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𝐌 𝐄 𝐃 𝐄 𝐀

Lo primero que pensé cuando me enteré que me habían nominado a un Emmy en la categoría de Mejor Actriz de Miniserie fue que no debía cagarla.

Debía escribir dos discursos, uno por si ganaba y otro para decir a la prensa si no, luego buscar un acompañante, prepararme, e ir y disfrutar la velada sin decir algo fuera de lugar.

Bueno, nada había salido como yo quería.

—Repíteme una vez más porqué no llamaste a tu estilista —dijo mamá una vez que me vio en mi vestido—. Creí que habías comprado ese vestido de Versace para este evento.

Le di a mi hermana Vidia una mirada de socorro, no me atrevía a hablar.

—Sí, pero éste le resultó más cómodo —respondió por mí.

—No está a la altura de los premios Emmy —terminó por decir y con disgusto desvió la mirada.

Suspiré entre agradecida e irritada. Si mamá se llegaba a enterar que este vestido era de mi hermana porque se nos había olvidado ir a recoger el de Versace me mataría. 

El timbre sonó por el apartamento. Ya había llegado mi vehículo.

Mi madre, aún molesta por el tema del vestido, se acercó a mí para abrazarme y de paso intentar repasar mi cabello con sus dedos. Estaba suelto y liso, ¿qué cojones había que arreglar?

—Estaré viéndote llegar a la alfombra roja —sonrió.

Asentí en silencio y le hice un ademán a mi hermana para que me acompañara hasta abajo. Si iba sola el vehículo terminaría por llevarme a la clínica en vez de al evento. 

—¡Adiós mamá! —grité bajando la escalera cuidando de no caerme.

—¡Shh! —siseó mi hermana— Se te oirá lo borracha. 

Cubriéndome la boca para que no se oyeran las carcajadas, llegamos al primer piso. La camioneta estaba estacionada frente al portal del edificio, Joel, mi conductor personal, estaba apoyado contra ella esperándonos. Apenas me vio fue hasta mí para socorrerme y meterme al auto.

—¿Bebió? —preguntó a Vidia confundido.

—¡Fue un accidente! —exclamé sentándome— ¡Lo digo en serio!

Vidia se acercó, me puso el cinturón y besó mi frente con cariño. 

—Eres una idiota, ¿lo sabes? —reí, dejó en mis manos un sándwich junto con una manzana— Por favor come antes de llegar o mamá enloquecerá.

No tardé en engullirme el sándwich en la boca, estaba hambrienta. Ahora era ella quien reía. 

Se despidió con la mano y se alejó del auto, se veía preocupada. No pude evitar sentirme un poco culpable, ella ya tenía suficientes problemas en los que pensar como para yo sumarle otro. Al menos sería una buena anécdota.

—¿Hay que pasar a buscar a su acompañante, señorita? —preguntó Joel mirándome por el retrovisor.

—¡Vidia no quiso venir conmigo, ¿puedes creerlo?! —exclamé, rodó los ojos divertido.

—Cuanta traición en su familia —bromeó—. Seguro le irá bien, ¿preparó un discurso?

Abrí los ojos como platos y me removí por la camioneta buscando los papeles. Di vuelta mi bolso por completo. Ningún papel se veía entre todo el desorden que dejé en los asientos.

—¡Coño, se me quedaron!

—¿Quiere que de la vuelta? —negué.

Ya no podía volver, ya estaba por llegar tarde, si lo hiciera aparecería después de que den los premios.

more than a woman; sebastian stanWhere stories live. Discover now