03. Capítulo tres

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—Nos volvemos a encontrar, Park.

Todavía no despertaba del todo, apenas podía mantener los ojos abiertos mientras caminaba al lavabo y con suerte logró enfocar a la persona que lo veía desde la puerta del baño, reconociendo la forma en que se cruzaba de brazos y alzaba una ceja en su dirección, increpándolo cuando apenas eran las ocho y treinta de la mañana, como si tuviera ánimos de discutir a esa hora.

—Byun —fue la única respuesta que logró articular, sacando un poco de jabón para lavarse las manos.

—¿Chupabas algunos penes o...?

—¿O solo orinaba? —cortó de inmediato, rodando los ojos frente al reflejo que no hacía más que recorrerlo con la mirada, deteniéndose en los pantalones ajustados que llevaba, o en las piernas que escondía debajo de estos, y es que BaekHyun incluso mordió su labio inferior ante la imagen, ahogando el montón de maldiciones que invadieron su cabeza.

—Qué aburrido —dijo en cambio, alzando la vista para encontrar aquellos ojos que lo miraban con cierta burla, haciéndole notar la forma descarada en que se había quedado observando el cuerpo ajeno, repasándolo con tanto gusto que cualquiera habría imaginado que ChanYeol había dejado de parecerle molesto. 

—¿Te quedarás viéndome todo el día o...?

—¿O daré el siguiente paso? —intervino con una sonrisa increíblemente lasciva, alzando sus cejas una y otra vez mientras que ChanYeol simplemente lo veía en su lugar, casi tan desafiante como él, imitando su gesto tan rápido que BaekHyun tuvo que repetirse que lo odiaba.

—¿Y cuál es el siguiente paso? —cuestionó apenas se volteó hacia el menor, cruzando sus piernas al mismo tiempo en que se dejaba caer en la muralla más cercana, llevando las manos a los bolsillos de supantalón en un intento por lucir como el chico confiado que soportaba todas las bromas del contrario. 

Vaya error.

Al principio creyó que seguía lo suficientemente dormido como para imaginar que BaekHyun de verdad estaba siendo tan osado, que seguía soñando, que todo era producto de su imaginación, mas bastó con que el chico suspirara sobre su rostro para que entendiera que de verdad estaba siendo acorralado por él, por sus brazos, y es que su mayor rival estaba a nada de rozar sus labios, estremeciendo cada fibra de su cuerpo.

—¿Por qué mierda sigues cruzándote en mi camino? —preguntó el menor con la voz más firme que tenía, frunciendo el entrecejo lo suficiente para intimidar al mayor, si es que al menos podía hacerlo, pues bastó un simple titubeo para que ChanYeol soltara una risita burlona, todavía con sus manos en los bolsillos.

—Tal vez el destino quiere que juguemos un poco, ¿no crees? —sonrió sin más, mordiendo sus propios labios para incomodar a BaekHyun, quien no tardó en retroceder un par de pasos.

—¿Siempre estás tan desesperado? —se burló rápidamente, alzando la comisura de sus labios lo suficiente para ayudar a la ironía de sus palabras, dejando ir una carcajada prácticamente inaudible.

—Hablaba de un partido amistoso —soltó con seguridad, alzando una de sus manos para acomodar un poco su cabello, y es que prácticamente había corrido hasta la universidad para llegar a buena hora, encerrándose en el baño de hombres una vez que logró recuperar el aliento.

—Casi te lo creo —espetó con sarcasmo, cruzándose de brazos por necesidad, y es que la mirada de ChanYeol parecía más hambrienta que nunca, recorriendo su cuerpo como si por fin hubiera despertado.

—Algo así como tu lengua contra la mía, ¿qué dices? —dio un paso hacia el frente, logrando que el cuerpo del menor se tensara por completo.

—¿Qué dices de mi puño contra tu rostro? —intentó mostrar seguridad, incluso si el mayor podía ver el nerviosismo en sus ojos, sin mencionar la forma en que sus manos se enredaron entre sí, buscando un poco de apoyo en la otra.

—Lo que el bebé pida —sonrió con cierta victoria, amando la mirada que lo volvió a recorrer de pies a cabeza, casi como si estuviera batallando con su mente, y es que BaekHyun parecía reprimir cada una de sus emociones, luchando porque no escaparan de su pecho.

—Bebé tu pene —fue lo único que respondió, sonando mucho más infantil que otras veces, casi como si se le hubieran acabado las respuestas inteligentes, o las bromas pesadas, pues apenas alcanzó a soltar las palabras cuando ya estaba dejado el baño, ignorando por completo al chico que volvía a mencionar su apellido, exclamándolo con tanta fuerza que más de una persona se volteó a verlo, ensimismados por la escena del muchacho que corría lejos de los retretes.

—¡Byun! ¡Deja de huir de mí!

Pero ya era demasiado tarde, al menos por ese día.

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now