018. Capítulo dieciocho

887 119 1
                                    

—¿Sobre qué?

Tragó saliva al preguntar, removiéndose en su lugar con toda la incomodidad que sentía, el nerviosismo obligándolo a morder su labio inferior, sin mucha piedad, enrojeciendo la zona que ChanYeol solo observaba, todavía serio, soltando un suspiro que hizo que el cuerpo del menor se tensara aún más.

—Lo sabes.

Claro que lo sabía, lo tenía más que claro, apenas había podido conciliar el sueño por culpa de esa tontería, como si realmente importara que se hubiera dejado controlar por sus emociones, por sus impulsos, por esa pasión que volvía a remover sus entrañas y a empujarlo un poco más cerca del mayor, incluso si había tomado distancia, logrando que la respiración ajena erizara cada centímetro de su piel.

—Fue solo un beso.

Pero BaekHyun sabía que no era cierto, incluso si se había mostrado firme al decirlo, y es que los latidos de su corazón perdían la razón de solo recordarlo, yendo con tanta velocidad que tenía miedo de sufrir un paro cardíaco o algo por el estilo. Además, no era como si los profundos ojos de ChanYeol fueran de mucha ayuda.

—Sabes que no fue solo uno —sonrió de medio lado, desviando su mirada el tiempo suficiente para exasperar al menor, quien estaba a punto de gritarle que no jugara con su paciencia, sabía que diría algo más—. Y me gustaron, no tienes idea de cuánto me gustaron.

Oh, claro que lo sabía, lo sabía incluso mejor que Park, incluso mejor que sí mismo, tuvo que lamer sus propios labios para ser consciente de que anhelaba el roce de los contrarios, esas caricias que le habían dado, esa gentileza con que lo habían dominado.

Mierda. Había sido completamente dominado por Park ChanYeol.

—¿Quieres que halague a tu lengua o algo así? —dijo en cambio, un poco –demasiado– a la defensiva, alzando una ceja para demostrar que seguía siendo el mismo chico seguro y confiado que había sido hasta antes de la cita, cuando la verdad era que sus muros estaban cayendo poco a poco, aunque más rápido de lo que le gustaría.

—No —cortó en seguida, su tono siendo un poco burlón, podía ver claramente aquella llama que seguía encendida en los ojos del menor, como si extinguirla fuera imposible. No quería que pasara, de todos modos—. Quiero que me digas si puedo seguir haciéndolo.

—No.

Directo, claro y conciso. Había dado lo mejor de sí para lograrlo, recurriendo a la poca firmeza que le quedaba. El problema es que había sido un paso demasiado apresurado para la mala suerte que tenía, apenas pasó un segundo cuando YiFan ya estaba frente a ellos, tomando asiento como si hubiera sido invitado y, peor aún, observándolo con tanta desaprobación como sentía.

Sí, él también estaba un poco decepcionado de sí mismo.

—Él no sabe lo que quiere —empezó a hablar como si siempre hubiera sido parte de la conversación, paseando su vista de uno a otro—. Cree que sí, que es bueno alejarte, pero definitivamente no sabe lo que quiere.

—¿Pero qué mierda haces aquí? —masculló con molestia, enderezando su postura –que no sabía cuándo había torcido hacia ChanYeol– para enfrentar al hombre que mordía ese sándwich que no había notado hasta entonces.

—JongIn me dijo que no viniera, pero estaba cansado de ver desde allá.

Y esa información fue suficiente para que ambos voltearan hacia donde YiFan apuntaba, justo detrás de ellos, encontrándose con un cuarteto de idiotas que había estado viéndolos con atención, aunque claro que fingieron –sin mucha astucia– que jamás lo habían hecho, desviando sus miradas hacia sus platos vacíos.

Lo esperaban de MinSeok, tal vez de SeHun, ¿pero JunMyeon y JongIn? ¡Eso era el colmo!

—Deja de ser tan cortés —interrumpió el extranjero, obligándolos a voltear nuevamente hacia él, quien los veía con los brazos cruzados y la misma mirada desaprobatoria de antes—. Si quieres besarlo, solo hazlo. BaekHyun lo agradecerá después.

—Cuando aprenda a tener modales —bromeó por simple inercia, ladeándose lo suficiente para sonreírle al chico que seguía viendo a YiFan con enojo, con firmeza, como si de pronto estuviera advirtiéndole que se fuera o las cosas en serio resultarían mal.

No sabía quién, pero alguien saldría lastimado.

—Y cuando aprenda que no todos los hombres son malos —concluyó el extranjero, importándole poco el insulto que BaekHyun soltó justo antes de ponerse de pies, tomando su bandeja con tanto enojo que sus puños se volvieron blancos y sus labios se convirtieron en una delgada línea.

Pero ChanYeol ni siquiera pensó en seguirlo, pues de pronto le importaba más cualquier información que pudiera darle YiFan, quien entendió que la había cagado un poco tarde para escapar.

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now