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𝐌 𝐄 𝐃 𝐄 𝐀

Me desperté apenas oí ruidos fuera de mi cuarto, creo que venían de la cocina.

Gruñí dándome vuelta por la cama. No sabía quién era, pero nada me importaba más que seguir durmiendo. Intenté ignorarlos, pero aparecieron en mi cuarto con sus voces chillonas y pasos corriendo.

—Reese, estate quieto —la voz de mi hermana se escuchó, trató de murmurar para no despertarme, pero ya era muy tarde.

Dejé salir un bostezo y me senté en la cama un poco adormilada, Reese la escaló hasta venir a molestarme. Le sujeté de la cinturita y empecé a rodarlo sobre la sábana haciéndolo reír.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Vidia y se acercó a la cama con una bandeja de comida.

—Sabes que no era necesario —hice un mohín y la abracé—. Gracias, V, ¡y gracias a ti, mocoso! —llené sus cachetes regordetes de besos.

Vidia se sentó de piernas cruzadas sobre la cama y yo me apoyé contra el respaldo del muro, acomodé mi bandeja sobre mis muslos y vi la carita feliz que le había puesto a los waffles con crema. Me dispuse a comer.

—Treinta y tres años eh, que eres una abuela.

—Tienes un hijo y un marido, eso automáticamente te hace más vieja que yo —me burlé.

—¡Vieda! —gritó Reese de pronto intentando decir "vieja".

—No deja de repetir palabras, Medea, ¡no habla por sí solo! —extendí mi mano hasta los rulos de mi sobrino y le acaricié, se había desconcentrado con el control de la tele.

—Vamos, Vidia, que tiene dos años, ¿para qué apresurarle? Es sano, curioso y apenas llora, yo me conformaría si fuera tú —reí, pero su expresión preocupada no se iba— ¿A Marcus también le inquieta que no hable?

—No sé, no lo hemos hablado —fruncí el ceño—, pero vale, no me asustaré aún. ¿Qué harás hoy?

—Supongo que almorzar obligada con mamá como todos los años, pasear por la ciudad, ir al cine. Lo de todos los años supongo.

—¿No te juntarás con tus amigas? —suspiré.

—Han estado muy ocupadas, no quiero quitarles de su tiempo, además, me hará bien salir por mí misma —Reese gateó hasta recostarse a mi lado y jugar con mi pelo— ¿Puedo llevarme a Reese?

—Claro que sí, estoy segura de que te alegrará, nadie se resiste a esa carita.

Le di una mordida a mi waffle y tomé mi celular para revisar mis notificaciones.

—Mamá no me pidió que nos juntáramos, raro, ¿no?

—¿No te escribió?

—Solo que me desea feliz cumpleaños... nada de usar la carta de que nunca la visito para que acepte almorzar con ella —frunció el ceño.

—Bueno sí, es un poco raro. ¿Papá te escribió?

Asentí leyendo el mensaje de papá. Decía que ya estaba por volverme canosa como él, que me apresurara en tener hijos porque mis óvulos se están arruinando y podría parir a alguien como Vidia, y por último que esperaba con ansias que llegara junio.

Me metí a Instagram, tenía como mil mensajes y más de cien notificaciones. La mayoría de historias que habían subido mis amigos. Reí al ver la que subió Mackie, ¿por qué tuvo que elegir esa de cuando tenía veinticuatro y aún no sabía cómo vestirme o maquillarme?

—¡Vaya! —exclamé sorprendida al ver un post.

—¿Qué? —Vidia se estiró hasta ver la pantalla de mi celular— ¡¿Te subió a su perfil?!

more than a woman; sebastian stanWhere stories live. Discover now