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𝐌 𝐄 𝐃 𝐄 𝐀

—¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó.

—Seb, no hagas esto, por favor. No te preocupes de algo que no te influye.

—Sí lo hace, Medea —suspiré cansada—, lo hace porque eres mi amiga y tienes algo que no has hablado con nadie. Algo serio. ¿Desde hace cuánto tienes esto guardado?

—Desde hace cuatro años —admití, me miró sorprendido.

—¿Cuatro años ocultándolo? ¿Por qué? —cuestionó sin comprender.

—Porque... no lo sé. No quiero hablarlo, por favor.

Mantuvo su mirada sobre mí unos segundos más hasta que levantó las manos en señal de rendirse. Tomé un trago largo de la botella y comí unas cuantas papitas.

—Me cuesta mucho sobrellevar las críticas —habló de pronto—, agradezco las de las personas que conozco, pero las de extraños en internet me hacen la vida imposible. Es molesto, ¿sabes? Como personas que no he visto en mi vida pueden meterse de esa manera en mi mente.

Asentí en silencio, no quería interrumpirle.

—Me gusta mucho interactuar con los fans, hacer lives y subir historias hablando, pero dejé de hacerlo porque esos comentarios juzgando todo lo que hago no me dejan dormir por las noches —bufó—. Obtuve el papel de Tommy Lee y en vez de alegrarme solo pienso en qué dirán cuando se enteren que yo lo interpretaré.

—La gente es tonta a veces, Seb. Siempre tendrán una opinión, es como si tomara... —su voz me interrumpió.

—... un papel de la derecha y lo pusiera en la izquierda, alguien va a tener algo qué decir sobre ello —terminó por mí haciéndome reír.

—Alguien me escucha parece —sonreí.

—Siempre te escucho, pero eso en particular nunca se me olvidó. Lo recuerdo cuando me siento muy abrumado, me reconforta.

Una sonrisa de ternura se me escapó.

—Me alegra saber que te ayuda, y oye, serás grandioso como Tommy Lee, te veo y pienso que estoy en una cita con él de tanto que te pareces —bromeé.

—¿Así que esto es una cita? —inquirió divertido.

—Quizá sí, quizá no —reí con él—. ¿Cuándo empiezan las grabaciones?

—Bueno, deberían empezar la próxima semana, pero como estaré aquí cinco días y en Rumania seis, mis escenas se aplazarán.

—Vaya, un hombre ocupado —me burlé.

—Sí, apenas llegue a Nueva York haré una maleta y tomaré un vuelo a Los Ángeles.

—Espero que no me olvides solo porque estaremos en distintos lugares —aunque sonara como broma, algo de cierto tenía.

—¿Tan fácil crees que eres de olvidar? —reí.

—Para Sebastian Stan quién sabe —negó con una sonrisa.

—Medea... debo preguntarte algo —le miré curiosa— ¿Por qué llevas soltera tanto tiempo? —alcé las cejas sorprendida, no me esperaba que preguntara algo así.

—¿Por qué quieres saber eso? —dije en una risilla.

—Es que, no sé, te veo y por más que quiera hallar, no encuentro nada que no me guste de ti.

Sentí mis mejillas ruborizarse. Me pasaba lo mismo, a mis ojos, incluso sus pocos defectos me encantaban.

—Me cuesta creer que lleves años soltera porque no hay hombre que te quiera, incluso me parece una idea ridícula.

more than a woman; sebastian stanOnde histórias criam vida. Descubra agora