013. Capítulo trece

1K 140 3
                                    

Park ChanYeol era apuesto, increíblemente apuesto, pero él intentaba ignorar lo evidente. Jamás le había preocupado la apariencia de las personas, a decir verdad, y que el chico fuera tan hermoso solo le causaba más escalofríos en el cuerpo, más ganas de huir. Su mirada seria, sus labios rosados, su dedo en el puente de su nariz y ese flequillo alborotado que caía con tanta gracia a cada lado de su rostro, haciéndolo lucir incluso más perfecto de lo que ya era en condiciones normales.

«Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.»

No sabía cómo acercarse a él, no sabía cómo interrumpir la conversación que mantenía con sus amigos –sí, los cinco chicos que eran amigos de ambos– y tampoco sabía cómo bajar un poco su ego, volver a pedirle perdón era lo último que quería hacer, mas sabía que era totalmente necesario, pues ChanYeol era una buena persona y no merecía que lo tratara como un estropajo cualquiera.

«Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.»

Soltó un suspiro antes de simplemente acercarse al grupo, fingiendo que prestaba atención a la historia que contaba SeHun cuando en realidad solo podía pensar en lo idiota que estaba haciendo, ese semestre más que cualquier otro. Se había esforzado tanto por conquistarlo que la situación simplemente le frustraba más y más, llevándolo hasta los límites que jamás había planeado alcanzar.

Sus brazos apenas chocaron, pues BaekHyun no sabía de qué otro modo llamar su atención, y estuvo cerca de golpearlo cuando ChanYeol simplemente lo ignoró, todavía atento a la aventura de SeHun, pero entendió que el mayor no se lo haría tan fácil cuando era el único que se estaba arrastrando, para bien o para mal, mientras que él no hacía más que pisotearlo y pisotearlo.

«Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.»

La primera alternativa era hablarle frente a todos y darle más material a sus amigos para que analizaran la tensión que había entre ambos, mientras que la segunda era simplemente tomar su brazo y alejarlo un poco del resto, esperando que ChanYeol fuera tan gentil como siempre y aceptara su silenciosa petición, cuando la verdad era que tenía todo el derecho de gritarle que no lo tocara o que lo dejara en paz, pues sabía que se lo había ganado.

Optó por susurrarle.

—¿Podemos hablar?

Nada, primero no hubo nada, ni siquiera un gesto que le demostrara que lo había escuchado, ninguna mirada, ninguna palabra, nada; hasta que de pronto simplemente se despidió de sus amigos y empezó a caminar a la salida de la universidad, sus pasos firmes, y eso quizás le advirtió que no tenía mucho ánimo de hablar, o que lo estaba poniendo a prueba, pues lo siguiente que hizo el menor fue decirle a YiFan que se iría solo a casa y abrazar fervientemente al resto, luchando por no ser evidente cuando empezó a seguir a ChanYeol.

Lo alcanzó un par de calles más abajo, ya sabiendo el camino que tomaba cada tarde.

—Pensé que tardarías más —sonrió sin siquiera voltearse a verlo, reconociendo sus pasos apresurados y su respiración irregular, dando por hecho que BaekHyun lo había alcanzado.

—Pensé que no me esperarías —respondió con dificultad, y quizás con alegría, amando el lado paciente y acogedor que tenía ChanYeol, pues él era tan impulsivo e irascible que ni siquiera se estaría dando otra oportunidad, menos cuando había desperdiciado tantas.

—No soy tan malo —susurró con modestia, demasiada modestia, pues ambos sabían que no era así, ambos lo tenían más que claro, pero recalcárselo al menor solo parecía una forma de torturarlo un poco más, y lo peor era que esa ni siquiera era su intención.

«Tan, pero tan perfecto.»

—No lo eres —suspiró sin más, rodando los ojos una vez que ChanYeol se giró a verlo con asombro, luchando porque sus insultos se quedaran dentro de su cabeza, pues su enojo estaba a flor de piel y lo último que necesitaba era volver a dañar al mayor—. Y no me mires así, por favor.

