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𝐌 𝐄 𝐃 𝐄 𝐀

Entré al recinto buscando el galpón correcto, una vez que vi el número 320 supe que lo había encontrado.

Tomé una bocanada de aire y entré llamando la atención de los presentes.

Habían cerca de diez chicas esperando a que las llamaran para probarse ante el director de casting. Vi que algunas de ellas murmuraban entre sí, podía entender mi nombre entre sus siseos.

Tragué el nudo de mi garganta y busqué un asiento libre, justo entre dos chicas cercanas a mi edad. Ambas muy atractivas y con un semblante preocupado. La de la izquierda repetía el diálogo que sostenía en sus manos temblorosas mientras que la de mi derecha miraba a la pared mientras enredaba su chicle en su dedo.

Intenté disimular mi expresión de asco. Supongo que todos respondían al estrés de distinta forma, yo no era quién para juzgarla por hacerlo con un chicle y mordidas ruidosas.

La chica de la izquierda soltó un gruñido, parecía que le estaba costando.

—Quizá sea mejor que no te las aprendas de memoria —hablé, me miró con el ceño fruncido.

—Es el diálogo, debo aprenderlo —respondió como si fuera obvio.

—No lo veas como un libro que tienes que aprender, sino como una persona que interpretar. Busca lo que intenta decirte con su diálogo, lo que intenta mostrar y luego represéntalo a tu manera. Los personajes con los que uno suele identificarse no vienen de un texto, vienen del actor, de su manera de mostrarlo.

Llamaron a una chica, ésta me sonrió sincera y se puso de pie, le tocaba a ella.

—Gracias, significa mucho viniendo de una actriz como tú —alcé las cejas sorprendida.

—Suerte.

Con un ademán se dirigió a la sala de castings.

Estuvo dentro unos diez minutos, una vez que salió me sonrió, levantó sus pulgares y se fue complacida. Supongo que le había ido bien.

Terminé por ser la última. Había esperado poco más de una hora, curiosa porque la mayoría de las chicas que salían de esa sala se veían felices, ¿tan sencillo era interpretar a esta personaje?

—¿Medea Vandi? —oí una voz femenina diciendo mi nombre, me puse de pie un poco ansiosa y fui hasta la sala por la que habían pasado las mujeres anteriores.

Claro que estaba nerviosa, no había hecho una audición en más de medio año y no me habían dado ninguna pista de cómo deseaban que el personaje se desarrollara. Aquí era un ganar o perder, no había un a medias.

Cuando entré saludé a las cinco personas presentes, Neil Marvins, el director y uno de los guionistas, Julia Cole, Stefan Lanagan y Andy Domeier quienes eran los encargados del casting, y por último Terri Martin, la productora ejecutiva.

—Perdónanos por dejarte de última, estamos esperando a Stan, pero se topó con mucho tráfico —les miré confundida.

—¿Sebastian vendrá?

—Claro, él mismo insistió en que quería representar la escena contigo, ansiamos ver tu audición —dijo Neil.

—Soy gran fan de tu trabajo, tu papel en Women of the Century fue maravilloso —opinó Terri, sonreí agradecida.

—Totalmente cierto, tienes una manera de gestualizar lo que el personaje siente que no suele encontrarse fácilmente —le agradecí a Andy sintiendo como mis mejillas se tornaban cada vez más rojizas.

more than a woman; sebastian stanWhere stories live. Discover now