambas nos mentíamos para sostener a la otra.

-Bien.- Murmuró.

-¿Podrías llamar a tus hermanos? Tengo que decirles algo.- Ella asintió y fue a hacer lo que le había pedido.

Poco después los tres estuvieron sentados frente a mí, mirándome expectantes. Aquellos hombres y mujer eran mi vida entera, lo que seguía manteniéndose con vida.

-¿Recuerdan la historia de la viajera?- Pregunté y todos asintieron.- Bueno...

-¿Te vas?- Preguntó Niels.

-Sí, es tiempo de volver.- Dije con voz rota.- Saben que no puedo morir aquí.

-Lo sabemos mamá.- Murmuró Einar, alejando su mirada de la mía para que no lo viese llorar.

-Saben que son mi vida.- Sonreí melancólica.- Necesito que me prometan que seguirán siendo hombres y mujer de bien como hasta el momento. Que les enseñaran a sus hijos y nietos todo lo que nosotros les enseñamos a ustedes y sobre todo, que seguirán unidos como hasta el momento, sin importar lo que pase. Háganlo por la memoria de su padre y por lo que me queda de aliento.

-Lo haremos mamá.- Asintió Niels repetidas veces.

-Lo prometemos.- Habló Irina entre llanto.

-¿Einar?- Él asintió sin mirarme. Era tan parecido a su padre, no le gustaba que lo viesen llorar.- Vengan, abracen a mamá por última vez.

Los tres se levantaron de inmediato y me envolvieron en un fuerte abrazo. Era una despedida realmente dolorosa, hacía pocos días había visto fallecer al amor de mi vida y en esos momentos me despedía de mis hijos.

-Los amo con mi vida.- Dije, acariciando las mejillas de cada uno.- Son mis tesoros, mis pequeños niños.

Me alejé hecha pedazos y me adentré al tan conocido despacho. Iba a extrañar todos los recuerdos que habían en este castillo y en Sdon.

La Flor del Conde© EE #3 [BORRADOR]Where stories live. Discover now