017. Capítulo diecisiete

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BaekHyun le gustaba, sí, demasiado, pero rara vez lo había perseguido, solo por una u otra cosa puntual –como preguntarle por qué jamás lo había llamado ChanYeol–, pues sabía mejor que nadie que su ánimo era volátil, por no decir inestable, y es que era más probable que se ganara un par de insultos coléricos a que consiguiera un saludo sincero o una simple sonrisa de su parte.

—Buenos días, Byun.

Aún así lo intentaba, siempre lo intentaba, procurando guardar la distancia suficiente para tantear el terreno que estaba invadiendo –porque sabía que BaekHyun lo veía así–, fijándose en cada gesto que hacía y en cada mirada que le daba, en esa forma poco sutil en que observaba todo su cuerpo, siempre con desdén, aunque no por eso con menos deseo.

¿Cuánto tiempo más tenía que esperar para que aceptara sus sentimientos?

—Lo único bueno es tu culo —resopló en respuesta, volviendo a concentrarse en el plato semi vacío que tenía frente a él.

Sentía lástima de los pocos granos de arroz que le quedaban, pues la carne había desaparecido hace minutos, y ni hablar de las verduras que casi no había disfrutado, tragándolas como si no hubiera comido por semanas. La verdad es que no sabía por qué había almorzado tan rápido, el receso de una hora recién había empezado, pero sospechaba que ChanYeol tenía algo que ver, pues bastó escuchar su voz para querer salir corriendo.

No quería hablar con él. No de nuevo.

—Creí que no tenía culo —bromeó en seguida, bastante consciente del poco ánimo que cargaba BaekHyun, bastaba con ver la forma en que alejó su bandeja de sí mismo para adivinar que no quería absolutamente nada.

—Que tu ego sea inmenso no significa que tu culo sea inexistente, o sea sí lo es, pero tú sabes —se defendió sin más, girando su cuerpo lo suficiente para ver a ChanYeol, el chico seguía mirándolo desde atrás, sus brazos cruzados incluso si sus ojos lucían cálidos—. Es decir, lo he tocado.

—Y vaya que lo has tocado —carcajeó entonces, sonando tan sincero que el menor no pudo ocultar la sonrisa que se dibujó en su rostro, aunque sí que la borró cuando el mayor se dejó caer en la silla junto a él, tomando su plato para devorar la poca comida que había dejado.

—No me hagas recordar al BaekHyun acosador, por favor —bromeó con el ceño levemente fruncido, sabiendo que mencionar aquel detalle solo significaba recordar el par de muchos besos que se habían dado. No salían de su mente incluso si luchaba por sacarlos.

Los suaves labios ajenos, su calidez, su cariño, esa pasión que se combinaba tan bien con la delicadeza, con el cuidado, con ese afán de protegerlo incluso si los dientes de ChanYeol no tardaron en morder su labio inferior, succionando, complaciendo, pidiendo más.

Aún quería darle más.

—¿Eso significa que no me volverás a tocar? —preguntó como si la deducción realmente lo ofendiera, inclinándose lo suficiente para toparse aquellos ojos que parecían ausentes—. Creí que era tu parte favorita del día.

—Era tu parte favorita del día —enfatizó el adjetivo, apuntándolo con su dedo incluso si sabía que no era de buena educación hacerlo.

—Puede que tengas razón —sonrió de medio lado, intentando lucir firme incluso si BaekHyun lanzó un suspiro que lo preocupó más de la cuenta, recordándole cómo había empezado la conversación.

BaekHyun se adelantó a cualquier pregunta que pudiera hacer.

—Ya tengo la calificación del examen.

—¿En serio? —Sus ojos brillaron, alegres, contentos, ilusionados; o así estaban hasta que Byun dejó ir otro suspiro, asintiendo con poca gana—. No me digas que te fue mal.

—Por el contrario —exhaló de nuevo, todavía molesto, cruzándose de brazos antes de bajar la mirada—. Me fue tan jodidamente bien que, no solo tendré que agradecerte, sino que también tendré que ser bueno contigo.

—¿Eso te tiene así? —soltó una risita apenas audible, casi para sí mismo, o eso pretendía hasta que BaekHyun asintió y rodó los ojos, sacándole una escandalosa carcajada.

—No quiero que te alegres de verme —reclamó entonces, inflando levemente las mejillas, casi como si se tratara de otro de sus berrinches infantiles.

—Siempre me alegra verte —corrigió en seguida, tomándose el atrevimiento de llevar el flequillo del menor por detrás de su oreja, ya por segunda vez desde que se habían besado, y es que todavía no sabía qué privilegios tenía desde entonces, si es que al menos tenía uno, pues ignorar el tema parecía más fácil que afrontarlo.

—Eres un cursi de mierda —escupió con cierta burla, aunque sonriente, sonrojándose lo suficiente para que ChanYeol lo notara, incluso si BaekHyun luchaba por mantenerse firme—. Todo un tsundere.

—Sabes que así te gusto, bebé —canturreó por simple instinto, guiñando un ojo antes de alzar su mano y tocar los labios ajenos, acariciándolos apenas. Tenía tantas ganas de besarlos.

—¿Lo dije? —cuestionó con la voz temblorosa, entiéndanlo, se le dificultaba tragar.

ChanYeol simplemente negó, cada vez más cerca de él, esbozando cierta sonrisa juguetona que se borró apenas BaekHyun cerró los ojos con fuerza, casi con temor, obligándolo a retroceder sobre sus propios pasos. Su mano dejó de tocarlo, sus dedos ya no lo acariciaban y su respiración no lo abrazaba, no había nada, solo el vacío de haber perdido una oportunidad que no se volvería a dar.

—Necesitamos hablar —fue lo único que dijo, casi con molestia, logrando que el menor abriera sus ojos de par en par.

No, eso no era buena idea. Mientras que su lado emocional deseaba al mayor con desesperación, su lado racional seguía diciéndole que se alejara.

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now