022. Capítulo veintidós

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—¿Los chicos también te han tratado de convencer de algo con tanta fuerza que incluso se meten a tu cuarto a perturbar tu tranquilidad?

Los ojos de ChanYeol brillaron con cierta ilusión justo cuando la pregunta acababa, alzando la mirada tan rápido que BaekHyun no pudo evitar sonreír, dejando ver ese lado tímido que raramente mostraba, y mucho menos en frente de él, quien recorría su rostro con tanto cariño que el nerviosismo no tardó en invadir al menor, tiñendo sus mejillas con ese delicado sonrojo que el mayor creyó que jamás volvería a ver.

A veces extrañaba tanto al BaekHyun que había conocido hace tres años, ese que solo era un chiquillo de colegio que sonreía por cortesía y no tardaba en esconderse de las personas.

—¿Por los chicos te refieres a YiFan y a JongIn? —preguntó una vez que logró volver en sí, corriéndose lo suficiente para dejar un espacio disponible a su lado.

Generalmente se sentaba en medio de la banca, sin mucho ánimo de compartir su tiempo libre con alguien más, leyendo algún libro o simplemente admirando la naturaleza que lo rodeaba, los múltiples sectores verdes de la universidad eran su parte favorita, especialmente cuando necesitaba pensar.

Pensar por qué BaekHyun había tardado tanto en buscarlo, por ejemplo, o por qué se sentaba a su lado con tanta naturalidad.

—¿Qué te hicieron? —preguntó el menor, abriendo sus ojos como si le asombrara que ChanYeol adivinara quiénes lo habían molestado un par de noches atrás, forzándolo a dar el paso que todavía no estaba seguro de dar.

—Nada, porque no los dejo entrar a mi casa hace más de un año —explicó con simpleza, riendo una vez que BaekHyun lo hizo, cubriendo su boca como si le avergonzara burlarse de sus amigos—. Es decir, sé que YiFan es intenso, la privacidad no lo va a detener, y JongIn prefiere prevenir sus desastres a toda costa, más si se trata de nosotros.

—A veces los odio —asintió en respuesta, perdiendo su mirada en el árbol en que había hablado por última vez con ChanYeol. Apenas estaban a un par de metros de ellos, y se preguntó si el mayor había ido a ese lugar conscientemente, o si solo había sido cosa del destino—. No me gusta que me digan qué hacer.

—Es tu corazón el que debería decirte eso, ¿no? —sonrió en respuesta, logrando que BaekHyun lo mirara otra vez, casi como si supiera que todavía quedaban cosas por decir—. El único problema es que te niegas a escucharlo.

ChanYeol sabía lo que hacía, siempre lo hacía, y BaekHyun lo odiaba por ser tan seguro de sí mismo, y tan demandante, tan fuerte como para mirarlo y desarmarlo por completo, haciéndole olvidar sus barreras, y sus inseguridades, todos esos obstáculos que seguían interponiéndose entre ambos. Sus ojos se conectaron como si no importara nada más, como si solo estuvieran ellos, como si sus corazones fueran el único sonido del lugar, latiendo tan rápido que daba miedo.

Estaba perdido, siempre estaba perdido cuando se trataba del mayor.

—¿Se te ofrece algo, por cierto?

La pregunta lo tomó por sorpresa, aunque no lo asombró, no lo incomodó, sabía que ChanYeol tarde o temprano lo preguntaría, ya fuese directa o indirectamente, pues había sido claro al decirle que había llegado el momento de que BaekHyun lo buscara, al menos cuando se sintiera listo para hablar, aunque eso lo había descubierto en la última mirada que le dio.

—Vengo a hablar contigo —fue directo al decir, bajando la mirada para ver la forma en que entrelazaba sus propios dedos, buscando un poco de seguridad en sí mismo.

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now