°•Capítulo 55•°

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Narra Madison:

—¿Aún no te ha cogido el teléfono? —Le pregunto nerviosa a Danna.
—No, aún no —Responde triste.

Asiento nerviosa y camino hacia el sofá respirando hondo.

—James sabe lo que hace —Miro a Danna.
—Estuvo un tiempo desaparecido cuando estábamos empezado a conocernos —Danna asiente.
—Estuvo vendiendo con su padre, le obligó porque le debía dinero de la residencia de la universidad —Trago saliva.
—¿Será por lo mismo? —Le pregunto y Danna se acerca a mi.
—Puede ser, le deberá algo —Dice acariciando mi mejilla con una mueca.

Nos quedamos en silencio mirándonos, ninguna de las dos se cree lo que dice la otra, pero aún así sabemos cómo es James y sus cambios repentinos de actitud.

—Dentro de unas horas me iré a casa de mi madre, mi hermana está embarazada —Danna sonríe.
—Me alegro mucho por ella —No dudo en abrazarla.
—Que tengas un buen viaje —Me dice.
—Gracias —Le digo con una sonrisa.
—Te quiero mucho Madi —Me separo de ella.
—Y yo —Le digo con una mueca.

Camino hacia mi habitación viendo como la chica coge su chaqueta de cuero negra y camina hacia la puerta del apartamento, cerrando ésta lentamente.

Cojo una pequeña mochila y comienzo a meter un par de pijamas al igual que camisetas, estaba ansiosa por ver la reacción de mi madre ¿Tendrá la misma conmigo en un futuro? Miles de pensamientos invaden mi memoria, pero aún pienso en donde estará metido James.

Camino hacia la mesa pequeña que está junto a mi cama, tenía el móvil cargando y al encenderlo espero alguna respuesta de James, pero no había nada.

Termino de hacer mi maleta y escucho que alguien llama a la puerta de mi apartamento. Camino nerviosa y con muchas ganas de ver que James está bien y por fin ha vuelvo a casa.

—Hola Madi —Me dice Gabriel al abrir la puerta.

Mi rostro se cambia por completo y me cruzo de brazos.

—Tu hermana me ha dicho que Tyler no puede venir a recogerte pero me ha llamado a mí para que no tengas que coger un autobús —Me quedo en silencio y asiento.
—Esta bien, no me queda otra —Gabriel asiente.
—No te queda otra —Sonríe de manera sarcástica.

Ruedo los ojos mientras camino hacia mi habitación, meto la ropa que me falta en la pequeña maleta y en la mochila y salgo de mi habitación.

Gabriel se encontraba de brazos cruzados mirando cada parte de mi apartamento desde la puerta. Ya no me encontraba tan incómoda con él, era muy estúpida al no darme cuenta de cómo era en realidad Gabriel, aquel amigo de la infancia que siempre creí que iba a estar ahí para ayudarme, no para comprarse y estropear una amistad de años. 

—Listo —Me digo a mi misma cogiendo la maleta.

Miro hacia el armario de James, toda su ropa se encontraba ordenada perfectamente por mí, me fijo en una de sus camisetas negras, aquella camiseta que me dejó cuando fuimos por primera vez a esa playa solitaria que nos invadió completamente y nos hizo ser solamente uno.

—¿Estas lista? —Me mete prisa Gabriel.

Cojo aquella camiseta negra y la meto en la maleta rápidamente, la cierro de nuevo y camino el pasillo.

—Genial, vamos —Dice el chico saliendo del apartamento.

Cojo mis llaves, observo que todo está en orden y cierro la puerta con delicadeza. Me volteo para ver a Gabriel el cual me mira de arriba a abajo y entra en el ascensor. No me fiaba de él, cada día se comportaba de una manera diferente a la anterior.

El trayecto del edificio hasta el coche nos lo pasamos en silencio, pero este silencio es interrumpido por el ruido de las pequeñas ruedas de la maleta. Gabriel se ofrece a meter mi maleta en el maletero, pero estoy lo suficientemente capacitada para subirla yo misma, así le ahorro la amabilidad. 
Entramos al coche y cerramos la puerta a la misma vez, sabía que iba a ser un trayecto largo e incómodo asi que saco el móvil y entro en la conversación de James.

Estaré en casa de mi madre, mi hermana está embarazada y quiere darle la noticia todos juntos, espero que estés bien.

Apago el móvil y miro al frente mientras trago saliva.

—Asi que vas a ser la "Tita Madi" —Aquellas palabras me llevan de ternura pero continuo seria.
—Así es —Le respondo.
—¿Y que tal con James? —Sus palabras me duelen.
—Como siempre, bien —Le digo.
—Escuchamos ayer un portazo y la voz elevada de James —Niego
—Te has equivocado de vecinos —Gabriel niega.
—No me fiaría de James Madi, ha hecho muchas cosas de las que no sabes —Lo miro rápidamente.

Mis ansias de darle un puñetazo y que su cabeza choque con el cristal que tiene a su izquierda son demasiadas, pero no quiero tener ningún accidente. Aprieto los puños y miró hacia otro lado.

—No hablemos del tema de James, eres el menos indicado para hablar de cosas que has hecho a las espaldas —Gabriel se vuelve serio.

Un silencio incómodo envuelve aquel pequeño coche.

—Pondré algo de música —Asiento con una mueca sarcástica y miro hacia la ventanilla.

El tiempo en el coche con la música se pasa rápido, nos quedamos la mayoría del tiempo en silencio, solo hablamos varias veces para pedir alguna música o para hablar de algún estilo de música en general. Al llegar, mi casa estaba completamente blanca, mi hermana había llegado minutos antes y sale emocionada.

—Hola cielo —Me dice dándome un abrazo y mirando hacia Gabriel.
—¿Qué tal el viaje? —Nos pregunta haciéndome tragar saliva y meter mis manos en los bolsillos de mi pantalón.
—Largo —Decide decir Gabriel para romper la tensión.

Después de una agridulce bienvenida entramos en casa para no congelarlos por la nieve.

—¿Qué tal estáis? —Dice mi madre abrazando a Gabriel y más tarde a mí.
—¡Bien! —Decimos los dos al unísono con una sonrisa verdaderamente falsa.
—¿Bueno y por qué habéis venido todos? —Pregunta mi madre incómoda.
—Tenemos un pequeño regalo para tí, de parte de Tyler y mío —Dice mi hermana.

La chica agarra una pequeña caja de color blanco con un lazo dorado y la deja sobre la mesa. Mi madre se sienta en el sofá y todos la contemplamos impacientes por la noticia. Tyler y mi hermana se abrazan y yo no puedo evitarlos mirar feliz y desear el mismo futuro que ellos, con James.

Mi madre saca de la caja un pequeño body de bebe blanco y con unas letras negras las cuales ponían "Te quiero Abuela" no pudo evitar la emoción y se lanzó a abrazar a Tyler y a mi hermana los cuales lloraban de felicidad. No pude evitar soltar una sonrisa y alguna que otra lágrima mientras observaba la situación tan familiar y acogedora.

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Lo siento por este gran parón, no estoy pasando un buen momento y mi vida ahora mismo es una montaña rusa de emociones

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Lo siento por este gran parón, no estoy pasando un buen momento y mi vida ahora mismo es una montaña rusa de emociones. Os pido perdón y como siempre escribiré cuando me sienta bien.

Os quiero mucho❤️

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now