027. Capítulo veintisiete

755 109 0
                                    

ChanYeol podía tomar malas decisiones, escoger mal sus palabras, meter la pata en más de una ocasión, pero no era realmente estúpido. Sí, era consciente de que la había cagado, sus amigos se lo habían recalcado incluso antes de que BaekHyun se fuera, pero no era tan imbécil como para quedarse de brazos cruzados, esperando que el menor entendiera que era un romántico empedernido que seguía pensando que sexo significaba compromiso.

¿Y si BaekHyun simplemente lo había usado? ¿Qué haría si BaekHyun le confesaba que había tomado su oferta por simple calentura, por simple necesidad? Es decir, ¡él incluso le había dado su virginidad! ¡Y, demonios, había sido lo suficientemente estúpido como para decirlo en voz alta!

—Baek, amor, ¿estás molesto?

Pero sí era un estúpido cuando se trataba del menor, por más que quisiera negarlo –aunque jamás había deseado hacerlo–, idiota enamorado era el sobrenombre más apto para ChanYeol, quien ya estaba sentándose junto al chico que reposaba en el mismo árbol de siempre, su mirada perdida en algún punto, mientras que sus dientes mordían sus labios sin siquiera notarlo.

Sus ojos no tardaron en conectarse, justo cuando el mayor tocó su pierna, logrando que una sonrisa se formara en el rostro de BaekHyun casi al instante.

—Noup —negó rápidamente, todavía pensativo, estirando su propia mano para acariciar la ajena—. Solo quería librarme de esos idiotas.

No sabía si creerle, incluso si se veía sincero, era consciente de lo demandante que había sonado, incluso si no había sido su intención, solo un imbécil habría jugado con algo así aún sabiendo que BaekHyun había tenido un pésimo exnovio.

—Lo siento —fue lo único que dijo, esbozando un diminuto puchero que el menor no tardó en observar, casi con devoción, inclinándose lo suficiente para rozarlo con sus propios labios, dándole un tímido beso.

—Está bien, Channie, no es necesario que te disculpes —susurró sobre su rostro, alzando su mano lo suficiente para acariciar su mejilla, repasando toda su extensión con el pulgar—. Esos idiotas solo me sobreprotegen, pero te juro que estoy bien.

—Te quiero, Baek —respondió sin siquiera pensarlo, cerrando los ojos al instante.

Tenía miedo, siempre había tenido miedo de que lo rechazara, de que lo echara, pero de pronto incluso tuvo miedo de perder aquellas manos que lo acariciaban, y aquellos labios que seguían jugueteando sobre los suyos, que seguían tentándolo, provocándolo, como si no supieran que besarlo era su parte favorita de tenerlo tan cerca, sus narices rozando, sus respiraciones mezclándose, y sus…

BaekHyun se alejó tan rápido que no tuvo más remedio que abrir los ojos, encontrándose con esa mirada que parecía tener incluso más miedo que él.

—¿Cómo quieres a alguien que no conoces?

Estaba seguro de que no era la primera vez que lo decía, él siempre había querido al menor, aún cuando no eran nada, aún cuando BaekHyun ni siquiera se volteaba a verlo, pero de pronto parecía como si Byun jamás lo hubiese escuchado, o como si le molestara hacerlo, como si la simple mención lo alarmara.

—¿Por qué dices que no te conozco? —preguntó de regreso, usando la mano que seguía en la pierna ajena para acariciarlo levemente, casi como si quisiera tranquilizarlo, casi como si quisiera calmar el montón de dudas que de seguro estaban confundiéndolo más y más.

—Porque apenas estamos hablando como gente civilizada —explicó con simpleza, sin mostrarse realmente enojado, y es que no lo estaba, jamás podría estarlo, pues sabía que ChanYeol era sincero aún si no entendía el porqué.

—Eso no tiene nada que ver —sonrió simplemente, negando levemente con la cabeza, alzando su otra mano para despejar la mirada del contrario—. Te conocí hace tres años, Baek, cuando apenas entré a la universidad, ¿o acaso ya lo olvidaste? —y BaekHyun no hizo más que negar, lentamente, bajando la mirada al descubrir que sus mejillas empezaban a sonrojarse—. Fui a la casa de YiFan, tu casa, y estabas en pijama cuando te vi, demasiado concentrado en la conversación que tenías por teléfono. Recuerdo que corriste a tu cuarto apenas me viste.

—Era tímido —intentó excusarse, sin mucha efectividad. ChanYeol lanzó una suave risita antes de tomar sus mejillas con ambas manos, alzando su rostro lo suficiente para que sus miradas se volvieran a conectar.

—Todavía lo eres, pero no te das cuenta —sonrió nuevamente, acariciando los pómulos ajenos como si quisiera enfatizar el tono rojizo que habían tomado—. Un idiota te rompió el corazón y creíste que lo mejor era empezar a actuar como un chico rudo, cuando la verdad es que sigues siendo un hombre dulce y sentimental que creyó que su ropa negra ocultaría su verdadero rostro.

—No creo que…

—YiXing era un imbécil, siempre lo odié —continuó con su discurso, sabiendo perfectamente que BaekHyun solo seguiría escondiéndose detrás de cualquier excusa que encontrara—. El muy idiota se creía la gran cosa por estar contigo, viéndome como si hubiera ganado, pero jamás pensé que te lastimaría tanto. No sé qué te hizo, ni por qué te cambió tanto, pero te juro que podría ir a golpearlo hasta que entienda que nadie tiene derecho a lastimarte.

—¿Quieres que me enamore perdidamente o que te odie aún más? —susurró sus palabras, odiando el nudo que ya se había instalado en su garganta, y en su pecho, dificultándole la respiración.

—Quiero que entiendas que jamás sería como él —corrigió sin más, todavía serio, usando su pulgar para limpiar la única lágrima que BaekHyun dejó escapar—. Sin importar qué te hizo, quiero que sepas que yo jamás te haría llorar, porque verte sufrir es lo último que quiero. No de nuevo.

—Lo sé —murmuró apenas, su voz entrecortada, y una lágrima cayendo, otra más, haciéndolo lucir tan indefenso que ChanYeol lo aferró a su cuerpo por simple instinto, llevando las manos hasta su cabeza para arrullarlo ligeramente—. Yo sé que no eres así, siempre lo he sabido.

—¿Entonces por qué seguías huyendo de mí? —preguntó al fin, también con dificultad, inhalando la fragancia de BaekHyun como si fuera la última oportunidad que tenía para hacerlo: primero con calma, y luego con simple anhelo.

—¿Quieres ir a casa? —suspiró finalmente, alejándose del cuerpo ajeno solo porque necesitaba ver sus ojos, no conocía otra forma de decirle a ChanYeol que estaba ahí, que estaban juntos, que no se iría, y que aún tenía tantas cosas que decir—. Es una historia demasiado larga, y yo…

—Vamos —respondió con simpleza, estirando una de sus manos para entrelazarla con la ajena, sus dedos encajando a la perfección, al igual que sus narices, y sus labios, pues lo único que necesitaba –al menos en los próximos segundos– era tener certeza sobre lo suyo, sobre su relación, incluso si todavía no le asignaban un verdadero nombre.

Y es que, mientras pudiera sostener su mano calle abajo, ¿qué importaba la estúpida etiqueta?

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now