Silencio, era la segunda vez que ambos se sumían en ese extraño silencio, tan incómodo y acogedor al mismo tiempo, tan disruptivo, y molesto, pero tan jodidamente hermoso. Sus ojos fijos en los otros, sus respiraciones más pausadas de lo habitual, más tranquilas, más relajadas, mientras que sus cuerpos permanecían inmóviles y sus manos picaban por tocar algo más, algo ajeno, algo que los uniera un poco más.

«Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.»

—¿Sobre qué querías hablar?

ChanYeol percibió su nerviosismo incluso antes que él mismo, desviando su mirada al mismo tiempo en que volvía a caminar, dándole la espalda, aunque sin ser grosero, pues sus pasos eran tan calmados que BaekHyun comprendió que lo estaba invitando a hacerle compañía, incluso si sus casas quedaban en direcciones opuestas, y a quién le importaba ese detalle cuando había tantas cosas que aclarar.

—Acepto tener una cita contigo —soltó sin más, casi ahogándose con sus palabras, y con su saliva, pues tragó con tanta fuerza que ya se veía tosiendo sobre el rostro que de nuevo veía en su dirección, los labios ajenos tan separados como podían.

—¿Qué?

—Solo será una, y sin compromiso —sentenció de inmediato, usando su dedo índice para apuntar al mayor, importándole poco que nuevamente se hubieran detenido en mitad de la acera, viéndose como si fueran los únicos seres humanos en el mundo, y es que de pronto parecía como si realmente lo fueran—. Si me gusta, bien, y si no, bien también.

—BaekHyun, no es necesario que te presiones. En serio puedo esperar.

—No te pongas cursi ahora, ¿sí? —casi lo regañó, odiando los ojitos que lo veían con tanta amabilidad que lo hipnotizaban más de la cuenta, brillaban tanto como si escondieran a la mismísima noche, con cierta luna resplandeciendo en medio de miles de estrellas—. Siento que voy a vomitar arcoíris o algo así.

—Tú no cambias —sonrió ampliamente, negando con la cabeza como si hubiera sido la broma más divertida del mundo, y es que quizás extrañaba esa faceta del menor.

—Espero que tú tampoco lo hagas —sonrió de regreso, luciendo más sincero que nunca, y es que ya estaba despeinando la melena del mayor y guiñándole un ojo, dispuesto a retroceder al menos un paso—. Nos vemos.

Pero ChanYeol simplemente alzó un brazo, justo por delante de su cuerpo, deteniéndolo incluso si no estaba tocándolo.

—¿Por qué siempre huyes?

Una pregunta, solo eso.

Una respuesta, ni más ni menos.

¿Acaso era necesario que siguiera mintiendo?

—Porque me aburro de verte la cara —respondió con simpleza, sacando su lengua lo suficiente para lucir infantil, y acorralado, pues ChanYeol sabía que solo lo mostraba esa parte de sí mismo cuando ya no sabía qué más hacer, cuando se le acababan las opciones, cuando la situación lo abrumaba tanto que su única reacción era mostrarse carente de argumentos.

—Este sábado tendrás que acostumbrarte —esbozó su mejor sonrisa al hablar, bajando su brazo al notar que BaekHyun había entendido su mensaje, al menos lo suficiente como para no salir corriendo sin antes oír lo que tenía para decirle—. Pasaré por tu casa a las siete.

—Qué jodido cliché —carcajeó para sí mismo, sin sonar grosero, en serio le causaba gracia la situación, especialmente si recordaba que ChanYeol había sido el primero en llamarlo cliché a él—. ¿Usarás un Jeep o una moto?

—¿Un convertible está bien para ti? —continuó con la broma, sonriendo de tal forma que sus ojos se convirtieron en dos líneas que derritieron el corazón de BaekHyun, recordándole que había estado a punto de irse.

—Que sea rojo —sugirió finalmente, volviendo a revolver el cabello ajeno antes de simplemente huir en dirección opuesta al mayor, importándole poco si ChanYeol tenía algo más que decir, pues aún tenían toda la semana por delante.

Sí, aún restaban cinco días para que se preparara mentalmente, ya que no sabía cómo sobreviviría a una cita con su eterno rival.

«Mierda, mierda, y más mierda.»

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now