014. Capítulo catorce

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Seis cincuenta y ocho minutos, eso decía la pantalla de su teléfono una vez que la imagen de ChanYeol apareció en ella, su rostro serio e inexpresivo, como si fuera la clase de persona que no se preocupa de los sentimientos ajenos, cuando la verdad era tan lejana a eso. Amable, adorable, preocupado; Park ChanYeol era todas las cualidades positivas que pasaban por su mente, y eso lo hacía enojar en sobremanera.

Mentiría si dijera que no se veía hermoso en la fotografía, tal como lo hacía a diario, o eso fue lo que pensó BaekHyun antes de rechazar la llamada, guardando el celular en el bolsillo de sus pantalones oscuros, casi con desgana, soltando un suspiro antes de volver a alzar la vista.

Su reflejo lucía preocupado, nervioso, ansioso, y quiso ignorarlo cuando llevó una mano a su cabello, acomodándolo por enésima antes de gritar que saldría, importándole poco si sus papás lo escuchaban, ya les había mencionado que tenía planes y ellos lucieron bastante asombrados cuando les dijo que no incluían a YiFan, quien de seguro había salido después de almuerzo pues no lo había visto en toda la tarde.

Se dio cuenta de que estaba perdiendo demasiado tiempo cuando volvió a recibir una llamada del mayor, así que solo miró el espejo por última vez antes de salir de su casa, intentando borrar cualquier rastro de angustia que pudiera tener su rostro. Bastó con que pusiera un pie afuera para que la mirada de ChanYeol viajara hasta él, sonriéndole desde el convertible rojo más hermoso que había visto.

«Santo cielo.»

—¿Me estás jodiendo? —dijo en cambio, abriendo su boca casi tan ampliamente como sus ojos.

—No sabes cuánto me gustaría —soltó de inmediato, sin rastro de burla incluso si se podía percibir la picardía de cada palabra, mientras que su brazo se estiró lo suficiente para abrir la puerta de copiloto.

—Hablo en serio, ChanYeol —casi regañó, quizás por instinto. Sus mejillas se tiñeron de rojo aún si luchó por que no pasara, pues lo último que necesitaba era quedar en vergüenza frente al chico que ya tenía junto a sí, sonriendo con victoria.

—Yo también —alardeó entonces, observando a BaekHyun de pies a cabeza, guardándose todos los halagos que vinieron a su cabeza para un poco más tarde—. Es decir, soy un chico de palabra.

Sí, sí que lo era, el menor jamás imaginó que realmente llegaría con un vehículo de esa clase cuando él bromeó con que lo hiciera, y es que, por todos los cielos, ¿cuántas posibilidades habían de que consiguiera un convertible rojo exclusivamente para él?

—¿Es tuyo? —preguntó sin más, todavía asombrado, amando la comodidad de los asientos y la fragancia del automóvil, su color, su forma, su belleza; absolutamente todo.

—Aún no tengo tanto dinero, precioso —respondió con una nueva sonrisa coqueta, poniendo el motor en marcha una vez que BaekHyun finalmente abrochó su cinturón, todavía expectante a su respuesta—. Se lo robé a JunMyeon.

—Ese hijo de CEO —negó continuamente con la cabeza, aguantando una carcajada, las cosas tomaban otro sentido cuando pensaba en su mayor—. ¿Te dijo el nombre de este bebé, al menos?

—Apenas se lo compró y dijo que nosotros lo escogiéramos —alzó los hombros en respuesta, más concentrado en el camino que en su respuesta, mordiendo su labio una vez que el semáforo lo detuvo y puedo voltearse hacia BaekHyun. Dios, en serio se veía hermoso aquel día, y pensar que su cita tenía algo que ver… wow, en serio estaba feliz.

—Que se llame “jamás tendré pareja si sigo gastando mi dinero de niño rico en vehículos que jamás usaré” —bromeó en seguida, dejándose caer en el respaldo de su asiento como si no tuviera más que agregar. En serio le frustraba ver a JunMyeon en esas condiciones, como si tener un padre que administraba más de tres sucursales de una empresa lo fuera todo en la vida.

Sabía que JunMyeon no era tan vacío como eso, porque conocía su alma, pero el resto… Dios, ¿cuántas personas se habían acercado a JunMyeon solo por sus comodidades?

—Mucha gente daría lo que fuera por subirse a uno de estos —comentó ChanYeol, casi como si BaekHyun no supiera lo interesada que eran algunas personas, y es que él mismo había tenido que insultar a un par de chicos y chicas que se acercaban al pelirrojo solo porque vestía increíblemente bien y comía en los mejores lugares.

—JunMyeon merece más que eso —murmuró casi al mismo tiempo en que suspiraba, perdiendo su mirada en las luces de la ciudad y en una que otra casa, en uno que otro jardín, abultando sus labios sin siquiera notarlo.

—Tú también —sonrió apenas alcanzó otro semáforo, volteando hacia el muchacho que también se giró a verlo fijamente, casi con asombro, sus ojos brillando con algo que jamás había visto en ellos.

¿Felicidad? ¿Tristeza? ¿Un poco de ambas?

—¿Eres más que eso? —preguntó en seguida, siendo tan sorpresivo como la luz verde que brillaba ante su rostro y las bocinas que le exigían que se moviera, cada vez más fuertes, más insistentes, y  tuvo que volver a observar el camino mucho antes de contestar, dándose un tiempo para pensar incluso si la respuesta parecía obvia.

Todos sabían cuánto deseaba ser más que eso.

—Lo dejaré a tu criterio —fue lo único que respondió, más por BaekHyun que por sí mismo, y no importaba si a ChanYeol le atraía locamente, o si lo quería, o si anhelaba ser su novio.

Mientras el menor siguiera negándose, él no podía presionarlo.

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now