°•Capítulo 6•°

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Narra James

Al llegar a la habitación me siento junto a Madi. La miro con dulzura y delicadeza, toco su delicada mano y observo sus ojos cerrados.

—Necesito que te despiertes —Susurro.
—Que te des cuenta de que yo no soy el culpable de todo esto —Digo nervioso.
—Tu madre y Gabriel pagarán por lo que han hecho, estés despierta o no —Le doy un beso en su mano y acaricio su cabello.

Nunca antes había tenido aprecio o cariño por alguien, realmente no sabía lo que era el amor hasta que la conocí.
El sueño se apodera de mí, mis ojos empiezan a cerrarse y no puedo dejar de mirar a Madi.

«¿Y si despierta?» Ojalá lo hiciera, ojalá escuchar mi nombre en su delicada y firme voz, ojalá volver a ver aquellos ojos color miel.

—James... —Susurra alguien.
—James —Vuelve a susurrar mientras toca mi brazo.

Abro lentamente los ojos y puedo ver como es Anna.

—Otra vez no... —Gruño mientras estiro cada parte de mi cuerpo.
—Los familiares de Madi vendrán dentro de poco —Asiento mirando a Madi.
—Vuelve mañana ¿si? —La miro dolorido y esta solo se limita a soltar una mueca.

Cojo mi chaqueta y salgo rápidamente de la habitación, camino hacia el ascensor y enciendo mi teléfono mientras bajo por este.

¿Dónde estás?

Me escribe Dan, se me había olvidado devolverle el coche así que no me queda otra que ir a su fraternidad para devolvérselo.
Arranco aquel coche viejo y desgastado el cual hace ruidos espantosos. Pongo la música alta y puedo ver como la hermana de Madi y su novio bajan de su coche.

La saludo disgustado bajando rápidamente la música, la chica suelta una mueca y mira hacia su novio el cual me mira asustado y extrañado.
No le doy importancia y salgo de los aparcamientos a gran velocidad para llegar rápido a la fraternidad.

No sé si voy a ir a la universidad hoy. No estoy de humor y seguramente todo el mundo hablará sobre el accidente, los cotilleos corren como la pólvora en aquella universidad. Mi móvil suena y lo cojo mientras conduzco.

—¿¡Dónde demonios estás James!? —Gruño.
—Estoy llegando tranquila —Digo algo más calmado.

Cuelgo y conduzco más rápido para poder llegar antes.
Tardo cinco minutos y puedo ver como Dan, Drake y Colton se encuentran esperando.

—Vamos a llegar tarde —Gruñe Dan subiéndose al coche.
—Tranquila Dan —Dice Drake.
—No estoy de humor... —Toca su cabeza.

Un silencio se apodera de nosotros y trago saliva viendo la fraternidad de Madi.

—Espero que vuelva pronto, la casa está muy vacía —Respiro hondo y la miro desde el retrovisor.
—¿Has ido a verla? —Asiento tragando saliva.
—He dormido allí —Dan abre los ojos.
—¿Y no te han pillado? —Niego mirando a la carretera.
—Ten cuidado, no te metas en más problemas James, no puede enterarse su madre —Respiro hondo y asiento de nuevo.
—Nadie me va a impedir estar allí —Colton me mira.
—Puede denunciarte —Niego.
—No pienso seguir hablando del tema —Dan toca mi hombro desde atrás y suelta una mueca.

Me duele demasiado el cuello, aquella silla es muy incómoda y apenas he podido descansar. Los ojos me pesan un poco pero decido dejar aun lado todo lo que estoy sintiendo ahora.

Me duele que todo el mundo actúe como si no pasara nada. Las chicas de la fraternidad hablan con los amigos de Daniel y puedo ver como Hope y Sam no están así que seguramente habrá ido al hospital para ver a Madison.

—Hola guapo —Ruedo los ojos.
—Loren —Le digo en forma de saludo.
—Me he enterado de lo que le ha pasado a Madi —Dice con una sonrisa mientras mastica su odioso chicle.
—Es una lástima —Toca mi pecho y yo la miro enfadado, no la soporto.
—Pero bueno... Ahora que tienes mucho tiempo libre podemos... —Me retiro de ella.
—Supéralo Loren —Le respondo enfurecido viendo cómo Dan suelta una sonrisa.
—No sé como puedes estar enamorado de esa niñata —Dan se pone a mi lado viendo cómo estoy demasiado alterado.
—Creo que no es momento de hablar de Madi —Salta Dan al verme alterado. Aprieto los puños sin dejar de mirar a la chica.
—Te juro que como le vuelvas a decir algo... —Dan me separa de ella y puedo ver como el director pasa por mi lado.
—¿Ocurre algo? —Dice aquel hombre sin pelo y traje. Loren me mira enfurecida.
—Que te den James —Dice dándome un buen empujón y caminando hacia el interior de la universidad.

Respiro agitado viendo cómo Dan intenta tranquilizarme.

—Peleas de pareja —Dice con una gran sonrisa falsa al director el cual asiente y continúa caminando.
—Ha sido una mala idea venir —Puedo ver como todas las chicas de la fraternidad me miran al igual que los amigos de mi estúpido hermano.
—No James... —Me dice Dan.

Camino por el césped hacia los aparcamientos.
Miro a Lydia la cual me mira atenta, ojalá pudiese hablar con ella, ojalá pudiese echarle la culpa a alguien y que mi mente deje de torturarme por unos sencillos segundos en los cuales no aparezca la palabra "Culpable" en cada uno de mis pensamientos.

Entro en el coche y puedo ver como Lydia me había seguido, la chica entra al coche y cierra la puerta. Los dos miramos al frente pero no puedo evitar desviar la mirada hacia ella.

—Tú y Gabriel me habéis jodido —La chica me mira.
—Te lo mereces por todo lo que has echo —Aprieto la mandíbula.
—Yo no tengo la culpa, Madi está así por Gabriel, su madre y tú —La chica suelta una mueca.
—Si hubieses dejado a Madi en paz y te hubieses ido con Loren no estaríamos hablando de quién es el culpable —Tengo ganas de gritarle pero tengo que controlarme.
—Yo no tengo la culpa de sentir algo por ella —Aprieto los dientes y puedo ver como la chica se pone tensa.
—Solo digo que te lo mereces —Me acerco más a ella.
—¿Es porque te di plantón? —La chica se queda en silencio.
—No me jodas Lydia —Le digo enfurecido.
—No, no es por eso, en ningún momento te he querido que te quede claro —Suelto una sonrisa.
—Estoy enamorada de Gabriel —Ruedo los ojos.
—Gabriel va a pagar por lo que ha hecho—La chica traga saliva.
—¿Eso es una amenaza? —Niego.
—No tengo tiempo para eso —Puedo ver como la chica me mira asustada, sabe cómo soy y lo peligroso que puedo ser.

Nuestras miradas están fijas y puedo sentir como el miedo corre por sus venas y hace que se quede sin voz.

—¿En qué piensas Lydia? —La chica gruñe y abre la puerta del coche.
—Te odio, no te imaginas cuánto —Me siento orgulloso pero la mueca no me sale solo una mirada de odio pleno hacia aquella asquerosa pelirroja que me ha jodido y muy bien.

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Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Where stories live. Discover now